Di¨¢logo en una aduana nicaraguense
La tercera ronda de negociaciones entre los sandinistas y la contra ha sido una gran romer¨ªa de delegados y periodistas. La expectaci¨®n por esa reuni¨®n estaba motivada por el hecho de que por vez primera las conversaciones se han celebrado en territorio nicarag¨¹ense y, adem¨¢s, el Gobierno sandinista decidi¨® enviar a una representaci¨®n al m¨¢s alto nivel integrada por el comandante y ministro de Defensa, Humberto Ortega, hermano del presidente Daniel Ortega.M¨¢s de medio millar de enviados especiales, principalmente norteamericanos, asisti¨® durante estos tres d¨ªas a las conversaciones en esta aduana pr¨®xima a la frontera de Costa Rica y situada a 150 kil¨®metros al sur de la capital de Nicaragua.
Cada d¨ªa, despu¨¦s de las sesiones de negociaci¨®n, los presentes volv¨ªan en microb¨²s a Managua, Rivas o San Juan del Sur, en Nicaragua, mientras que otros se dirig¨ªan a Costa Rica y se hospedaban como buenamente pod¨ªan en la localidad de Liber¨ªa, a 80 kil¨®metros de la frontera nicarag¨¹ense y a casi 300 kil¨®metros al norte de San Jos¨¦. De esta manera, cada noche Sapo¨¢ se quedaba vac¨ªa y toda la actividad febril no se reanudaba hasta las nueve de la ma?ana del d¨ªa siguiente.
Las dos delegaciones han negociado en sesiones de ma?ana y tarde en los locales del Centro de Migraci¨®n de Sapo¨¢, a poca distancia de un improvisado centro de prensa al aire libre, montado en el lugar donde la polic¨ªa nicarag¨¹ense revisa el tr¨¢fico de contrabando.
Humberto. Ortega, vestido con uniforme militar, y los dem¨¢s componentes de la delegaci¨®n sandinista abandonaban este sitio al t¨¦rmino de cada d¨ªa y regresaban a ¨²ltima hora de la noche bien a Managya o a cualquier otra ciudad nicarag¨¹ense ya que, por razones de seguridad, nunca se dijo exactamente adonde iban.
La delegaci¨®n de la contra lleg¨® todos los d¨ªas con retraso acompa?ada de un s¨¦quito policial proporcionado por el Gobierno de Costa Rica, pero, parad¨®jicamente, cuando los rebeldes convocaban improvisados encuentros con la Prensa se ve¨ªan protegidos por las fuerzas de seguridad sandinistas.
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