La actitud del cardenal Silva

En EL PA?S del s¨¢bado 16 de enero (p¨¢gina 4) se atribuye al ex arzobispo de Santiago de Chile la afirmaci¨®n de que "el Gobierno de Allende quer¨ªa imponer la dictadura del proletariado". Desde el punto de vista program¨¢tico, no podr¨¢ citar ni una sola declaraci¨®n del Gobierno Allende en ese sentido, expl¨ªcitamente rechazada como camino de transici¨®n al socialismo en su declaraci¨®n de investidura como jefe del Estado el 4 de noviembre de 1970.En los hechos, mientras estuvo vivo Allende estuvieron vac¨ªas las c¨¢rceles y plenamente vigentes los derechos c¨ªvicos, pol¨ªticos y en especial religiosos, como pocos saben mejor que monse?or Silva.

En alguna oportunidad he escrito cu¨¢l habr¨ªa sido la suerte de aquellos derechos en Chile si el cardenal de Santiago, en vez de oficiar un ted¨¦um a los militares sublevados tres d¨ªas despu¨¦s del asesinato del presidente de la Rep¨²blica por ¨¦stos, mientras los cad¨¢veres de indefensos ciudadanos se continuaban apilando por miles y los torturados por decenas de miles, el jefe de la Iglesia chilena hubiera exigido el inmediato respeto de aquellos derechos para la parte de su grey que estaba siendo perseguida, no hubiera guardado silencio ante la adhesi¨®n entusiasta del partido democristiano a los liberticidas y no hubiera lamentado p¨²blicamente la censura de Pablo VI a la barbarie del naciente r¨¦gimen, replicando al Sumo Pont¨ªfice que la Iglesia de Chile deb¨ªa respetar al "nuevo Gobierno que el pueblo se hab¨ªa dado", seg¨²n monse?or Silva describi¨® al surgido de la insurrecci¨®n castrense del 11 de septiembre de 1973.

Empujar a los militares para que derrocaran a un Gobierno presidencial que en las urnas acababa de obtener el 44% de los votos, en la esperanza de que, terminada la faena sucia, ceder¨ªan el poder a los democristianos, era un error que algunos necesitaron a?os para comprobar, aunque no siempre para rectificarlo en sus causas, para longevidad de la dictadura.- , ex asesor personal del presidente Allende.