Nos perdimos en los Alpes
La econom¨ªa ha creado su propio idioma, pero seg¨²n afirma el autor de esta serie de dos art¨ªculos ha sido la pol¨ªtica monetaria la que ha sabido aislarse m¨¢s, resguard¨¢ndose de intromisiones inoportunas. La pol¨ªtica monetaria se ha situado as¨ª a cubierto de toda cr¨ªtica y revestida de un cierto car¨¢cter de infalibilidad. Sin embargo, existen lagunas por cubrir y bastantes preguntas sin responder.
El Bolet¨ªn Econ¨®mico del Banco de Espa?a de enero de 1987 al determinar los objetivos de la pol¨ªtica monetaria para ese a?o, se refer¨ªa a los diversos factores que en direcciones contrapuestas pod¨ªan alterar la demanda de ALP (activos l¨ªquidos en manos del p¨²blico), concluyendo que el resultado neto de los mismos ser¨ªa una tendencia al descenso de la demanda de ALP y, por tanto, un aumento de su velocidad de circulaci¨®n. De acuerdo con estas previsiones se fijaba una tasa de expansi¨®n de esta magnitud del 8% y unos m¨¢rgenes de fluctuaciones de m¨¢s menos 1,5 puntos porcentuales.Los objetivos monetarios fueron ampliamente desbordados a partir del mes de febrero. El gobernador del Banco de Espa?a, en su intervenci¨®n ante la Comisi¨®n de Econom¨ªa del Congreso el 2 de abril, expon¨ªa claramente el grado de descontrol en que se encontraban las variables monetarias, con una tasa de incremento de ALP, en t¨¦rminos anuales para el primer trimestre del a?o, del 14,3% (enero, 8%; febrero, 17% y, previsiblemente, para marzo, l7% ). Descartaba en esa primera intervenci¨®n que se hubiera producido una variaci¨®n en la velocidad de circulaci¨®n de ALP y achacaba, por tanto, el desbordamiento de los objetivos a un crecimiento excesivo de la demanda nacional de bienes y servicios. El sector exterior y el sector p¨²blico aparec¨ªan como fuentes principales de la creaci¨®n de liquidez que el Banco de Espa?a no hab¨ªa sabido o podido compensar. Manifestaba, por tanto, la necesidad de tomar medidas dr¨¢sticas si se deseaba atajar la consolidaci¨®n de ese proceso de expansi¨®n en un per¨ªodo razonable. Medidas que en una parte importante ya hab¨ªan sido tomadas en el mes de marzo. Mostraba su seguridad de que ¨¦stas dar¨ªan su fruto, y ped¨ªa paciencia, ya que la transmisi¨®n de los efectos de las mismas requer¨ªa tiempo: "Debemos, pues, esperar con tranquilidad la deseada desaceleraci¨®n de la expansi¨®n monetaria, en el bien entendido que el Banco de Espa?a completar¨¢ las medidas ya tomadas si la situaci¨®n en las pr¨®ximas semanas as¨ª lo aconsejara... Por el momento, seguimos suponiendo que este brote de problemas monetarios estar¨¢ superado en breve plazo. M¨¢s adelante advert¨ªa, para salvar la responsabilidad de la pol¨ªtica monetaria ante un eventual brote inflacionista: "Tambi¨¦n debemos tener muy presente que la pol¨ªtica monetaria s¨®lo puede contribuir a la regulaci¨®n del gasto nominal agrupado de bienes servicios. La forma en que este ¨²ltimo acaba traduci¨¦ndose en aumento de precios y en aumento de demanda y producci¨®n reales queda m¨¢s all¨¢ de las capacidades de actuaci¨®n de las autoridades monetarias a corto plazo; depende en buena medida de cu¨¢l sea el comportamiento de los salarios y dem¨¢s costes de producci¨®n".
