'Lobbies'
Cuando hace varias semanas su peri¨®dico anunci¨® que el Parlamento legitimar¨ªa los grupos de presi¨®n -v¨¦ase EL PA?S del 13 de junio- me sent¨ª tentado a escribirle para precisar que los lobbies no necesitan ser legitimados por las Cortes, pues tienen una s¨®lida base constitucional -derecho a la libertad de expresi¨®n, derecho de asociaci¨®n, derecho de participaci¨®n, derecho de petici¨®n- y una larga andadura en la pol¨ªtica espa?ola. Lo que el Congreso intenta hacer es regular su funcionamiento y asegurar el control p¨²blico de las actividades de estos grupos. Pero a ra¨ªz del art¨ªculo de Senillosa publicado en EL PA?S del d¨ªa 7 de julio deseo hacer unas cuantas precisiones.Senillosa hace una interpretaci¨®n manique¨ªsta de los grupos de presi¨®n y nos los presenta como la quintaesencia del mal. Es cierto que Buchanan expres¨® en 1852 sus temores respecto a la perniciosa influencia de estos grupos, pero no es menos cierto que Tocqueville se refiri¨® elogiosamente a la formaci¨®n de grupos incipientes de defensa del consumidor y a la formaci¨®n de un lobby nacional que particip¨® en la discusi¨®n del tema de los aranceles alrededor de 1830. Los grupos de presi¨®n son una manifestaci¨®n de la compleja amalgama de intereses, a menudo contrapuestos, de la sociedad actual y de la incapacidad de los partidos pol¨ªticos tradicionales para representar adecuadamente los intereses de una parte de los ciudadanos. Cuando el Gobierno socialista envi¨® al Congreso la ley de pensiones, un segmento de la sociedad se sinti¨® perjudicado y ejerci¨® presiones, principalmente a trav¨¦s de los sindicatos, para tratar de influir en el ¨¢nimo de los legisladores. Porque Senillosa parece ignorar que los sindicatos, las organizaciones de consumidores, las de defensa de la naturaleza, las que luchan por los derechos humanos y muchas otras son tambi¨¦n grupos de presi¨®n. Finalmente, Senillosa hace una atrevida afirmaci¨®n: seg¨²n ¨¦l, el ciudadano com¨²n y corriente no est¨¢ representado en los lobbies. Nada m¨¢s alejado de la verdad, pues las estimaciones m¨¢s modestas consideran que al menos la mitad de la poblaci¨®n adulta norteamericana participa en uno o varios grupos de presi¨®n.- Jos¨¦ Antonio P¨¦rez Rey.
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