?scar Arias: "Lo m¨¢s urgente es una tregua"
El presidente de Costa Rica asegura que en Centroam¨¦rica es importante que se haga o¨ªr la voz de Espa?a
El presidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz 1987, ?scar Arias, cree que el primer acuerdo alcanzado entre Reagan y Gorbachov para la destrucci¨®n de armas nucleares tendr¨¢ gran influencia en el plan de paz para Centroam¨¦rica. Asigna a Espa?a un papel importante en el mismo sentido y matiza el alcance de algunas afirmaciones suyas que han suscitado cierta confusi¨®n entre los observadores pol¨ªticos. Cansado pero satisfecho, Arias concedi¨® una entrevista a EL PA?S al final de su visita a Oslo, donde recibi¨® el premio, y asegura: "Lo m¨¢s urgente es una tregua en El Salvador y Nicaragua".
Pregunta. ?Cu¨¢l es el resultado de su estancia en Oslo y de sus contactos con representantes del Gobierno noruego?Respuesta. Venir a Oslo a recibir el premio ha sido una experiencia inolvidable. La verdad es que su concesi¨®n ha sido la sorpresa m¨¢s grande de mi vida. Aqu¨ª he apreciado claramente que el prop¨®sito de concederme el premio no ha sido otro que el de se?alarnos a los cinco mandatarios centroamericanos el deseo de que sigamos sin desmayos por la ruta que hemos escogido y que nos esforcemos para alcanzar la paz mediante la negociaci¨®n y el di¨¢logo y no por la violencia de la guerra.
P. ?Qu¨¦ importancia asigna al acuerdo entre las, dos superpotencias para reducir el armamento nuclear?
R. Creo que va a tener una gran influencia y es un primer paso que el mundo aplaude; pero quisiera reiterar que uno no deja de lamentar que haya voluntad para llegar a un acuerdo de esa naturaleza y se mire con indiferencia c¨®mo aumenta la fabricaci¨®n y el uso de armas convencionales en conflictos b¨¦licos en diferentes partes del mundo. Son armas convencionales las que est¨¢n matando a nuestros j¨®venes. Nosotros quisi¨¦ramos que existiera el mismo respeto, tanto para utilizar la bomba at¨®mica, como un arma convencional, y que matar a muchos poco a poco fuese tan condenable como matar a muchos en un solo d¨ªa.
P. Y, ?sobre la contribuci¨®n de Espa?a a la soluci¨®n pac¨ªfica de los conflictos de Centroam¨¦riea y en apoyo del plan de paz?
R. Por ser Espa?a nuestra madre patria su voz es altamente escuchada en nuestra Am¨¦rica, y hoy, que necesitamos de mucho aliento para cumplir lo que acordamos en Guatemala, es importante que su voz se haga o¨ªr. Para que, con la legitimidad que le otorga habernos legado la lengua, la religi¨®n, la sangre y la cultura, nos d¨¦ un tir¨®n de orejas si alguno de los mandatarios firmantes intentara apartarse del acuerdo.
P. En diversas oportunidades usted ha mostrado reticencia sobre la voluntad del Gobierno nicarag¨¹ense de cumplir con los acuerdos de Esquipulas, pese a que, entre otros observadores, el vicepresidente espa?ol Alfonso Guerra ha expresado su conformidad con las medidas adoptadas por ese pa¨ªs. ?Es correcta esa interpretaci¨®n?
R. Yo no me he referido a ning¨²n pa¨ªs en, particular cuando he dicho que el principal escollo que tiene el plan es la inflexibilidad, la intransigencia y la intolerancia. Respondo a su pregunta con el proverbio popular de que cada m¨¢stil aguante su vela. Aquel que tenga la conciencia sucia pensar¨¢ que me refiero a ¨¦l cuando digo estas cosas. Lo cierto es que si no hacemos un esfuerzo muy grande por enterrar todo tipo de dogmatismo, por ser m¨¢s flexibles y transigentes, va a ser muy dif¨ªcil que podamos cumplir con lo acordado.
Yo sue?o con que antes de la reuni¨®n fijada para el 15 de enero pr¨®ximo en San Jos¨¦ de Costa Rica hayamos avanzado un poco m¨¢s. En estos momentos pienso que el paso m¨¢s urgente es lograr una tregua tanto en El Salvador como en Nicaragua. Una tregua que conduzca posteriormente a un cese del fuego y, alcanzado ¨¦ste, creo que va a ser m¨¢s f¨¢cil poner en pr¨¢ctica una amnist¨ªa, levantar el estado de sitio, garantizar que ning¨²n territorio de la regi¨®n sea utilizado por fuerzas insurgentes, suspender toda ayuda a las fuerzas rebeldes y finalmente avanzar con paso firme hacia la democratizaci¨®n que los pueblos exigen.
P. Usted aludi¨® en su discurso de aceptaci¨®n del Nobel a la situaci¨®n de los exiliados "cubanos, nicarag¨¹enses, chilenos y paraguayos". ?Debe entenderse como un juicio que equipara la situaci¨®n de esos pa¨ªses?
R. Me parece que el discurso de hoy, como usted lo puede ver, son consideraciones pol¨ªticas, a veces filos¨®ficas, sobre lo que significa en nuestra Am¨¦rica la ausencia de democracia, de paz. Puede que las causas sean distintas, pero las consecuencias son las mismas.
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