El menu macroecon¨®mico

Grandes han sido las satisfacciones recibidas por los militantes del PSOE -hoy algo m¨¢s de 200.000, y unos escasos millares hace 12 a?os- desde su emergencia de la clandestinidad en 1976. Una cosa, sin embargo, les ha regateado la historia: la celebraci¨®n de un congreso triunfal que, les permitiera entregarse a la euforia de la victoria. El 30? Congreso del PSOE, en 1984, fue un doloroso rito inici¨¢tico para pasar del universo ilimitado de la voluntad al angosto mundo de la responsabilidad; el debate sobre la OTAN acab¨® con la ilusi¨®n colectiva de que la fuerza del deseo basta para superar las resistencias de la realidad. El 31? congreso, que hoy inaugura sus sesiones, tampoco ser¨¢ una fiesta cerrada sobre s¨ª misma. La experiencia de cinco a?os de gobierno ha ense?ado a los socialistas que la salida de cualquier disyuntiva tiene elevados costes y exige a veces pagar un alto precio a los defensores de la soluci¨®n desechada.Como balance de estos a?os, la direcci¨®n del PSOE -cuyo coraz¨®n lo forman el presidente y el vicepresidente del Gobierno, rodeados por las hojas protectoras de toda alcachofa- presentar¨¢ unos resultados que tal vez merezcan el elogio de los historiadores del siglo XXI. Y, sin embargo, los gobernantes socialistas no logran ver reflejada en los dem¨¢s -ni siquiera en sectores significativos de sus militantesesa satisfacci¨®n que brota de su propio sentimiento de haber redactado con buena letra los deberes. Dominado por la melancol¨ªa del cumplimiento, por el temor a perder la mayor¨ªa absoluta y por los enfrentamientos con UGT, el 31? Congreso tendr¨¢ que levantar acta de los estrechos l¨ªmites de cualquier acci¨®n de gobierno para contrarrestar las inercias sociales sin crear al tiempo una nube de damnificados y sin dejarse devorar por la maquinaria del Estado.

La posici¨®n ocupada por el PSOE en el mapa pol¨ªtico -un centro escorado a la izquierda- le pone, adem¨¢s, a tiro de las bater¨ªas que le apuntan por babor y por estribor. Todas las fuerzas de oposici¨®n dan impl¨ªcitamente por descontados los logros obtenidos por los socialistas (al afirmar que "cualquier otro Gobierno los hubiera conseguido") y subrayan con gruesos trazos los errores cometidos, las tareas olvidadas y los nuevos problemas creados por la soluci¨®n o el alivio de los problemas antiguos. Pero las manifestaciones de ese derecho a la cr¨ªtica global desde fuera s¨®lo influir¨¢n sobre el desarrollo del 31? Congreso para reforzar perversamente esos reflejos de patriotismo partidista que tan ¨²tiles resultan a los guardianes de la ortodoxia a la hora de ocluir los conductos de la cr¨ªtica interna mediante las exhortaciones a la disciplina.

El espacio dedicado a la pol¨ªtica econ¨®mica en la ponencia-marco parece indicar que la direcci¨®n del PSOE ha elegido como terreno privilegiado para el debate la zona conflictiva donde la terquedad de los hechos favorece a los especialistas de la ciencia l¨²gubre frente a los generalistas de la felicidad y la abundancia. Porque el problema de la econom¨ªa espa?ola no es ¨²nicamente el alto nivel de paro y la escasez de asignaciones presupuestarias para servicios p¨²blicos y salario social; tambi¨¦n cabe preguntarse (sin intenci¨®n ret¨®rica) sobre los riesgos de que la renuncia a las estrategias de ajuste -orientadas a bajar la inflaci¨®n, contener el d¨¦ficit p¨²blico y proteger la balanza de pagos- crease a medio plazo todav¨ªa m¨¢s desempleo, mayor marginaci¨®n y nuevas bolsas de pobreza.

Las discrepancias de UGT con la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno ser¨¢n, sin duda, el fantasma que recorrer¨¢ las salas del 31? congreso. S¨®lo cabe especular acerca del grado de materializaci¨®n en las sesiones de ese inc¨®modo esp¨ªritu, evocado probablemente por los sectores cr¨ªticos de la concurrencia. Pero los delegados no est¨¢n obligados a someterse a los rigores del men¨² macroecon¨®mico. Muchas otras cuestiones permanecen abiertas en un partido cuya militancia no llega a representar el 3% de sus electores: la estructura fuertemente centralizada del PSOE, las relaciones del partido con UGT, con el Gobierno y con el electorado, las alianzas ante una probable desaparici¨®n de las mayor¨ªas absolutas, la igualdad de oportunidades para las mujeres, los fen¨®menos de degradaci¨®n en la funci¨®n p¨²blica (desde el despilfarro hasta los enriquecirnientos il¨ªcitos, pasando por la corrupci¨®n institucional como fuente de financiaci¨®n oculta de los partidos), la interpretaci¨®n federalista del Estado de las autonom¨ªas, las implicaciones de la plena integraci¨®n europea.

Y para quienes no reduzcan la pol¨ªtica a la administraci¨®n de los recursos presupuestarios o al control del aparato del PSOE queda todav¨ªa el debate en torno a la preocupaci¨®n recientemente expresada por Raimon Obiols: que la gesti¨®n de los socialistas en el Gobierno aparezca con demasiada frecuencia "como la expenencia de una generaci¨®n que abandona arrepentida su arsenal de sue?os".