El Barcelona, con un f¨²tbol tosco, luch¨® m¨¢s y mejor¨® en Pamplona
ENVIADO ESPECIALEl Bar?a lleg¨® a Pamplona oliendo a cad¨¢ver futbol¨ªstico y su hedor era tan grande que ni siquiera el aroma que desprenden los cigarros puros que consume habitualmente su vicepresidente, Nicolau Casaus, pod¨ªa mitigarlo. Ante ese panorama, Osasuna quiso hacer las funciones de forense: se puso la mascarilla y los guantes para practicar la autopsia y firmar el certificado de defunci¨®n, pero se encontr¨® con la desagradable sorpresa de que el muerto todav¨ªa se mov¨ªa.
Y es que el Bar?a se movi¨® anoche en El Sadar como el animal que se sabe herido de gravedad y lucha por su supervivencia. Sus jugadores utilizaron las ¨²nicas armas que poseen en estos momentos, la dureza, las triqui?uelas de los veteranos y cierta dosis de fortuna. Pero siguieron dando pena y el p¨²blico navarro entendi¨® perfectamente que, adem¨¢s de los errores de una directiva, los que se visten de corto tambi¨¦n son culpables y en grado elevado de la situaci¨®n.
Howard Kendall, t¨¦cnico del Athl¨¦tic de Bilbao, Xabier Azkargorta, entrenador del Sevilla, y Luis Su¨¢rez, selecionador nacional Sub-21, no daban cr¨¦tido a la pizarra de los vestuarios de El Sadar. Con discreci¨®n preguntaban a los periodistas las razones por las que hab¨ªan saltado de la alineaci¨®n hombres como Schuster, Lineker, Carrasco y Roberto e interiormente pensaban que Luis Aragon¨¦s hab¨ªa perdido el oremus. Por el contrario, el gerente barcelonista Anton Parera daba el visto bueno a la alineaci¨®n presentada por el t¨¦cnico madrile?o, al tiempo que negaba cualquier intromisi¨®n de la directiva en la decisi¨®n de Luis.
Lo cierto es que con presiones o sin ellas, la t¨¢ctica revolucionaria de todos atr¨¢s y patad¨®n al bal¨®n les sali¨® bien y el Bar?a, mejor dicho, su actual junta directiva, ya empieza a so?ar con plantarse en la final de la Copa del Rey y lograr un puesto en Europa, siempre que el Real Madrid sea el otro finalista. Pero no es lo mismo defenderse que atacar y m¨¢xime en el Camp Nou. De momento, sus chicos ayer corrieron y a m¨¢s de uno le entra la duda de que si hubieran puesto el mismo empe?o en otros partidos quiz¨¢ su situaci¨®n ser¨ªa diferente.
Esos chicos prepotentes, a imagen y semejanza de quienes les mandan, que desprecian a sus socios, odian a los periodistas y dan la impresi¨®n de reirse de todo bicho viviente, al menos ayer sudaron la camiseta. Fue lo ¨²nico que hicieron. El f¨²tbol lo dejaron para otra ocasi¨®n o, quiz¨¢, para otros equipos donde, posiblemente, varios de ellos jugar¨¢n la pr¨®xima temporada. Menos mal que enfrente tuvieron a un rival que tampoco hizo nada del otro mundo.
Comenzaron entrando con fuerza a sus rivales y vulnerando el reglamento constantemente y acabaron el partido perdiendo el tiempo miserablemente. Como un equipo vulgar, como el cl¨¢sico conjunto que sale al terreno de juego consciente de su inferioridad y no desea otra cosa que corran las manecillas del reloj.
Hasta el minuto 23 no tiraron a puerta y simplemente se Iimitaron a incordiar a un Osasuna que sali¨® fuerte, plet¨®rico de facultades pero con un f¨²tbol tosco, de corte muy brit¨¢nico y que acab¨® desinfl¨¢ndose como un globo con el paso de los minutos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.