"No debo cubrirme la cabeza de ceniza"

Pregunta. ?Tiene hoy algo que reprocharse?Respuesta. Creo que no debo cubrirme la cabeza de ceniza. No encuentro nada sustancial de qu¨¦ arrepentirme. En plena conciencia, en armon¨ªa con mis convicciones, recordando 1968, puedo afirmar que nuestro proceso de renovaci¨®n y la pol¨ªtica que lo pon¨ªa en pr¨¢ctica triunfaron en el pueblo checo. Fueron erradicados s¨®lo con la utilizaci¨®n de m¨¦todos no pol¨ªticos.

P. ?Cu¨¢l fue para usted el momento m¨¢s dram¨¢tico de aquella semana tan tr¨¢gica para todos?

R. Por favor, le ruego que no insista en esta pregunta.

P. ?Y c¨®mo ha sido su vida en los a?os sucesivos?

R. Para decirlo de un modo figurado, como la de un preso que pasea controlado en un lugar limitado. Se hizo todo lo posible para hacerme entender que estaba al margen de la sociedad y del curso de los acontecimientos. Mi formaci¨®n profesional es la de mec¨¢nico, y as¨ª trabaj¨¦ en la mecanizaci¨®n de una empresa forestal. Antes de jubilarme trabaj¨¦ tambi¨¦n en una f¨¢brica. Algunos piensan que el trabajo en f¨¢brica es un trabajo sucio, pero es m¨¢s bien un sucio limpio. No me preocupaba ensuciarme las manos; lo que me preocupaba que los ¨¢ngeles custodios que me vigilaban hac¨ªan todo lo posible para hacer pesar su presencia. Pero desde la visita a Praga del compa?ero Gorbachov no les he vuelto a ver. En 19 a?os hab¨ªa visto demasiados. Tuve necesidad de mantener mis nervios firmes, pero alguna vez me fallaron. Pude leer, pero no todo en voz alta. La lectura es una alimento del esp¨ªritu aun en los a?os turbulentos. Quiz¨¢ podr¨¢ maravillarse, pero he le¨ªdo incluso textos escolares como Cabezas de perro, de Jirasek, y en los momentos de mayor melancol¨ªa a¨²n tomo en mis manos Las aventuras del buen soldado Svejk.

P. ?Piensa hoy que hubiese sido posible evitar la intervenci¨®n militar de 1968?

R. Una persona desinteresada podr¨ªa pensar que la intervenci¨®n pod¨ªa haber sido evitada. Tal vez, pero con una condici¨®n: que el programa de acci¨®n y el proceso de renovaci¨®n hubiesen sido liquidados por nosotros mismos con nuestras fuerzas; y, por fuerzas entiendo el recurso al Ej¨¦rcito, a la polic¨ªa, a la milicia. Pero sucedi¨® que nadie estaba dispuesto a hacerlo. No hay que olvidar que nuestro pueblo afront¨®, sin violencias, la intervenci¨®n militar, y que pidi¨®, con firmeza y sin dudarlo, la vuelta a la patria de los m¨¢ximos dirigentes del partido y del Estado. El tiempo ha demostrado que en aquel juego pol¨ªtico era determinante el programa de acci¨®n, el m¨¦todo no violento, democr¨¢tico de su realizaci¨®n. Con toda franqueza, para que mi respuesta sea m¨¢s clara a¨²n, le dir¨¦ que si el PCUS hubiese tenido entonces la direcci¨®n que tiene hoy, la intervenci¨®n armada de los cinco ej¨¦rcitos hubiese sido imposible.