En los momentos presentes sabemos ya que aquellas previsiones no se cumplieron; los ALP, lejos de reconducirse a la banda objetiva, se han mantenido, por t¨¦rmino medio, cinco o seis puntos porcentuales por encima del margen superior, situ¨¢ndose la tasa interanual para el conjunto del a?o alrededor del 14%, con puntas elevadas como los meses de agosto y octubre (20,6% y 19%, respectivamente). Todo ello a pesar de las medidas restrictivas tomadas por la autoridad monetaria a partir de marzo, que han elevado significativamente los tipos de inter¨¦s, llegando a estar los marginales de la subasta en mayo y junio por encima del 19%. Nos hemos situado, por tanto, en los tipos reales de inter¨¦s m¨¢s altos de Europa.
Los ALP y la inflaci¨®n
El diferencial de inter¨¦s entre los tipos exteriores e interiores fue abri¨¦ndose a lo largo del a?o, llegando a alcanzar diferencial de inter¨¦s provocado por las medidas restrictivas del Banco de diferencial de inter¨¦s provocado por las medidas restrictivas del Banco de Espa?a generaba una entrada masiva de capitales extranjeros a corto plazo que presionaban sobre los agregados monetarios, teniendo un efecto expansivo contrario al que se deseaba obtener. El Banco de Espa?a tuvo que adquirir divisas en los 10 primeros meses del a?o por 12.000 mullonos de d¨®lares, cantidad totalmente inusual en la intervenci¨®n y en
de los mercados cambiarios. Todo ello no impidi¨® que en el mismo per¨ªodo la peseta se apreciase frente a la CE. en un 3% en t¨¦rminos nominales y en un 5% en t¨¦rminos reales:
Es curioso se?alar que la p¨¦rdida de control en las variables monetarias no ha sido obst¨¢culo para que la tasa di: inflaci¨®n se mantuviese dentro de los objetivos previstos con una desaceleraci¨®n significativa con respecto a la de 1986. Ello aunque la mayor¨ªa de los convenios laborales se firm¨® con un aumento del salario medio del 6,5%, muy por encima del objetivo del 5%.
Los altos tipos de inter¨¦s tampoco han sido incompatibles con la existencia de un auge inversor que situar¨¢, seg¨²n previsiones la tasa de crecimiento anual de formaci¨®n bruta de capital fijo en torno al 20%. Aqu¨ª, no obstante, surgen varias preguntas: ?hasta qu¨¦ punto los empresarios han incorporado a sus expectativas los elevados tipos de inter¨¦s como algo estable y permanente? ?Con qu¨¦ desfase se tramita la elevaci¨®n de tipos de inter¨¦s a las realizaciones en inversi¨®n? ?Cu¨¢l hubiese sido el comportamiento de la inversi¨®n y de .la demanda interna con tipos de inter¨¦s m¨¢s en consonancia con los de los restantes pa¨ªses europeos? Cualquiera que sea la contestaci¨®n a estas preguntas, hay un hecho aparentemente cierto., los empresarios espa?oles est¨¢n en desventaja clara frente a sus colegas europeos en cuanto a. costes, no en materia de salarios, impuestos o cotizaciones sociales, que son m¨¢s bajos, sino en cuanto a gastos financieros, soportando los tipos de inter¨¦s real m¨¢s altos de Europa. Quiz¨¢ esto s¨ª da?e la competitividad.
A la vista de los datos anteriores, es dif¨ªcil pronunciarse por el car¨¢cter de la pol¨ªtica monetaria realizada Tendremos que decir lo mismo que el Informe de Coyuntura Econ¨®mica del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda del mes de diciembre: "Una vez vista la evoluci¨®n de las magnitudes monetarias, resulta dif¨ªcil pronunciarse sobre cu¨¢l ha sido el signo de la pol¨ªtica monetaria. Por un lado, atendiendo al desbordamiento de los ALP y al fuerte crecimiento que va a experimentar el producto interior bruto, superior al proyectado, se puede decir que la pol¨ªtica monetaria ha tenido un car¨¢cter expansivo. Sin embargo, criando se observan los altos tipos de inter¨¦s reales soportados durante el a?o, de los m¨¢s altos de Europa, determinados por la propia actuaci¨®n del Banco de Espa?a durante el primer semestre y la tendencia a la apreciaci¨®n de la peseta en el mercado de cambios, la pol¨ªtica monetaria parece haber tenido un car¨¢cter fuertemente restrictivo". En fin, nos perdimos en los Alpes.
