Querellas de vecinos
El 22 de enero de 1963 merece ser recordado. El acuerdo franco-alem¨¢n occidental de amistad firmado aquel d¨ªa por Charles de Gaulle y Konrad Adenauer fue el comienzo de una era de cooperaci¨®n entre franceses y alemanes, tras varios siglos de hostilidades. En un cuarto de siglo, la cooperaci¨®n entre la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) y Francia se ha convertido en n¨²cleo y principal garant¨ªa para la futura uni¨®n europea occidental.Sin embargo, los solemnes discursos que hoy se pronunciar¨¢n en Par¨ªs no pueden hacer olvidar que las relaciones franco-alemanas occidentales siguen marcadas por dificultades, malentendidos, grandes diferencias pol¨ªticas, econ¨®micas y culturales, y por conceptos militares y geoestrat¨¦gicos dispares. De Gaullle y Adenauer hab¨ªan basado su pol¨ªtica en este eje.
Hoy s¨®lo una parte insiste en acelerar el proceso: Francia, sobre todo su jefe de Estado, Fran?ois Mitterrand. La RFA tiene menos prisa. El canciller Helmut Kohl s¨®lo demuestra entusiasmo franco-alem¨¢n occidental en ceremonias y discursos. Las diferencias de los intereses son grandes.
La RFA. es una superpotencia econ¨®mica. El marco es la moneda dominante en el sistema financiero europeo. El super¨¢vit en el comercio con Francia es enorme.
En su econom¨ªa, la RFA es una potencia; en su defensa, una protegida de la OTAN; en los conflictos internacionales, un pa¨ªs estigmatizado que alude a su pasado para no involucrarse en el exterior; y en el Este europeo tiene ahora grandes posibilidades de colaboraci¨®n.
As¨ª, cuando Francia insiste en proyectos comunes en la industria aerospacial choca con el desinter¨¦s de Bonn. "Francia quiere nuestro dinero para restablecer su mermado prestigio de gran naci¨®n". Esto no se dice, pero se piensa.
Respecto a la moneda unitaria europea y al Banco Central Europeo, en Bonn s¨®lo lo pide el ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Hans Dietrich Genscher. La RFA niega a Francia la solidaridad que le pide en la defensa. Hasta ayer no se lograron poner de acuerdo Par¨ªs y Bonn sobre la denominaci¨®n del nuevo ¨®rgano conjunto econ¨®mico.
En la cooperaci¨®n militar, las dificultades no son menores. El Consejo Conjunto de Defensa, la brigada conjunta y los estudios comunes para oficiales son un t¨ªmido comienzo en la dif¨ªcil tarea de coordinar dos conceptos radicalmente opuestos: la RFA puntal de la OTAN y la Francia no integrada en la Alianza.
Francia, una potencia nuclear, tiene un ej¨¦rcito que en la RFA se califica de "malo, pobre y obsoleto". La RFA no tiene armas nucleares. Pero cuenta con el mayor ej¨¦rcito europeo y el m¨¢s alto nivel en armamento y tecnolog¨ªa.
En el terreno geoestrat¨¦gico, pese a las afirmaciones de Mitterrand de que la defensa de Francia comienza en la frontera interalemana, en la RFA son considerables las dudas al respecto. La inmensa mayor¨ªa de la clase pol¨ªtica alemana y de la opini¨®n p¨²blica tiende a buscar soluciones a la seguridad en la cooperaci¨®n con el Este. Crece el fantasma del neutralismo alem¨¢n. La insistencia de Kohl y Genscher en manifestar que toda ostpolitik se basa en la firme integraci¨®n de la RFA en Occidente s¨®lo demuestra la existencia de dudas en otros pa¨ªses. Hasta hoy ha sido imposible que Bonn y Par¨ªs acordaran una ostpolitik conjunta. El antisovietismo franc¨¦s lo impide. La RFA, sin embargo, vuelve a mirar al Este.
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