El estatuto de la empresa nacional Renault enfrenta a Mitterrand y Chirac
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El cambio de estatuto de la empresa nacional de autom¨®viles Renault, considerada como un s¨ªmbolo de la industria francesa y de su movimiento obrero y sindical, se ha convertido en un motivo de una nueva fricci¨®n entre el presidente de la Rep¨²blica, Fran?ois Mitterrand, y su primer ministro, Jacques Chirac, en la dif¨ªcil cohabitaci¨®n que les ocupa desde marzo de 1986.
Chirac, a instancias de su ministro de Industria, el ardiente neoliberal Alain Madelin, quer¨ªa conseguir la aprobaci¨®n a toda prisa del nuevo estatuto, a costa incluso de una convocatoria extraordinaria de la Asamblea Nacional en enero.Mitterrand, invocando una vez m¨¢s sus funciones, le ha recordado que ¨¦l es el ¨²nico que convoca las sesiones extraordinarias del parlamento.
Renault goza, desde su nacionalizaci¨®n en 1945, de un estatuto que hace que sus d¨¦ficit corran directamente a cargo del Estado. Las exigencias de la competencia, la necesidad de entrar en los mercados financieros y el horizonte de la desaparici¨®n de todas las barreras comerciales europeos en 1992 obligan a la Renault a convertirse, tal como proyectaba el Gobierno de Chirac, en una sociedad an¨®nima. En este objetivo s¨®lo el Partido Comunista no est¨¢ de acuerdo. Lo demuestran sus 3.000 enmiendas que obstaculizan la aprobaci¨®n parlamentaria de este cambio.
El debate, sin embargo, ha sido abordado como un episodio m¨¢s en la campa?a oficiosa para la elecci¨®n presidencial. Para los comunistas, esta empresa nacionalizada al t¨¦rmino de la ocupaci¨®n alemana, es el principal emblema de propaganda electoral. Para los neoliberales como Madelin y sus amigos del Partido Republicano, el nuevo estatuto es otro s¨ªmbolo, en este caso de modernizaci¨®n y libertad econ¨®mica, que no admite dilaciones. Para Mitterrand y los socialistas, una ocasi¨®n de tender un puente hacia su izquierda y de castigar al gobierno conservador. Y para Chirac y sus partidarios, una ocasi¨®n para que se estrellen sus j¨®venes socios, los leones neoliberales, y para demostrar que Mitterrand es s¨®lo el presidente de la izquierda.
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