"Un pa¨ªs peque?o al que nadie le ha regalado nada"

, En la presentaci¨®n del libro que recoge su ideario, el pasado mes de abril, Jordi Pujol reiter¨® que su nacionalismo tiene una voluntad globalizadora, una pretensi¨®n de expresar la totalidad de matices de la naci¨®n y de ser aceptable para la totalidad de los nacionales. Esa voluntad, dijo, est¨¢ muy bien sintetizada en el eslogan Som sis milions, que preside las campa?as publicitarias de la Generalitat y en el que se subraya la idea de la unidad de los seis millones de catalanes.

Cuando a Luis Bassat, asesor de imagen de la Presidencia de la Generalitat y creador del Som sis milions, se le formula la misma pregunta que a los polit¨®logos, la respuesta es categ¨®rica: "Lo m¨¢s destacado del mensaje de Pujol es la prioridad absoluta que otorga a Catalu?a, entendida como globalidad". ?Y despu¨¦s? "Despu¨¦s de Catalu?a, Europa".

Bassat destaca tambi¨¦n de Pujol "algo que a los publicitarios nos fascina, por inclinaci¨®n profesional: su capacidad de comunicarse con el electorado, que es absolutamente brutal". Pujol lleva a?os repitiendo en mil versiones distintas un discurso que ha resultado inatacable para sus rivales pol¨ªticos. En ¨¦l se describe a Catalu?a como un pa¨ªs peque?o, con voluntad de: mantener su identidad, que se define por su lengua, su cultura y su historia y que tiene una firme voluntad de permanecer como naci¨®n en el futuro. Esta voluntad de ser es la que ya Vicens Vives se?al¨® como un rasgo definitorio de los catalanes.

A ello a?ade Pujol que a este pa¨ªs peque?o nadie le ha regalado nunca nada, sino que todo lo que tiene, su riqueza, es producto del esforzado trabajo de sus hombres, que son su principal activo. Todo le viene de la porf¨ªa y de la capacidad emprendedora.

La insistencia de Pujol en otorgar a la iniciativa empresarial la categor¨ªa de rasgo definitorio de Catalu?a es una novedad de los ¨²ltimos a?os, y cumple la funci¨®n de gui?o a la derecha tradicional. A diferencia de lo que es habitual en la derecha espa?ola, Pujol no fue expl¨ªcitamente anticomunista hasta 1979. Este gui?o puede llevar por exclusi¨®n a concluir que las doctrinas adversarias de la libertad de empresa, que hist¨®ricamente han sido el anarquismo, el primer socialismo y el comunismo, no forman parte de la esencia del pa¨ªs.

Junto a estos elementos, el pujolismo incorpora a su discurso, a partir de innumerables pretextos abundantemente servidos por la situaci¨®n pol¨ªtica, la idea de que Catalu?a lucha siempre contra poderosos adversarios exteriores, cuyo empe?o es precisamente impedir su consolidaci¨®n como naci¨®n.

Pujol proyecta tambi¨¦n el futuro de esa Catalu?a ideal sobre una Europa que describe como una realidad existente desde Carlomagno, previa a la constituci¨®n de los Estados-naci¨®n. Espa?a aparece en este discurso como una realidad inesquivable, aceptada, sin duda, incluso imprescindible, pero lateral. La conmemoraci¨®n del Milenario ha servido para que Pujol subrayara que el nacimiento de Catalu?a es anterior al del Estado espa?ol y que, en consecuencia, esa realidad inmanente de Catalu?a est¨¢ por encima de las formas pol¨ªticas en que se encuentra en cada momento hist¨®rico.