Ortigoza: Mi prisi¨®n serv¨ªa a Stroessner para escarmentar a los militares opositores"
"Tarde o temprano volver¨¦ a Paraguay, volver¨¦ al terru?o", dice Napole¨®n Ortigoza mientras mira a trav¨¦s de los cristales del sal¨®n de autoridades del aeropuerto de Madrid-Barajas el amplio espacio de la libertad. Atr¨¢s, en su pa¨ªs, quedan 25 a?os de prisi¨®n por oponerse al r¨¦gimen del general Alfredo Stroessner, que le otorgan el triste t¨ªtulo de ser el preso pol¨ªtico m¨¢s antiguo de Latinoam¨¦rica. "La m¨ªa fue una prisi¨®n arbitraria y pol¨ªtica, impuesta por Stroessner no s¨®lo para castigar un presunto compl¨® en su contra, sino para escarmentar a todos los militares que osaran opon¨¦rsele", afirm¨®.
Ortigoza, de 56 a?os, ex capit¨¢n del arma de Caballer¨ªa y "mejor alumno de su promoci¨®n", como ¨¦l se encarga de recordarlo, lleg¨® ayer de madrugada a Espa?a en calidad de asilado pol¨ªtico para "aprender democracia y respirar libertad". De la libertad dice que sabe poco, despu¨¦s de haber pasado casi toda su vida adulta aislado en una celda de seguridad. De la democracia afirma que tampoco sabe mucho, por su formaci¨®n militar y la situaci¨®n de su pa¨ªs, gobernado desde 1954 por el m¨¢s antiguo dictador de Am¨¦rica Latina.Precisamente la persecuci¨®n personal del general Stroessner en su contra -"con la obcecaci¨®n y persistencia de su mente militar y su ascendencia alemana", como afirma Ortigoza- impidi¨® que el ex capit¨¢n asignado al Estado Mayor quedara libre tras cumplir, en diciembre pasado, los 25 a?os de reclusi¨®n a los que fue condenado al conmut¨¢rsele la pena de muerte que ped¨ªa Stroessner.
Ortigoza, convertido en un s¨ªmbolo de la lucha contra la dictadura, fue llevado tras su salida de prisi¨®n a una localidad del interior paraguayo y sometido a retenci¨®n domiciliaria. De all¨ª fue trasladado a Asunci¨®n, desde donde escap¨® con la ayuda de militantes opositores y se refugi¨® en la embajada de Colombia, en la que permaneci¨® tres meses, hasta conseguir el permiso del Gobierno para abandonar el pa¨ªs.
"Paraguay tiene desde hoy un delincuente menos", declar¨® el ministro de Educaci¨®n y Cultura de ese pa¨ªs, Carlos Ortiz Ram¨ªrez, tras la salida de Ortigoza. "?l no es ning¨²n asilado pol¨ªtico, no tiene ninguna persecuci¨®n pol¨ªtica, es un vulgar y simple asesino", agreg¨® el ministro, con la terquedad de un representante de un r¨¦gimen pocas veces obligado a hacer concesiones a la presi¨®n internacional.
Ortigoza fue acusado en 1962 del asesinato del cadete Albeirto Anastasio Ben¨ªtez y de planear una conspiraci¨®n contra Stroessner, quien gobernaba el pa¨ªs desde hac¨ªa ocho a?os. "Los informes de los peritos demostraron que el cadete se hab¨ªa ahogado y no ten¨ªa huellas de violencia fisica, pero el r¨¦gimen, a trav¨¦s del entonces jefe de polic¨ªa y actual embajador en Bolivia, Ram¨®n Duarte, me acus¨® a m¨ª y a otros 20 oficiales", afirma Ortigoza.
La conciencia de ser inocente, las escasas visitas de amigos y familiares y la lectura de per¨ª¨®dicos y novelas de aventuras ayudaron al ex capit¨¢n a mantener la esperanza. Ley¨®, seg¨²n cont¨® ayer en Madrid, la novela Papillon, en la que el franc¨¦s Henry Charri¨¨re cuenta sus m¨²ltiples escapatorias de prisiones, y so?¨® con emularlo.
Ahora espera reunirse en Madrid con su familia, todav¨ªa en Asunci¨®n; espera ser bien acogido en Espa?a; espera que caiga Stroessner, aunque cree que "s¨®lo la muerte lo va a sacar del poder". Entretanto, se unir¨¢ a la oposici¨®n paraguaya en el exilio.
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