Una estrategia para la reconciliacion
La pr¨®xima visita del secretario general del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Mijail Gorbachov, para la firma de un acuerdo sobre las armas nucleares de alcance intermedio tiene lugar en un momento de una perplejidad, incluso podr¨ªamos decir peligrosa, de la Administraci¨®n de Reagan.Muchos dirigentes republicanos est¨¢n denunciando el acuerdo, mientras que la corriente dominante de los dem¨®cratas, la de centro izquierda, no solamente lo est¨¢ aclamando, sino recomendando que se d¨¦ ayuda econ¨®mica a Mosc¨².
Que el partido del presidente se est¨¢ rebelando ha quedado claramente demostrado en el debate de Houston entre los candidatos presidenciales republicanos. Todos, menos uno, lo denunciaron como peligroso, incomprobable y da?ino para las relaciones de EE UU con Europa.
El parad¨®jico apoyo que le proporcionan los candidatos dem¨®cratas no deja de tener inconvenientes para Reagan, ya que este apoyo est¨¢ dominado por la pasi¨®n de cultivar la buena voluntad de Gorbachov con concesiones unilaterales por parte norteamericana; no s¨®lo el ofrecimiento de ayuda econ¨®mica, sino por las promesas para eliminar el misil MX, abandonar la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI) y podar el presupuesto de defensa.
La Administraci¨®n parece estar preocupada con la fiscalizaci¨®n de las armas nucleares, habiendo abandonado su anterior defensa de aquella posici¨®n que hubiera debido obligar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica a detener sus aventuras secundarias y a observar un mayor respeto de los derechos humanos.
El presidente debe tomar su tiempo para, elaborar un planteamiento estrat¨¦gico y bien meditado para hacer frente a la visita de Gorbachov.
Llamando a este limitado acuerdo un avance hist¨®rico, o dejando que la conferencia cumbre degenere en un festival de fingida amistad, nos hace correr el riesgo de hacer el juego de los sovi¨¦ticos.
Para Mosc¨², la cumbre ideal ser¨ªa aquella en la que la atenci¨®n recaiga sobre el control de armamentos, con lo que un acuerdo de mediana importancia es jaleado como el anuncio de una nueva era en las relaciones EE UU-URSS en que los puntos cr¨ªticos, tales como Afganist¨¢n, son dejados de lado. Tras una reuni¨®n de este tipo, Gorbachov podr¨ªa dirigirse al pueblo norteamericano pidi¨¦ndole acabar con la rivalidad tecnol¨®gico-militar (que est¨¢ imponiendo fuertes tensiones en la econom¨ªa sovi¨¦tica) y el acceso de los sovi¨¦ticos a la tecnolog¨ªa y el capital norteamericanos.
Podemos estar seguros de que los medios de comunicaci¨®n, y tal vez algunos elementos del Congreso, har¨¢n todo lo posible para facilitar las relaciones p¨²blicas de Mijail Gorbachov.
Por ello es importante para el presidente repetir el ¨¦xito de su primer encuentro con Gorbachov en Ginebra e impedir el percance que sufri¨® en la reuni¨®n de Reikiavik. En Ginebra fue Reagan el que dio el tono, dejando bien claro que una mejora aut¨¦ntica en las relaciones exig¨ªa avances en un amplio frente.
En Reikiavik, el presidente y su secretario de Estado cayeron en una trampa de los sovi¨¦ticos aceptando negociar all¨ª mismo (sin la presencia del secretario de Defensa) sobre algunas propuestas muy espec¨ªficas: exclusivamente sobre armas nucleares.. El resultado fue que casi todo el mundo crey¨® que le hab¨ªan ganado por la mano a EE UU.
El tomar la iniciativa en la reuni¨®n de Washington no significa que el presidente s¨®lo tratar¨¢ de generalidades, sino que debe adelantarse a los esfuerzos de Gorbachov para presentar el acuerdo sobre misiles de alcance intermedio como un punto de inflexi¨®n decisivo para las relaciones entre ambos pa¨ªses, poniendo sobre la mesa varias propuestas de negociaci¨®n para el a?o pr¨®ximo.
Elementos de una concordia
Como elementos de una estrategia de aut¨¦ntica concordia, adem¨¢s de la rotunda reafirmaci¨®n de la preocupaci¨®n norteamericana por los derechos humanos, debe incluir:1. El marco de un acuerdo sobre armas estrat¨¦gicas y una f¨®rmula general para un compromiso sobre las defensas estrat¨¦gicas, que permitan su perfeccionamiento y prueba a cambio de una mayor duraci¨®n del tratado sobre misiles antibal¨ªsticos.
2. Una propuesta para una reducci¨®n importante de las armas ofensivas convencionales estacionadas en Europa central, adelant¨¢ndose as¨ª a la probable oferta sovi¨¦tica para eliminar en Europa las armas nucleares del teatro de operaciones.
3. Un plan concreto para la neutralizaci¨®n de Afganist¨¢n, con la inmediata retirada de las fuerzas sovi¨¦ticas situando en las ciudades claves, y durante un cierto tiempo, una fuerza de paz internacional.
El acuerdo sovi¨¦tico para negociar en 1988 sobre este orden del d¨ªa tan expl¨ªcito podr¨ªa producir convenios que permitir¨ªan m¨¢s tarde una importante expansi¨®n de las relaciones econ¨®micas. Pero para esto ser¨ªa necesario que Gorbachov hubiera recortado de manera importante ¨¦l presupuesto de defensa sovi¨¦tico, ya que en otro caso EE UU estar¨ªa tan s¨®lo ayudando a Mosc¨² a solucionar sus aprietos presupuestarios, haci¨¦ndole posible modernizar su econom¨ªa mientras evitaba la reducci¨®n de los gastos militares.
Pero si esto es una parte de un m¨¢s amplio esfuerzo para alcanzar una concordia regional y estrat¨¦gica -si hay una continua mejora de la situaci¨®n de los derechos humanos en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y recortes en sus gastos militares- podr¨ªa estar justificada una expansi¨®n de las relaciones econ¨®micas.
Traducci¨®n: J. Mateos.
Zhiguiew Brzezinski fue consejero del presidente Jimmy Carter para asuntos de seguridad nacional. Escribi¨® este comentario para The New York Times.
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