Cualquier excusa es buena
Una invasi¨®n de porcinos en la M-30, unas gotas de lluvia, una calle patas arriba, un socav¨®n inesperado, los controles policiales o una manifestaci¨®n por la Gran V¨ªa. Cualquier excusa es buena para justificar lo mal que est¨¢ el tr¨¢fico en una ma?ana cualquiera.Varias circunstancias parecen haberse aliado ¨²ltimamente para pon¨¦rselo a¨²n m¨¢s dif¨ªcil al Ayuntamiento. Madrid contempl¨® a finales del a?o pasado m¨¢s de una veintena de manifestaciones que colmaron la paciencia de los automovilistas.
Corr¨ªa el 18 de noviembre cuando m¨¢s de 2.000 minusv¨¢lidos de Prodiecu se plantaron en plena plaza de Col¨®n y provocaron un monumental atasco durante ocho horas. Ni la decena de camiones que bloquearon d¨ªas antes la Puerta de Alcal¨¢, ni las multitudinarias protestas sindicales, ni las de los agricultores que sembraron de cerdos la M-30 provocaron un caos semejante al de aquel d¨ªa.
El Ayuntamiento tom¨® cartas en el asunto y pidi¨® a la Delegaci¨®n del Gobierno que no autorizara manifestaciones por una quincena de calles c¨¦ntricas. Aun as¨ª, m¨¢s de 30 manifestaciones recorrieron el centro de Madrid en los cuatro primeros meses del a?o.
Los conductores se saben la lecci¨®n de memoria cada vez que se produce alguna acci¨®n terrorista en Madrid. A la ma?ana siguiente no pueden evitar el quedar atrapados en las kilom¨¦tricas colas que provocan los controles policiales. El secuestro de Emiliano Revilla propici¨® el 25 febrero otro atasco de esos que hacen historia. Seg¨²n datos del Ayuntamiento, el 15% de los madrile?os no pudo llegar a su lugar de trabajo ese d¨ªa.
Pero no hace falta recurrir a situaciones extremas. Una ma?ana de lunes o una tarde de un viernes cualquiera son suficientes. Los accesos a la capital se bloquean y Madrid se convierte en una ratonera, a la espera del milagroso 1992 para ver construidos nuevos accesos que se inician con m¨¢s de una d¨¦cada de retraso.
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