Alfons¨ªn cede a la presi¨®n de la Armada para que ascienda el teniente Astiz, acusado de torturas y otros graves delitos
Antes del pr¨®ximo 31 de diciembre el teniente de nav¨ªo Ignacio Alfredo Astiz ser¨¢ ascendido a capit¨¢n de corbeta, al haber sido declarado apto para el empleo inmediato superior por la junta de calificaciones de la Armada argentina. Astiz deber¨ªa haber ascendido en 1985, pero los procesos en que se vio involucrado por violaci¨®n de los derechos humanos demoraron su ascenso.
Una vez ascendido, el flamante capit¨¢n de corbeta deber¨¢ iniciar su per¨ªodo anual de vacaciones, por lo que podr¨¢ retrasarse hasta comienzos de febrero la decisi¨®n de otorgarle destino, sugerirle el retiro, obligarle a retirarse o dejarle indefinidamente a disponibilidad del Estado Mayor de su arma.No obstante, la presi¨®n de la Armada es muy fuerte y cerrada para que Astiz prosiga su carrera naval sin ninguna interferencia del poder pol¨ªtico. El presidente Ra¨²l Alfons¨ªn y su ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, han mantenido reuniones con expertos jur¨ªdicos civiles y militares sin encontrar el menor resquicio legal para impedir el ascenso del oficial que comand¨® un grupo de tareas en la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada durante la guerra sucia contra la subversi¨®n, bajo el apodo de Cuervo. Astiz es acusado, entre otros delitos, de la desaparici¨®n de la adolescente sueca Dagmar Hagelin, y de las monjas francesas Alice Domon y Leoni Duquet.
Su pase a retiro por orden del ministro de Defensa ser¨ªa una decisi¨®n pol¨ªtica que deber¨ªa enfrentarse a la expl¨ªcita amenaza de la direcci¨®n de la fuerza, que encabeza el vicealmirante Ram¨®n Arosa, de dimitir el bloque. S¨®lo dentro de 10 a?os, si el r¨¦gimen democr¨¢tico pervive en la Argentina, Astiz podr¨ªa ver truncada su carrera sin traumas institucionales; en 1997 deber¨¢ hipot¨¦ticamente ascender a capit¨¢n de fragata, rango a partir del cual s¨®lo se puede ascender mediante acuerdo secreto del Senado de la naci¨®n.
Esperanza remota
Resta una remota esperanza de que Astiz solicite voluntariamente su retiro y acepte las ofertas que se le est¨¢n haciendo de trabajar como instructor de la Marina, en astilleros civiles o incluso como agregado a una embajada como la de Argentina en Sur¨¢frica, donde ya sirvi¨® durante algunos a?os a plena satisfacci¨®n del r¨¦gimen surafricano. El caso es que el presidente Alfons¨ªn, tras el golpe de Estado blando del Ej¨¦rcito de Tierra durante la pasada Semana Santa, y perdida su mayor¨ªa parlamentaria y en las gobernaciones de las provincias en las elecciones del 6 de septiembre, carece de poder real para plantarle cara a la Armada.Cabr¨ªa una ¨²ltima posibilidad de solucionar el caso Astiz en un terreno judicial.
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, m¨¢ximo tribunal castrense, juzg¨® y conden¨® a los responsables militares de la p¨¦rdida de la guerra de las Malvinas. Dado que, desde la asunci¨®n del Gobierno radical, las sentencias militares son apelables ante la justicia ordinaria, el fiscal federal Julio C¨¦sar Strassera recurri¨® aquellas por no estimarlas ajustadas a derecho; particularmente la que absolv¨ªa a Astiz por la rendici¨®n de las islas Georgias del Sur sin disparar un solo tiro, a¨²n en el supuesto de haber recibido ¨®rdenes para hacerlo as¨ª.
C¨®digo de honor
La fiscal¨ªa de la C¨¢mara Federal de Apelaciones estima que seg¨²n el c¨®digo de honor de las Fuerzas Armadas argentinas, el jefe de una plaza no puede rendirla sin haber agotado el parque o haber perdido dos tercios de sus hombres en la batalla.Si en esta apelaci¨®n, que comenzar¨¢ a verse en febrero pr¨®ximo, el ahora capit¨¢n de corbeta Alfredo Astiz resultara condenado, se facilitar¨ªa pol¨ªticamente su definitivo retiro de la Armada argentina.
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