Relevo en T¨²nez
LA DESTITUCI?N de Habib Burguiba como presidente de T¨²nez no puede causar sorpresa. Un presidente de 84 a?os con unos poderes enormes, que tomaba decisiones caprichosas bajo la peligrosa influencia de una camarilla de familiares e ¨ªntimos, era una situaci¨®n incompatible con un pa¨ªs moderno, situado en una zona sensible del Mediterr¨¢neo.Pocas personalidades han gozado de una popularidad comparable a la de Burguiba cuando lleg¨® a T¨²nez como l¨ªder indiscutido de la lucha por la independencia. En 1957 era elegido como presidente de la Rep¨²blica, cargo que ha ocupado durante 30 a?os. T¨²nez ha conocido una continuidad que, contrasta con lo ocurrido en los otros pa¨ªses de la zona. El prestigio del combatiente supremo Burguiba y sus dotes pol¨ªticas han contribuido a ello de modo esencial.
Sin embargo, su designaci¨®n en 1975 como presidente vitalicio indicaba una tendencia al autoritarismo que ha ido aumentando desde entonces. El esfuerzo de Burguiba por crear una democracia fue degenerando en los ¨²ltimos a?os. El partido oficial tiene el monopolio del poder y de los medios de comunicaci¨®n. La oposici¨®n ha sido v¨ªctima de duras repres¨ªones. La destrucci¨®n de los sindicatos -que hab¨ªan alcanzado una gran fuerza- facilit¨® el auge del fundamentalismo isl¨¢mico sobre todo entre los j¨®venes. Hoy es la fuerza principal que se opone al Gobierno.
Esta evoluci¨®n creaba una inquietud creciente en la opini¨®n internacional. Por la propia localizaci¨®n geogr¨¢fica de T¨²nez, fronteriza con Libia, el momento de la sucesi¨®n, si daba lugar a un vac¨ªo de poder, pod¨ªa resultar peligroso. Estos temores explican la tranquilidad manifestada por otros Gobiernos de la zona al conocer que el general Ben Al¨ª, jefe del Gobierno desde hace un mes, ha asumido la presidencia. El cambio se ha hecho de acuerdo con la Constituci¨®n. El nuevo presidente es un general en¨¦rgico, que ha aplicado duras medidas como ministro del Interior. Su intransigencia frente al integrismo isl¨¢mico es un factor positivo para los Gobiernos ¨¢rabes preocupados por la extensi¨®n que esta tendencia pueda alcanzar. La reacci¨®n en Argel ha sido as¨ª muy favorable.
La composici¨®n del Gobierno nombrado por Ben Al¨ª y las medidas anunciadas por ¨¦ste para facilitar la acci¨®n de los partidos pol¨ªticos desmienten el temor que pod¨ªa suscitar su trayectoria. Si esta tendencia se confirma, ser¨¢ positiva para el pa¨ªs y para las relaciones internacionales de T¨²nez.
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