Rambo, no; B¨²falo Bill , si
Agradezco las cartas aparecidas sobre mi art¨ªculo El otro Rambo, que destacan por la cordialidad del tono, la contundencia de los argumentos y, sobre todo, por la excelente comprensi¨®n del texto a que responden. Mi confianza en la posibilidad de una comunicaci¨®n racional por medio de la Prensa, que a veces se debilita, se ha visto muy reforzada al leer estos testimonios. Generosamente, uno me propone la identificaci¨®n m¨ªtica con Madonna, y otro, con Sara Montiel. Hasta ahora no me he propuesto m¨¢s ideal que Bib¨ª Andersen, que me parece m¨¢s a mi alcance, pero no desde?o ninguna otra sugerencia. La aportaci¨®n fundamental, empero, me la hace losu Perales Arretxe, de San Sebasti¨¢n, diciendo que mi aproximaci¨®n entro el mito del Che y Rambo es una "estupidez", para ilustrarme as¨ª a continuaci¨®n: "Pero tambi¨¦n es cierto que la sociedad de consumo quiso apoderarse del guerrillero para convertirlo en un B¨²falo. Bill de izquierdas y asimilarlo al bang-bang de la violencia sin m¨¢s". De modo que ya lo saben ustedes: el mito del Che en la Europa de los ¨²ltimos a?os sesenta no fue algo as¨ª como el de un Rambo de izquierdas, como est¨²pidamente sosten¨ªa yo en mi art¨ªculo, sino m¨¢s bien como el de un B¨²falo Bill de izquierdas, como perspicazmente se?ala losu. ?C¨®mo habr¨¦ podido equivocarme? Estoy de tonta... Fernando Savater.
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