Gianni Vattimo: "El cuerpo es escenario de la libertad"
El fil¨®sofo italiano pronunci¨® ayer una conferencia en Madrid
Gianni Vattimo, que ayer pronunci¨® una conferencia en Madrid, se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en un punto de referencia frecuente dentro de la filosof¨ªa del sur de Europa. Su nombre es asociado a dos expresiones que han hecho fortuna: pensamiento d¨¦bil y posmodernidad. Formado en la Rep¨²blica Federal de Alemania con George Gadamer y Karl Loewitz, Vattimo se ha esforzado por pensar el presente sin renunciar a, un pasado que le llega fundamentalmente a trav¨¦s de Heidegger y Nietzsche. Y para Vattimo el presente est¨¢ asociado a la idea de libertad. Por eso afirma: "El cuerpo es escenario, de la libertad".
Vattimo, de 51 a?os, es catedr¨¢tico de Filosofia Teor¨¦tica en la universidad de Tur¨ªn y ha publicado diversos libros, cuatro de ello 3 traducidos al castellano. Su ¨²ltimo texto aparecido es un volumen colectivo en el que es autor de la introducci¨®n y de uno de los cap¨ªtulos y que se titula Filosof¨ªa 86. Este texto se halla, seg¨²n ¨¦l mismo afirma, en conexi¨®n tem¨¢tica con la conferencia pronunciada ayer en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid y titulada El cuerpo desmitificado.Pregunta. ?En qu¨¦ medida su ¨²ltima reflexi¨®n sobre la secularizaci¨®n del pensamiento contempor¨¢neo se asocia a la reivindicaci¨®n de un cuerpo emancipado?.
Respuesta. La conexi¨®n entre la idea de la secularizaci¨®n y la conferencia de hoy [por ayer] me parece obvia en el sentido de que el t¨¦rmino desmitificado quiere decir lo mismo, aplicado al cuerpo, que secularizado. En este ciclo creo haber intu¨ªdo una atenci¨®n a la filosof¨ªa del cuerpo que m¨¢s o menos consiste en la idea de la emancipaci¨®n. La cultura contempor¨¢nea procede a un rescate del cuerpo. Pero el cuerpo que parece ser principio de emancipaci¨®n es un cuerpo muy idealista: el cuerpo como lugar de la armon¨ªa, las estatuas griegas. Es el objeto de la publicidad. Los cuerpos bellos aparecen en las p¨¢ginas publicitarias de las revistas o en los anuncios televisivos. En cambio, el cuerpo como principio de emancipaci¨®n es mucho m¨¢s confuso y menos armonioso, menos unitario. Sostengo, por tanto, que lo que se quiere liberar es el mito del cuerpo. Un mito muy ligado a la tradici¨®n idealista. El cuerpo que s¨ª puede ser sujeto de liberaci¨®n es el cuerpo como hilo conductor de la multiplicidad.
Marcuse y Nietzsche
P. Su punto de partida son dos autores muy diferentes, Nietzsche y Marcuse. ?Por qu¨¦?R. Marcuse lo he tomado porque est¨¢ a punto de cumplirse el 20? aniversario de Mayo del 68. Y me parece que Marcuse idealiza mucho el cuerpo. Lo imagina en t¨¦rminos cl¨¢sicos. Nietzsche, en cambio, ense?a que el cuerpo es un lugar de multiplicidad irreductible. La raz¨®n del cuerpo no es la raz¨®n de una armon¨ªa de partida, sino de un multiplicidad vertiginosa. ?se es el cuerpo que debemos liberar, no el m¨ªtico de las estatuas griegas ni el de los atletas de prestaciones extremas. No es el cuerpo que se ampara en su imaginariedad. Por eso sostengo que los cuerpos de las estatuas griegas despiertan sentimientos de deseo, de posesi¨®n, pero tambi¨¦n de rivalidad y de irritaci¨®n, porque no presentan defectos, no tienen ni barriga ni obesidades. En cambio, el cuerpo de Nietzsche, de la medicina contempor¨¢nea, de la ingenier¨ªa gen¨¦tica, suscita compasi¨®n, solidaridad, amistad. Es mucho m¨¢s f¨¢cil aficionarse al cuerpo de un viejo que demostrar amor por el cuerpo de un joven apuesto. Es un tipo distinto de ¨¦tica del cuerpo que se basa en la vecindad, en la solidaridad, en la afinidad y tambi¨¦n en la enfermedad. El cuerpo es el escenario de la libertad, pero de una libertad finita, limitada, y, sobre todo, una libertad negativa. Es una libertad que no puede ser identificada con ninguna otra forma. La libertad del cuerpo no es la glorificaci¨®n de Dios. Es la libertad del polimorfismo del hombre y de la sociedad del pluralismo. Esto me parece una idea importante porque contribuye a disolver la dial¨¦ctica que nos domina, la idea dial¨¦ctica de reconciliaci¨®n, que es muy peligrosa desde el punto de vista social.
P. Hasta el punto de que usted la asocia a la violencia, en su ¨²ltimo texto publicado.
R. S¨ª, eso hago en ese ensayo que aparece en Filosofia 86, que es, en cierto sentido, el punto de partida de una reflexi¨®n filos¨®fica. Este ensayo ser¨¢, m¨¢s o menos modificado y reescrito, el primer cap¨ªtulo de mi pr¨®ximo libro. Un libro sistem¨¢tico. Porque el problema de un libro de filosof¨ªa sistem¨¢tico es d¨®nde se comienza. Generalmente los libros de filosof¨ªa empiezan muy arbitrariamente. Por ejemplo: "Hoy el problema principal es ¨¦ste". Pero ?qui¨¦n dice que el problema principal es ¨¦se y no otro? Yo he escrito, durante muchos a?os, ensayos breves porque no encontraba un punto de partida que me pareciera definitivo. Todos me parec¨ªan arbitrarios. Y con la violencia me parece haber encontrado un punto de partida para una reflexi¨®n filos¨®fica en el presente.
La violencia
P. Un punto de partida en el que se vincula usted a diversos pensadores de los ¨²ltimos tiempos.R. En el ¨²ltimo siglo ha habido una contestaci¨®n en el pensamiento filos¨®fico. En algunos pensadores, no en todos. En Nietzsche, en Heidegger, en Adorno, en Levinas, en la propia filosof¨ªa anal¨ªtica anglosajona. ?sta empez¨® con la idea de hacer un discurso puramente cognitivo, de asegurarse un conocimiento fiable y objetivo, pero despu¨¦s ha terminado, hoy, por pensar el mundo en t¨¦rminos de relaciones culturales directas. Incluso si planteamos el problema entre diferentes juegos de lenguaje, ¨¦stos no son los lenguajes de los licenciados, de los moralistas, de los fil¨®sofos, de los cient¨ªficos. Se trata de diferencias entre culturas. Creo que el neopositivismo y la filosof¨ªa anglosajona, en la medida en que han evolucionado hacia una filosof¨ªa del an¨¢lisis del lenguaje, han planteado fundamentalmente el problema entre universos culturales diversos. Es un problema de relaciones de violencia en el di¨¢logo. De esto es de lo que voy a tratar en mi pr¨®ximo libro: que, m¨¢s o menos, se puede intentar argumentar la centralidad de la violencia en la crisis del concepto de filosof¨ªa en el siglo XX.
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