Los sandinistas y la "contra" firman el alto el fuego
El regreso de la paz en Nicaragua despu¨¦s de casi ocho a?os de guerra fratricida, que ha costado ya m¨¢s de 50.000 muertos, ha dejado de ser un sue?o y se ha convertido en un objetivo real, concreto y alcanzable gracias al acuerdo suscrito por el Gobierno sandinista y las fuerzas rebeldes en el fronterizo poblado de Sapo¨¢, a s¨®lo cuatro kil¨®metros de Costa Rica, en la madrugada del mi¨¦rcoles al jueves. "?sta es una noche hist¨®rica en la que no tiene cabida hablar de problema0, declar¨® el secretario general de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), Joao Clemente Baena Soares.
El diplom¨¢tico brasile?o, en calidad de testigo de las negociaciones junto al cardenal arzobispo de Managua, Miguel Obando y Bravo, fue quien anunci¨® el acuerdo de nueve puntos por el que se establece, entre otras cosas, el cese de "operaciones militares ofensivas" por espacio de 60 d¨ªas a partir del pr¨®ximo 1 de abril y el mantenimiento inmediato de nuevas conversaciones al m¨¢s alto nivel para materializar un alto el fuego definitivo -la pr¨®xima se celebrar¨¢ en Managua, la capital nicarag¨¹ense, el 6 de abril-, as¨ª como aspectos relativos a una amnist¨ªa general, que alcanzar¨¢ a los miembros del ej¨¦rcito de la dictadura de Somoza, la reinserci¨®n social y pol¨ªtica de los exiliados en el marco de los acuerdos de paz de Esquipulas 2. El primer fruto concreto de Sapo¨¢ ser¨¢ la excarcelaci¨®n, el pr¨®ximo 3 de abril, domingo de Resurrecci¨®n, de un centenr de presos pol¨ªticos.El ¨¦xito de la reuni¨®n de Sapo¨¢ -la primera que se celebraba en territorio nicarag¨¹ense y con representantes al m¨¢s alto nivel de uno y otro bando- ha rebasado las expectativas que exist¨ªan en la v¨ªspera del final de tres agotadoras jornadas de "di¨¢logo franco e intenso", seg¨²n expresi¨®n de portavoces de la contra, y va m¨¢s all¨¢ de un simple acuerdo preliminar.
A juicio de los observadores, en Sapo¨¢ no ha habido ni vencedores ni vencidos. Los sandinistas, forzados por la grav¨ªsima crisis econ¨®mica que atraviesa Nicaragua, debida principalmente a la guerra, cedieron en buena parte de las reivindicaciones pol¨ªticas que los l¨ªderes rebeldes exig¨ªan. Y la contra, a su vez, accedi¨® pr¨¢cticamente a reconocer su derrota militar, especialmente tras los duros reveses sufridos en la ¨²ltima ofensiva sandinista
De la trascendencia y significaci¨®n de los acuerdos de Sapo¨¢ da cuenta el hecho de que a ¨²ltima hora del mi¨¦rcoles, cuando las dos delegaciones hab¨ªan conseguido por fin limar discrepancias que estuvieron a punto de echar por la borda lo alcanzado, lleg¨® a esta localidad fronteriza, 145 kil¨®metros al sur de Managua, el presidente nicarag¨²ense, Daniel Ortega, para presenciar en un improvisado y ca¨®tico estrado la firma del documento.
Enterrar el hacha de guerraDe lado sandinista fue suscrito por su hermano y ministro de Defensa, general Humberto Ortega, y de lado contra, por los dirigentes del directorio de la Resistenc¨ªa Nicarag¨¹ense (RN), Adolfo Calero, Alfredo C¨¦sar y Ar¨ªst¨ªdes S¨¢nchez, as¨ª como por ,la c¨²pula militar de los insurgentes -los comandantes To?o, Fernando y Omar-, con la signifigativa ausencia de su principal jefe, el ex coronel somoc¨ªsta Enrique Berm¨²dez. ?ste, de quien se rumore¨® el mi¨¦rcoles por la tarde que hab¨ªa muerto en combate la semana pasada, declaraba desde Honduras que: "Sapo¨¢ significa un ¨¦xito para las fuerzas rebeldes, capaces todav¨ªa de derribar a los sandinistas". Estas afirmaciones, as¨ª como la ausencia del ex jefe de la RN, Pedro Joaqu¨ªn Chamorro, revelan que no hay una unidad de criterio en la conIra con respecto a los acuerdos.
"Estamos decididos a enterrar el hacha de la guerra y levantar el olivo de la paz", dijo Daniel Ortega en la ceremonia de clausura. El presidente sandinista manifest¨® que Sapo¨¢ es el "inicio del caniino de la paz", y al referirse a Estados Unidos, cuyo Gobierno ha apoyado econ¨®micamente la existencia de la contra, declar¨®: "Es momento de que Estados Unidos respalde este esfuerzo. El primer paso lo hemos dado nosotros. El segundo lo debemos dar los dos Gobiernos para normalizar relaciones. Invito al presidente Reagan a que suscriba con su apoyo este esfuerzo de paz".
Por su parte, el dirigente rebelde Calero afirm¨® que se trataba de un "acuerdo sincero que puede y debe ser cumplido. Es una muy ser¨ªa obligaci¨®n la que hemos contra¨ªdo. Tengo la seguridad de que ambas partes la cumpliremos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.