El acoso a Noriega
CRECE EN Panam¨¢ la amenaza del hambre. El caos econ¨®mico y financiero es total. Los Bancos est¨¢n cerrados. Predomina una desmoralizaci¨®n general y, por encima de las opciones pol¨ªticas o ideol¨®gicas, la gente espera que el general Noriega se vaya y que, de alguna manera, la vida pueda empezar a normalizarse. Estados Unidos, que ha fracasado en una serie de maniobras pol¨ªticas para derribar a Noriega, esta vez ha atacado en el punto m¨¢s d¨¦bil, en la estructura econ¨®mica y financiera. En ese terreno, Panam¨¢ est¨¢ indefenso y EE UU tiene todas las de ganar. S¨®lo persiste la duda sobre el cu¨¢ndo y el c¨®mo.En un momento de crisis como el actual salen a flote los rasgos intr¨ªnsecos de la debilidad de Panam¨¢. Creado en 1903 por EE UU, mediante la separaci¨®n de un trozo de Colombia, para facilitar el control del canal cuya construcci¨®n iba a iniciarse al a?o siguiente, ha nacido como un Estado artificial. En 26 ocasiones los norteamericanos han intervenido militarmente para decidir problemas paname?os. El hecho de que el d¨®lar sea la moneda nacional -lo que otorga hoy a Washington un arma decisiva- es un s¨ªmbolo de la dependencia paname?a.
Frente a esa realidad, se ha ido afirmando la voluntad de crear una patria paname?a y de realizar pol¨ªticas independientes. La represent¨® el general Omar Torrijos, que, con un nacionalismo matizado de aspiraciones populistas, despert¨® en el pueblo la esperanza de una vida mejor y de una independencia efectiva. En una etapa en que EE UU, con el presidente Carter, se alejaba de la pol¨ªtica de la ca?onera y tend¨ªa a respetar la independencia de los pa¨ªses centroamericanos, Torrijos negoci¨® y firm¨® con Carter un tratado de alcance hist¨®rico, que estipula la devoluci¨®n del canal a Panam¨¢ a finales de siglo. Entonces los republicanos se opusieron a la firma y hoy la principal meta de Reagan, en su campa?a contra Noriega, es que Panam¨¢ vuelva a ser un pa¨ªs subordinado a las ¨®rdenes de EE UU, dejando en manos de ¨¦ste la decisi¨®n efectiva sobre el futuro del canal.
Torrijos firm¨® el tratado, pero no dej¨® en el pa¨ªs una estructura pol¨ªtica capaz de dar consistencia al dificil¨ªsimo proyecto de crear un pa¨ªs independiente. En su sucesi¨®n ha prevalecido el militarismo, mucho m¨¢s que los rasgos progresistas de su obra pol¨ªtica. Con Noriega, la injerencia de los militares en la pol¨ªtica se ha mezclado con operaciones oscuras, unas veces al servicio de los norteamericanos, otras de sus adversarios; siempre para sacar ganancias personales. Cuando en el verano pasado EE UU inici¨® el ataque directo para desplazar a Noriega, ¨¦ste se hallaba ya muy desprestigiado, lo que ha sido, y sigue siendo, una baza esencial para las maniobras de EE UU. El torrijismo y el proceso de su descomposici¨®n han dejado a Panam¨¢ sin una alternativa democr¨¢tica seria. La demanda de democracia es hoy patrimonio de la derecha y de EE UU.
En el plano internacional, la destituci¨®n del presidente Delvalle, a finales de febrero, ha creado como m¨ªnimo una ambiguedad legal, ya que el nombramiento del nuevo presidente se ha hecho de forma anormal. Esta circunstancia crea dificultades para que los pa¨ªses europeos y latinoamericanos -incluso los que en otros temas se oponen a Estados Unidos- sigan reconociendo plenamente a unas autoridades cuyo principal soporte es el ej¨¦rcito.
La situaci¨®n paname?a aparece en la actualidad sin la perspectiva de una soluci¨®n por v¨ªas de negociaci¨®n y sensatez. La aplicaci¨®n por EE UU de su pol¨ªtica de prepotencia no ha creado una alternativa susceptible de sacar al pa¨ªs de la terrible crisis que est¨¢ atravesando. Las consecuencias ser¨¢n sin duda muy graves. El centro financiero internacional establecido en Panam¨¢, decisivo para la econom¨ªa del pa¨ªs, ha sufrido un deterioro dif¨ªcilmente reparable. Cabe prever una larga inestabilidad pol¨ªtica, cualquiera que sea el desenlace en lo inmediato. A todas luces, EE UU busca resolver la crisis sin emplear sus tropas, cuya presencia en el canal es, sin embargo, un factor de presi¨®n constante. Un poder militar como el de Noriega puede durar m¨¢s de lo que parece l¨®gico. Ello constituye un factor m¨¢s de incertidumbre.
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