Manual de educaci¨®n sexual

Tres mujeres en escena; y sus distintas edades, que van, vienen para mostrarnos la dificultad de vivir. Sobre todo, la dificultad de vivir cuando se es mujer y se tiene por todas partes el tab¨² del sexo, la amenaza continua de la represi¨®n que ejercen unas sobre otras —bondadosamente, como es natural— con bondadosas amenazas, con informaciones terror¨ªficas —divinas y humanas— que se enfrentan con la obsesi¨®n por el hombre, convertido en ¨²nico objeto de sus vidas.

Lo que les pasa no es ni m¨¢s ni menos que lo que a todas las mujeres del mundo, probablemente: masturbaciones, reglas, brotecillos infantiles de lesbianismo, virginidad, abandono, embarazo, maternidad, soledad, amores tard¨ªos y, siempre, frustraci¨®n.

Se ha hecho esto otras muchas veces, sobre todo en nuestros tiempos, y se ha hecho tambi¨¦n con el mundo del hombre y sus frustraciones propias, y sus terrores, y sus mitos con respecto a la mujer; esta comedia no excluye esa otra desventura, pero no tiene que ocuparse demasiado de ella —el ¨²nico varoncito que sale es una sombra desorientada y manipulada, que cuando toma una decisi¨®n en virtud de su deber de hombre lo destroza todo— porque no es su objetivo.

Diversi¨®n

Podr¨ªa servir esta comedia de manual de informaci¨®n sexual si no fuese a algo m¨¢s, que es la diversi¨®n. Lo nuevo es un lenguaje descarnado y bravo, que Rosa Montero traduce y adapta al castellano con su desparpajo literario propio y, por tanto, con eficacia. Se dice de todo. Y se representa que se hace de todo. La habilidad de Sharman Macdonald est¨¢ no s¨®lo en ese lenguaje, sino en la medida teatral con que va pasando de la comedia divertida y deslenguada a la descripci¨®n del drama humano, de las vidas definitivamente rotas solamente por los viejos persuasores del sexo como mal y de una educaci¨®n tradicional. As¨ª defiende el t¨®pico.

Puede contener alguna informaci¨®n: una corroboraci¨®n para las mujeres, alg¨²n descubrimiento que los hombres puedan hacer de sus sigilosas compa?eras. Y ser¨ªa muy ¨²til para colegios de ni?os y ni?as que necesitasen un complemento para sus clases de educaci¨®n sexual: pero seguramente no les van a llevar, porque el tab¨² externo y oficial no ha cambiado a¨²n.

La interpretaci¨®n de las dos muchachas, Marta Puig y Gloria Mu?oz, es tan viva como requiere su texto; Encarna Paso, v¨ªctima de un accidente, tiene que retraer su personaje por razones f¨ªsicas, pero habla con entereza. La direcci¨®n de Jaime Azpilicueta resuelve los movimientos y los tr¨¢nsitos de edad y lugar con juegos de luces. Todo sucede ante un desagradable decorado que supone una playa; no cesa de atormentar al espectador durante toda la acci¨®n. Mejor una c¨¢mara negra.

Tuvo aplausos la obra en algunos momentos, sobre todo dedicados a Marta Puig y sus frases, y termin¨® con una ovaci¨®n, que recogieron los actores y el director de escena.