Hab¨ªa visita
Como los chavalines cuando hay visita en casa, as¨ª se comportaban ayer los mozos en Pamplona: hicieron cuantas gracias saben. En el primer toro ya las hab¨ªan agotado todas, cantadas, bailadas, brincadas, mecidas, seg¨²n cada caso y circunstancia: la sinton¨ªa de Eurovisi¨®n, de pie y brazos en alto; la ola, el que no se agache polic¨ªa, tenemos un alcalde que es un facha, que guapa estas Mar¨ªa, arriba la goma dos; duchas con el champ¨¢n, espolvoreo de harina a sacos, mucha ikurri?a en banderitas y la banderaza con cresp¨®n, llevada de mano a mano por el tendido.Una nueva pieza incorporaron ayer a su escogido repertorio y fue aquello de Ay mama In¨¦s, todos los negros tomamos caf¨¦. Se la dedicaron a Morenito de Maracay, que es diestro venezolano de color. Sin ninguna intenci¨®n ofensiva, desde luego; por el contrario, era en su homenaje, pues sinti¨¦ndose en la imperiosa necesidad de referenciar al torero, no encontraron a mano mejor letra.
Murteira / Ruiz Miguel M
de Maracay, CampuzanoToros de Murteira Grave, de gran trap¨ªo, cornalones, descastados, mansos y broncos. Ruiz Miguel: estocada ladeada (pitos); bajonazo (ovaci¨®n y tambi¨¦n algunos pitos cuando sale a los medios). Morenito de Maracay: pinchazo y otro hondo perdiendo la muleta (aplausos y saludos); dos pinchazos y media atravesada muy baja perdiendo la muleta (vuelta). Tom¨¢s Campuzano: cuatro pinchazos, estocada corta ladeada y tres descabellos (silencio); pinchazo y estocada corta (aplausos). Plaza de Pamplona, 11 de julio. Sexta corrida de feria.
Morenito de Maracay se hizo digno acreedor al homenaje, ya que estuvo muy animoso, con pleno dominio de la situaci¨®n, capoteador enterado, banderillero seguro. Lo que m¨¢s impresion¨® al p¨²blico fue un quiebro al quinto toro, y sobre todo el alarde de reflejos con que escap¨® de la cornada segura a la salida del par, saltando la barrera al estilo rodillo ventral. Con la muleta no alcanz¨® igual brillantez, ni era posible, pues los toros se le quedaban en la suerte se?al¨¢ndole las femorales con aquellos pitonazos bu¨ªdos de impresionantes dimensiones. Ni Morenito de Maracay ni nadie en el escalaf¨®n de matadores pod¨ªa estar tranquilo cerca de los Murteira, que sacaron feo estilo y pusieron al descubierto su falta de casta, a medio camino entre la mansedumbre y la moruchez.
Varios de ellos derrotaban a la vara de picar, pretendiendo quit¨¢rsela de los lomos; casi todos escapaban del castigo; ninguno recarg¨® con estilo. Tampoco ten¨ªan fuerza: la mayor¨ªa trastabillaba, algunos se cayeron. Hubo dos toros de 640 kilos, y si luc¨ªan corpachones en justa correspondencia, su fuerza era inversamente proporcional a tan aparatosas fachadas.
Apuros
Los subalternos pasaron serios apuros para banderillear y los matadores los pasaron para encelar en la muleta aquellas cabezotas inquietas, derrotonas, siempre altas, enarbolando amenazantes los atributos temibles de su fiereza. Eran toros broncos, sin otra lidia final que machetear-cuadrar-matar. Pero estaban en el ruedo Ruiz Miguel y Tom¨¢s Campuzano, diestros de enorme pundonor, que nunca se rinden, que entregan cuanto tienen en cualquier parte. El toreo de parar-templar-mandar era pr¨¢cticamente imposible, pero por intentarlo no se iba a quedar.
As¨ª lo hizo Ruiz Miguel en su primero, librando derrotes, y al cuarto le sac¨® la docena escasa de redondos que ten¨ªa. Le sac¨® esa docena escasa y lo hizo embarcando con ritmo la descastada embestida, imprimiendo mando, largura y suavidad a los recorridos, ligando perfectamente los pases. El toreo en redondo de Ruiz Miguel ayer, se inscrib¨ªa entre los de alta escuela.
A Tom¨¢s Campuzano le correspondi¨® el lote mas dificil. Toros probones, que adem¨¢s punteaban, que al menor descuido se iban al bulto. El sexto se iba al bulto descaradamente, primero a mitad de la suerte, luego incluso antes del cite. Estaba claro que en ambos toros proced¨ªa machetear-cuadrar-matar, s¨®lo eso, pero Campuzano los sac¨®o a los medios, porfi¨® pases, busc¨® in¨²tilmente la oportunidad de darlos completos, aguanto coladas; en definitiva, se jugo la vida.
Si el p¨²blico pamplon¨¦s se apercibi¨® de estos mepitos y riesgos, la verdad es que supo disimularlo de maravilla: en el grader¨ªo no hab¨ªa el menor refrendo. En el grader¨ªo lo que hab¨ªa era gritos, coros, espolvoreo de harina por ac¨¢, rociadas de champ¨¢n por all¨¢, bailoteo acull¨¢, ikurri?as, cohetes, petardos, charangas, canciones, que guapa estas Mar¨ªa.... el que no se agache.... en Euskadi se prepara..., tenemos un alcalde... Todo el repertorio en cada toro, seis veces el repertorio completo. Para que la televisi¨®n no se perdiera detalle y Espa?a entera pudiera apreciar lo que es una corrida sanferminera en su propia salsa.
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