Nuevos ricos
Cuando le¨ª en EL PA?S del pasado d¨ªa 8 la noticia titulada Pons cree que es normal un alquiler de 450.000 pesetas por una vivienda, dije para mis adentros: "Este hombre debe de tener econ¨®micamente una espl¨¦ndida situaci¨®n". Cre¨ªa, ingenuamente, que esta barbaridad de renta mensual del chal¨¦ que habita ser¨ªa a costa de su peculio, que la pagar¨ªa personalmente.Pero me he quedado estupefacto al leer -tambi¨¦n en EL PA?S de ayer, d¨ªa 10- que ese casi medio mill¨®n de pesetas lo paga el Parlamento, o sea, los contribuyentes espa?oles, entre los cuales me cuento yo. La verdad, esto me parece un insultante abuso, y tener que pagar esa lujos¨ªsima vivienda de nuestro bolsillo es sencillamente escandaloso, por no calificarlo de una manera m¨¢s realista.
Es evidente que algunos pol¨ªticos han perdido en la actualidad el principio de austeridad, ejemplaridad y solidaridad; ciertos dirigentes hacen ostentaci¨®n de un nivel de vida que ya la quisieran algunos miembros de la aristocracia y la burgues¨ªa, y que, para mayor sarcasmo, se titulan defensores de los trabajadores.
Estos nuevos ricos me recuerdan los a?os de las d¨¦cadas cuarenta-cincuenta, cuando los aprovechados del estraperlo, las licencias de importaci¨®n y otros negocios sucios viv¨ªan a lo grande, con suntuosos coches haigas, en contraste con la miseria reinante. El se?or Pons lo que tiene que hacer es suprimir del presupuesto del Estado ese gasto de 450.000 pesetas y marcharse a vivir al Congreso de los Diputados, donde tiene su domicilio oficial. Si no quiere hacerlo y desea tenerlo en otro lugar, que lo pague de su cuenta, que buen sueldo debe de tener como presidente del Congreso.
Se?or director: ?publicar¨¢ usted o no esta carta? Me da igual, pero s¨ª deseo felicitarle efusivamente por la ¨¦tica campa?a de sus dos art¨ªculos citados, y estoy seguro que la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos espa?oles est¨¢ de acuerdo en que se descubran estos hechos vergonzosos que sirvan para que al se?or Pons y a tantos otros puedan afectarles estos despilfarros del erario p¨²blico y recapaciten sobre el pobre estado de la econom¨ªa del pueblo espa?ol, donde hay tantas necesidades vitales que atender.-
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