El Real, de despedida
Dentro del ciclo de 17 conciertos que esta temporada ha organizado la universidad Aut¨®noma de Madrid le lleg¨® el turno a la Orquesta de C¨¢mara Inglesa en sendas convocatorias dedicadas a Bach, sus cuatro Suites orquestales y cuatro de los seis Conciertos de Brandenburgo.En ambas ha quedado patente una vez m¨¢s el buen hacer de esta agrupaci¨®n empastada, con excelentes maderas, aceptables cuerdas y m¨¢s d¨¦biles vientos, a los que se unieron solistas tan meritorios como el viol¨ªn de Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Asensio y la flauta de William Bennet.
T¨ªpicamente inglesas
Orquesta de C¨¢mara Inglesa
Director: P. Ledger. Obras de Bach. Madrid. Teatro Real, 29 y 30 de abril.Orquesta Nacional de Espa?a Director: J. L¨®pez Cobos. Obras de Wagner. Madrid. Teatro Real, 29 de abril.
Todo en su sitio, coherencia, homogeneidad para unas versiones t¨ªpicamente inglesas en su academicismo, planteadas acertadamente por el director y clavecinista Philip Ledger. No es, por tanto, extra?o que, si a ello unimos las excelencias de las obras interpretadas, se multiplicasen los aplausos y el entusiasmo del p¨²blico joven que en estas ocasiones abarrota el Real.Para muchos, los conciertos de esta semana de la Orquesta Nacional de Espa?a han tenido un sabor especial y permanecer¨¢n en el recuerdo como los ¨²ltimos de abono del teatro Real.
La pr¨®xima temporada ya entrar¨¢ en funcionamiento el nuevo auditorio, aunque las obras parezcan empezar a retrasarse, y el Real cerrar¨¢ sus puertas tras el Festival de Oto?o a fin de recuperar su original funci¨®n oper¨ªstica. L¨®pez Cobos ha resaltado este hecho con unas breves l¨ªneas en el programa de mano explicando los motivos de las obras elegidas para esta ocasi¨®n, una sinfon¨ªa y una suite orquestal de la Tetralog¨ªa de Wagner, a modo de puente entre lo que ha sido el Real desde 1968 y lo que presumiblemente ser¨¢ a partir de 1993. Entre tanto, y a pocas fechas de El Cid, ?por qu¨¦ no mas ¨®peras en concierto?.
La Sinfon¨ªa en do mayor de Wagner no pasa de ser una especie de proyecto fin de carrera de un m¨²sico aventajado de 19 a?os que mezcla aires de piezas por ¨¦l admiradas -Tercera, Quinta y S¨¦ptima sinfon¨ªas de Beethoven, Freisch¨¹tz, etc¨¦tera- a?adiendo una aportaci¨®n personal en cuya s¨®lida construcci¨®n y planteamiento de timbres orquestales se vislumbraban ya sus posibilidades futuras.
Existe en el andante el valor de su inquietud, de su af¨¢n de b¨²squeda, aunque los logros no superen los de una cierta belleza formal. En cualquier caso, bien vale la pena asistir a la comparaci¨®n entre este estudio y la suite orquestal de la Tetralog¨ªa seleccionada por el director titular, embullido en estas partituras que han supuesto su mayor empe?o en la Opera de Berl¨ªn y que incluso ha llevado de gira a Jap¨®n.
Las voces siempre son imprescindibles en la ¨®pera, pero su ausencia espor¨¢dica en fragmentos de amplio contenido orquestal, como la Despedida de Wotan o la Inmolaci¨®n de Brunhilda, permiten apreciar matices que normalmente quedan enmascarados tras el natural arrastre vocal.
La batuta titular
L¨®pez Cobos y la ONE construyeron esta selecci¨®n, a la que s¨®lo cabr¨ªa reprochar la ausencia de La entrada de los dioses en el Walhala de la primera jornada del Anillo, con excelente factura, digno y poderoso sonido, lirismo y drama, demostrando una vez m¨¢s algo que ha sido la constante de la temporada que ahora concluye: los mejores rendimientos se han alcanzado siempre bajo la batuta titular. Ni en las buenas prestaciones de Sanderling Inbal o Entremont han podido superar aqu¨¦llas.La mayor dedicaci¨®n de L¨®pez Cobos a su orquesta cuando concluya su etapa berlinesa producir¨¢ sin duda los frutos que todos esperamos y de los que esta temporada hemos tenido anticipo, tanto en los resultados como en la inteligencia de una programaci¨®n que nos ha deparado estrenos de calidad como la 4? sinfon¨ªa de Tom¨¢s Marco o el concierto para violoncello y orquesta de Prieto y abundantes monogr¨¢ficos y primeras audiciones de inter¨¦s.
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