Psicoan¨¢lisis y depresi¨®n
En el suplemento de Futuro del pasado 27 de diciembre se publicaba una entrevista en la que, bajo el pretencioso t¨ªtulo de Psicoan¨¢lisis contra depresi¨®n, se presentaba una visi¨®n parcial y distorsionada del problema de la depresi¨®n y su tratamiento desde una supuesta ¨®ptica "radical", que no es otra que la de los manidos t¨®picos psicoanal¨ªticos a que tan acostumbrados nos tiene este peri¨®dico.Quiz¨¢ lo m¨¢s lamentable de este tipo de especulaciones intelectuales sea (aparte de la restrictiva y negativa representaci¨®n que hacen de la psicolog¨ªa) que induzcan al p¨²blico a pensar que el psicoan¨¢lisis es la forma indicada de tratar (y entender) la depresi¨®n y -peor si cabe- que esto se puede justificar con oscuros razonamientos y referencias a mitos esot¨¦ricos (complejos ed¨ªpicos, "matricidios simb¨®licos") en vez de con datos y pruebas verificables.
La realidad es que el problema de la depresi¨®n (no psic¨®tica) puede ser resuelto hasta un 70% de los casos a trav¨¦s de terapias psicol¨®gicas, como la cognitiva de Beck, la psico-educativa de Brown y Lewinsohn (de formato grupal), o t¨¦cnicas interpersonales que nada tienen que ver con el psicoan¨¢lisis y que duran unos tres o cuatro meses de promedio. La evidencia, razonablemente establecida a partir de una serie de estudios (entre ellos, el reciente e importante Proyecto Conjunto del National Institute of Mental Health norteamericano), han demostrado que estas t¨¦cnicas tienen una eficacia media similar o superior a la de los f¨¢rmacos antidepresivos.
Las ideas te¨®ricas que fundamentan estas intervenciones (aprendizaje social, cognitivismo o teor¨ªa relacional de Rogers) se caracterizan por la negaci¨®n de los principios del tratamiento psicoanal¨ªtico (centramiento en el pasado y en "causas ocultas" y distintas de la queja del paciente, an¨¢lisis intelectual frente a acci¨®n confrontativa, distanciamiento interpersonal frente a empat¨ªa, etc¨¦tera). M¨¢s a¨²n, podr¨ªa decirse que las psicoterapias modernas se han construido a partir del desmoronamiento sistem¨¢tico del psicoan¨¢lisis, que ha defendido con frecuencia pr¨¢cticas terap¨¦uticas visiblemente ineficientes y costosas, o se ha opuesto (desde el grueso de su establishment) a la introducci¨®n de pr¨¢cticas innovadoras en la evaluaci¨®n, tratamiento o prevenci¨®n de los problemas psicol¨®gicos (los casos del manual diagn¨®stico DSM-III, la desensibilizaci¨®n sistem¨¢tica o la psicolog¨ªa y psiquiatr¨ªa comunitaria son ilustrativas), siempre desde la misma ret¨®rica oscurantista y esot¨¦rica. As¨ª es que su inclusi¨®n en este peri¨®dico, o el af¨¢n de presentar el psicoan¨¢lisis como una ideolog¨ªa progresista o "radical" (cuando en realidad es la forma de tratamiento elitista de las clases pudientes), resulta rid¨ªculo.
Esa ret¨®rica, tan bien ilustrada en la entrevista comentada, as¨ª como la obsesi¨®n por lo intraps¨ªquico y el olvido sistem¨¢tico de los determinantes socio-ambientales de los problemas y conducta humanos (con los que "lo azotan" las "nuevas" terapias, seg¨²n el revelador" comentario-pregunta de la autora de la entrevista), son adem¨¢s un ejemplo dram¨¢tico de lo lejos que han llegado algunos acad¨¦micos y profesionales en su distanciamiento (desde el laboratorio o en la especulaci¨®n) de la realidad humana y social, de las inquietudes y aspiraciones cotidianas de los hombres y mujeres de nuestros d¨ªas.
Es, finalmente, lamentable que un peri¨®dico de la talla de EL PA?S no parezca capaz de ofrecer una visi¨®n amplia, realista y documentada de la panor¨¢mica de la psicolog¨ªa y salud mental actuales. Quiero pensar que su irritante parcialidad hacia el psicoan¨¢lisis se debe al desconocimiento o sesgo formativo de sus redactores. ?Por qu¨¦ no ampl¨ªan su red de colaboradores, entrevistas, etc¨¦tera, a representantes de otras tendencias o campos de trabajo psicol¨®gicos, como el campo familiar-sist¨¦mico, comunitario, cognitivo, humanista o conductual? Sus lectores podr¨ªan as¨ª descubrir que la psicolog¨ªa y los psic¨®logos espa?oles tienen mucho m¨¢s que ofrecer que recetas elitistas y disquisiciones cabal¨ªsticas.
Tampoco parecen ajenos a esta lamentable falta de eco social de nuestra disciplina el ensimismamiento endog¨¢mico y la falta de liderazgo efectivo de nuestras facultades universitarias (y parte de la organizaci¨®n colegial), m¨¢s centradas en peleas intestinas e intrigas personalistas de poder que en la promoci¨®n social de la psicolog¨ªa.- . Profesor titular de la facultad de Psicolog¨ªa de la universidad de Barcelona.
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