Importancia relativa
Las dificultades en el control monetario no han sido privativas tan s¨®lo de nuestro pa¨ªs. El n¨²mero de octubre del presente a?o de Coyuntura Econ¨®mica, editado por la Confederaci¨®n Espa?ola de Cajas de Ahorros, incide, citando estudios de OCDE, en las distorsiones monetarias que han existido en casi todos los pa¨ªses desarrollados. En ning¨²n caso, por tanto, se pretende en este art¨ªculo criticar la actuaci¨®n del Banco de Espa?a en la instrumentaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria.
Los datos y hechos relatados anteriormente cuestionan tan s¨®lo la importancia de esto tipo de pol¨ªtica y relatividad el papel y posibilidades de la misma. Durante los ¨²ltimos a?os, especialmente a partir de la primera crisis del petr¨®leo, la pol¨ªtica monetaria y las doctrinas econ¨®micas defensoras a ultranza de la misma han ido ganando cada vez m¨¢s adeptos. Entre los tres sectores en que James Tobin divid¨ªa a los economistas: aquellos que piensan que el dinero no importa, los que creen que el dinero importa y los que mantienen que s¨®lo importa el dinero son estos ¨²ltimos, es decir, aquellos que se ha tendido a agrupar m¨¢s o menos con el nombre de monetar¨ªstas, los que quiz¨¢ han tenido m¨¢s ¨¦xito en la difusi¨®n de sus ideas. Se ha confiado demasiado en la pol¨ªtica monetaria y se han sacrificado demasiadas cosas a la misma.
La lucha contra la inflaci¨®n ha ocupado un puesto preeminente en la pol¨ªtica econ¨®mica de casi todos los pa¨ªses. La inflaci¨®n aparec¨ªa, y con raz¨®n, como uno de los peligros que acosaban al sistema capitalista.
La pol¨ªtica monetaria ha gozado de muy buena reputaci¨®n; se ha dotado de una gran credibilidad y muy pocas veces se ha puesto en cuesti¨®n su ineficacia. A pesar de que, como dice Galbraith, "es la pol¨ªtica favorita de la gente de la derecha", aparece revestida de un car¨¢cter as¨¦ptico, neutral, positivo, como si de una mera t¨¦cnica se tratase. En este fen¨®meno ha colaborado de forma decisiva el lenguaje esot¨¦rico de que la propia disciplina se ha autodotado. Todas las ciencias y profesiones tienen su propio lenguaje. Dominar el lenguaje es ya dominar en cierto sentido los secretos y reglas de la asignatura. El lenguaje es un instrumento de poder y tambi¨¦n de discriminaci¨®n para aquellos que no son iniciados; pone fronteras, resguarda de la cr¨ªtica. Los especialistas estar¨¢n a salvo de las miradas ignorantes e indiscretas. Sin dominar el lenguaje ser¨¢ dif¨ªcil juzgar la actuaci¨®n y las afirmaciones de los iniciados.
Es curioso que sean precisamente los detractores del sector p¨²blico, los que no conf¨ªan en el Estado, los m¨¢s firmes defensores de la pol¨ªtica monetaria No deja de parecer parad¨®jico que aquellos que consideran a la Administraci¨®n como paradigma del despilfarro y de la ineficacia, los esc¨¦pticos de que el Estado pueda gestionar adecuadamente los bienes y servicios, conf¨ªen en la instrumentaci¨®n adecuada de la pol¨ªtica monetaria. El sector p¨²blico, dicen, no es apto para la actividad empresarial. No son convenientes las empresas p¨²blicas, y mucho menos una banca p¨²blica oficial. No obstante, el control monetario s¨ª es factible, e inclusive perfecto. ?Ser¨¢ que los bancos centrales no son sector p¨²blico?
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