Mariscal

Los art¨ªculos del se?or Sol¨¦ Tura se presentan en un tono de falsa neutralidad y de ostentaci¨®n del sentido com¨²n, como exclusiva propia, que acaba cansando al lector y destapando a su autor. Aparenta el distanciamiento de un comentarista exterior, cuando est¨¢ implicado en la brega partidista diaria, como cualquiera de sus colegas de las organizaciones por las que ha ido pasando o de las otras a las que todav¨ªa no ha llegado.El publicado sobre la mascota de Mariscal resulta, a mi juicio, injusto con el se?or Pujol. La acusaci¨®n de gran inquisidor es muy fuerte y se puede volver contra quien la emite. En todo caso, queda por explicar por qu¨¦ reserva ese t¨ªtulo al honorable y no lo aplica, por ejemplo, a otros no menos honorables que encarcelan a unas personas por pegar carteles.

Me pregunto qu¨¦ hubiera sucedido en Madrid de haberse producido un caso an¨¢logo, y eso que aqu¨ª no somos nacionalistas, lino leguinistas. ?Habr¨ªa resbalado el que un Mariscal de turno hubiera utilizado las mismas expresiones para con Tierno y los madrile?os, o para con el Rey y los espa?oles? Me temo que la reacci¨®n hubiera sido m¨¢s cruenta que en Catalu?a. Pienso, pues, que el animalito es insalvable, que no se puede presentar en Catalu?a como si nada hubiera pasado y que al leer al se?or Sol¨¦ Tura se debe tener presente que es candidato de un partido, porque normalmente trata de disimularlo.-