Juan Goytisolo destruye tiempo y personaje en su ¨²ltima novela
La ambig¨¹edad define 'Las virtudes del p¨¢jaro solitario'
La ¨²ltima novela de Juan Goytisolo, Las virtudes del p¨¢jaro solitario (Seix Barral), se desarrolla en un tiempo indefinido y en un espacio cambiante, carece de personajes y la voz del narrador va mutando en funci¨®n de reglas tan misteriosas que a¨²n lo son, en parte, para el propio autor. Con el j¨²bilo de volver a la "libertad posible" de la narraci¨®n tras lo .real vivido" de dos libros autobiogr¨¢ficos, Goytisolo ha querido inspirar su libro en la ambig¨¹edad del C¨¢ntico Espiritual de San Juan de la Cruz, cuyos misterios, en su opini¨®n, restan seguridad al lector y le obligan a pensar y releer. "Busco relectores m¨¢s que lectores", dice.En un tiempo en el que prima el placer del texto, Goytisolo reconoce que su nueva novela, dif¨ªcil, exigente con el lector, supone "una manera de ir contra corriente". Y a?ade: "Espero que esta obra refleje mi espl¨¦ndido aislamiento de escritor en el panorama actual de la narrativa". Lo de espl¨¦ndido aislamiento se usaba en su d¨ªa para hablar de Inglaterra.
Pareciera, y ¨¦l en cierto modo lo reconoce, que el novelista hubiese querido dejar clara su vocaci¨®n y reafirmar su trayectoria de experimentador despu¨¦s de sus dos ¨¦xitos corno bi¨®grafo de s¨ª mismo: Coto vedado (1985) y En los reinos de Taifa (1986). Ese g¨¦nero biogr¨¢fico, que ¨¦l llama de "lo real vivido", le oblig¨® a textos lineales, ajustados a la norma.
M¨¢s todav¨ªa que en textos como Reivindicaci¨®n del conde don Juli¨¢n (1970) o Paisajes despu¨¦s de la batalla (1982), el lector pierde pie en Las virtudes del p¨¢jaro solitario, no sabe qu¨¦ ocurre, qui¨¦n habla, d¨®nde, pero ha de saber que el propio autor ignora la respuesta de algunas de estas preguntas; que no sabe por ejemplo qui¨¦n es el se?or mayor, ni a qui¨¦n pertenece esa voz que de vez en cuando dice "dijo", ni tiene una idea muy exacta de qui¨¦nes son los p¨¢jaros.
Tampoco tiene razones objetivas para hacer que la voz del narrador sea de hombre a veces, a veces de mujer, y desconoce en los detalles la desgracia -?una guerra?, ?una plaga?, ?una purga ideol¨®gica?, ?una epidemia?que se dir¨ªa hila el libro. "Todas las interpretaciones son posibles". Seg¨²n dice, comenz¨® a escribir en libro tan s¨®lo armado de la imagen de Makbara, la muerte sembrando ciza?a en una casa de ba?os, y la voluntad de crear un texto tan amb¨ªguo como el C¨¢ntico espiritual, de San Juan de la Cruz.
Pero, se le dice, C¨¢ntico Espiritual es un texto, po¨¦tico cuyo misterio no nace en terrenos de la narrativa como el lugar, la historia o el personaje. Lo niega. Seg¨²n dice, Colin Peter Thompson ha demostrado en El poeta y el m¨ªstico. Un estudio sobre 'El c¨¢ntico Espiritual' de San Juan de la Cruz, que de este poema se podr¨ªa hacer un gui¨®n de cine.
Como tantos, Goytisolo siempre admir¨® a san Juan de la Cruz; su inter¨¦s aument¨® cuando, al estudiar a ciertos m¨ªsticos ¨¢rabes, pudo comprobar las identidades -hasta el momento misteriosas e inexplicadas- de parte de la poes¨ªa sufi, no s¨®lo con San Juan de la Cruz sino con otros poetas m¨ªsticos espa?oles, que no pod¨ªan conocer aqu¨¦lla. As¨ª, el famoso verso an¨®nimo espa?ol que comienza "No me mueve, se?or, para quererte, el cielo que me tienes prometido..." encuentra un eco en el poema de Rabi?a AlHdawiya cuya traducci¨®n libre dice Ilevaba una antorcha para prender fuego al cielo y un cubo de agua para apagar el incendio". En ambos, el amor m¨ªstico es independiente de recompensa y castigo.
Texto con m¨²ltiples referencias culturalistas -"que no importan", seg¨²n el autor-; escrito con la iron¨ªa y el pesimismo caracter¨ªsticas de su obra, en Las virtudes del p¨¢jaro solitario se encuentran dispersas reflexiones que quiz¨¢ pudieran ayudar al lector: "Era posible descifrar las oscuridades del texto, hallar una clave explicativa un¨ªvoca, desentra?ar su sentido oculto mediante el recurso a la alegor¨ªa, circunscribir sus ambig¨¹edades ling¨¹isticas..." (p¨¢gina 59).
Cig¨¹e?a o pajarraco
Tiene algo de p¨¢jaro, Goytisolo, no s¨®lo en su mirada aguda y quieta, sino en sus costumbres de cig¨¹e?a: como ¨¦stas, viaja a Marraquech cuando llega el fr¨ªo, y a Par¨ªs cuando llega el calor. M¨¢s que p¨¢jaro, dice ¨¦l, "para algunos soy un pajarraco".Pese a un permanente reconoimiento y ¨¦xito del novelista en Espa?a -ahora trabaja en 13 programas sobre el mundo ¨¢rabe para Televisi¨®n Espa?ola- sigue not¨¢ndose en Goytisolo una cierta complacencia de marginado, caracter¨ªstica de los a?os del franquismo y reflejada en obras como Se?as de identidad (1966) o Juan sin tierra (1975). Y sin embargo, reconoce, "no me puedo quejar: escribo lo que quiero, digo lo que quiero, vivo donde quiero... qu¨¦ m¨¢s se le puede pedir a la vida".
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