Bush, el desgaste del 'eterno segund¨®n
Problemas del vicepresidente de EE UU para 'vender' la herencia de Reagan
Si George Herbert Walker Bush pusiera un circo, le crecer¨ªan los enanos. Su lealtad cl¨®nica a Reagan se est¨¢ convirtiendo en un d¨¦ficit: no consigue despegarse de la pesadilla del Irangate; le persiguen el fantasma de Panam¨¢ y Noriega, acusaciones de presunta implicaci¨®n de sus asesores con el tr¨¢fico de drogas y la ayuda a la contra y los problemas ¨¦ticos del ministro de Justicia, Edwin Meese.
Y, para colmo, un sondeo nacional publicado esta semana asegura, por primera vez, que el dem¨®crata Michael Dukakis le arrebatar¨ªa en noviembre la presidencia por un margen del 49% al 39%.El vicepresidente George Bush es estos d¨ªas un pol¨ªtico atribulado al que la Prensa no hace caso, y cuando se lo hace es para desenterrar historias muy peligrosas. Y esto al pesar de que acaba de recibir el espaldarazo oficial, sorprendentemente t¨ªmido, de Ronald Reagan y de que tiene ya los delegados necesario para ser designado candidato oficial republicano a la Casa Blanca por la convenci¨®n de su partido, en agosto, en Nueva Orleans. Su ¨²ltimo rival, el teleevangelista Pat Robertson, se retir¨® el lunes de la carrera presidencial ofreciendo el apoyo de los cristianos fundamentalistas.
Pero a medida que pasan las semanas aumentan las dudas del electorado y de la clase pol¨ªtica sobre el peso espec¨ªfico de Bush para ser presidente y su capacidad para superar su eterno papel de segund¨®n, s¨ª se?or, y proyectar una personalidad pol¨ªtica propia distinta a la de su jefe. Adem¨¢s, las ¨²ltimas revelaciones tragic¨®micas sobre una presidencia dirigida por una astr¨®loga de San Francisco y un presidente pasivo manejado por una tropa de mediocres manipuladores no ayudan a Bush.
Lo ¨²nico que vende este patricio republicano, quintaesencia del establecimiento de las finanzas y la pol¨ªtica del Grand Old Party (GOP) de la costa este, es la herencia de Ronald Reagan M¨¢s de lo mismo con diferentes caras. Pero esta Administraci¨®n se est¨¢ deshaciendo en la ineficacia y en el esc¨¢ndalo, y s¨®lo se salva la popularidad personal de Ronald Reagan. Y los sondeos indican que esto es lo ¨²nico que no va a heredar George Bush.
Pasividad, falta de iniciativa
El 28% de los que votaron por el actual presidente en 1984 afirma que lo har¨ªa por Dukakis si la elecci¨®n fuera hoy. Hay se?ales preocupantes para los republicanos de que la coalici¨®n de trabajadores industriales, mujeres y dem¨®cratas independientes que se pasaron a Reagan en 1984, d¨¢ndole una victoria hist¨®rica, no votar¨¢n en noviembre por Bush y regresar¨¢n al campo dem¨®crata.
Ahora todo se mezcla: Nicaragua, contra, drogas y Panam¨¢. La impresi¨®n de que el general Manuel Antonio Noriega puede tener informaci¨®n que puede arrastrar al abismo pol¨ªtico a Bush -sus eventuales conexiones y vista gorda con el narcodictador cuando Bush era director de la CIA y desde la vicepresidencia- es generalizada en Washington.
La prisa que se est¨¢ dando la Administraci¨®n por solucionar la crisis paname?a, aceptando levantar los procesamientos contra Noriega, trag¨¢ndose las sanciontes econ¨®micas aun a costa de sufrir una humillaci¨®n may¨²scula. a manos de un dictador bananero, s¨®lo se explicar¨ªa por la necesidad de evitar que la basura acumulada salpique a Bush y hunda sus posibilidades presidenciales. Noriega lo sabe, y despu¨¦s de 'sacar el dedo a Reagan", como titul¨® en primera a toda p¨¢gina el New York Post, est¨¢ consiguiendo incre¨ªbles condiciones para su honroso retiro.
Bush necesita urgentemente una noriegactom¨ªa, afirma esta semana una revista nacional. El principal problema del vicepresidente es que nadie sabe d¨®nde ha estado en m¨¢s de siete a?os de presidencia de Reagan y cu¨¢l ha sido, si alguna, su verdadera influencia. Hay unanimidad, en los libros que est¨¢n apareciendo en cascada sobre el presidente, en que el vicepresidente ofrec¨ªa la misma imagen de pasividad y falta de iniciativa que Reagan.
Su categor¨ªa de experto en pol¨ªfica exterior -basada en sus puestos de representante ante la ONU, director de la CIA y embajador en Pek¨ªn- frente a un Dukakis inexperto en la materia no est¨¢ siendo rentabilizada por Busti. Su inacci¨®n en el Irangate, no advirtiendo al presidente que no se metiera en ese avispero, le sirven al gobernador de Massachusetts para afirmar que esa no es lit experiencia que necesita EE UU en el futuro.
Los sondeos le conceden a Dukakis mayor habilidad para enfrentarse a una crisis internacional, aunque muestran que los norteamericanos creen a¨²n que Bush tiene m¨¢s experiencia que su rival para ser presidente.
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