El Estado portugu¨¦s vende el 49% de un banco y de una empresa cervecera estatales
La fecha del 7 de julio de 1988 quedar¨¢ probablemente en la historia de la econom¨ªa portuguesa como el punto de arranque del proceso de privatizaci¨®n, aunque la decisi¨®n del Gobierno de Cavaco Silva tenga sobre todo un valor simb¨®lico. La venta por el Estado del 49% del capital del Banco Totta y Acores y de la cervecera Unicer tiene, m¨¢s que nada, el significado de romper con el principio de la irreversible de las nacionalizaciones decretadas en marzo de 1975, en el auge del proceso revolucionario que brot¨® en Portugal despu¨¦s de la revoluci¨®n de los claveles.
Despu¨¦s de algunas peripecias (el tribunal competente consider¨® inconstitucional el texto de la ley de privatizaciones inicialmente votado por el Parlamento de Lisboa), el Gobierno de Cavaco Silva consigui¨® la promulgaci¨®n por el presidente Soares de la legislaci¨®n que permite la transformaci¨®n de las empresas estatales en sociedades an¨®nimas y la apertura a la inversi¨®n privada de estas sociedades hasta el 49% de su capital. El mismo d¨ªa en que el primer presidente socialista de la Rep¨²blica Portuguesa ratificaba la promulgaci¨®n de la legislaci¨®n, el Consejo de Ministros anunciaba cu¨¢les ser¨ªan las primeras empresas afectadas: el Banco Totta y Acores y Unicer.Trat¨¢ndose de un estreno, las empresas escogidas son, en m¨¢s de un aspecto, simb¨®licas. Por un lado, Cavaco Silva dijo siempre que no pod¨ªa tratarse de vender al lector privado "monos o elefantes blancos", o sea, empresas sin viabilidad econ¨®mica, y por otro lado, que el Estado se libere de una serie de empresas que no tienen nada que ver con la noci¨®n de sector p¨²blico y de servicio p¨²blico.
En el caso de Unicer, el doble requisito est¨¢ perfectamente ejemplarizado: que la fabricaci¨®n y la comercializaci¨®n de la cerveza escapa totalmente a la esfera de responsabilidad del Estado; hasta el propio Gorbachov estar¨ªa de acuerdo con la afirmaci¨®n. Pero, al mismo tiempo, Unicer, con un capital social de apenas 6.000 millones de pesetas y beneficios de cerca de 14.000 millones en 1987, es una empresa capaz de suscitar el mayor inter¨¦s por parte del capital privado.
Tama?o medio
En el sector bancario, la privatizaci¨®n parcial del Totta y Acores infringe uno de los principios de la doctrina comunista, el del control del Estado sobre la actividad bancaria, pero escoge para este fin un banco mediano. Con un capital social de 8.000 millones de pesetas y beneficios de 557 millones en 1987, el Totta no pertenece d grupo de los grandes, pero tampoco figura entre los bancos estatales en peores condiciones para enfrentar la competencia.En los dos casos, Cavaco Silva parece haber querido dar una muestra de lo que ser¨¢ la pol¨ªtica del Gobierno una vez conseguida la revisi¨®n constitucional y la eliminaci¨®n de todas las barreras jur¨ªdicas al proceso de reprivatizaciones: ni "privatizaci¨®n de los beneficios", entregando a la iniciativa privada las empresas m¨¢s rentables, ni "socializaci¨®n de los costes", qued¨¢ndose el Estado exclusivamente con las empresas condenadas a dar perjuicios.
El ministro de Finanzas, Miguel Cadilhe, anunci¨® para dentro de 8 a 10 d¨ªas la promulgaci¨®n de los textos legales que determinar¨¢n las condiciones para la venta de las dos empresas, pero se sabe ya que la bolsa ser¨¢ el medio escogido.
La decisi¨®n del Gobierno portugu¨¦s suscit¨® en¨¦rgicas reacciones, tanto de la derecha como de la izquierda. Los democristianos del CDS consideran que Cavaco Silva trata de enga?ar a la opini¨®n p¨²blica porque la verdadera privatizaci¨®n es aquella que afecta a la totalidad de una empresa. Los comunistas consideran que se trata de un favor hecho por el Gobierno a los grandes grupos econ¨®micos, y los socialistas han interpelado al Gobierno.
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