El hijo del Pirri

Mateos / Perea, Saugar, L¨®pezErales de Nicol¨¢s Mateos, desiguales de presentaci¨®n, c¨®modos de cabeza, con casta. Pedro Jos¨¦ Perca: dos pinchazos, estocada corta -primer aviso con un minuto de retraso-, rueda de peones, cuatro descabellos -segundo aviso con retraso- y tres descabellos (silencio); pinchazo, estocada trasera ca¨ªda, rueda de peones -aviso con un minuto de retraso- y dos descabellos (aplausos y salida al tercio). Pablo Saugar estocada corta baja (oreja); pinchazo -primer aviso con un minuto de retraso-, pinchazo perdiendo la muleta, otro pinchazo -segundo aviso-, pinchazo y media estocada trasera (silencio). Vicente L¨®pez: pinchazo, otro perdiendo la muleta, dos pinchazos m¨¢s y estocada trasera ca¨ªda (silencio); pinchazo hondo trasero tirando la muleta, pinchazo, rueda de peones y pinchazo hondo atravesado (silencio).

Plaza de Las Ventas, 25 de julio.

Pablo Saugar, un novillero alto y rubio como la cerveia, destac¨® ayer en Las Ventas. Destac¨® por el toreo hondo y gustoso, ese que se hac¨ªa de com¨²n hace 30 a?os, o m¨¢s, y los aficionados adultos que hab¨ªa en la plaza se preguntaban c¨®mo pod¨ªa ser, de qui¨¦n lo habr¨ªa aprendido, no ser¨¢ de los pegapases... Hasta que uno m¨¢s sabio inform¨® de que es hijo del Pirri, el famoso banderillero. Hombre, haberlo dicho antes, reprochaban los aficionados adultos, ya fatigados de tanto devanarse los sesos, con el calor que hac¨ªa.

La forma de adelantar el enga?o, cargar la suerte, vaciar, denotaban en Pablo Saugar toreo de dinast¨ªa. Para ejecutar ese toreo cl¨¢sico que se paladea, no les sirven a los novilleros los pegapases, cuyo ejercicio est¨¢ en otra onda, estrictamente comercial. Les valen, en cambio, las escuelas de tauromaquia, que realizan una labor espl¨¦ndida, y si adem¨¢s tienen la suerte de mamarlo -queremos decir, heredarlo- ah¨ª puede haber torero de una pieza.

Es mucho decir, claro, si se refiere a toreritos muy j¨®venes, muy en los principios de un oficio dificil¨ªsimo. Pero como tampoco se trataba de aventurar profec¨ªas, la afici¨®n se satisfizo ayer (ma?ana ser¨¢ otro d¨ªa) con ese toreo bueno que ejecut¨® el hijo del Pirri en su deb¨² ante la c¨¢tedra. Depurado y exquisito a su primer eral, que era boyante, aplicando excelente t¨¦cnica al otro, que era bronco y nada m¨¢s empezar la faena le propin¨® una seria voltereta.

Estilo torero en la estricta ejecuci¨®n de los c¨¢nones tambi¨¦n luci¨® Pedro Jos¨¦ Perea, y bastante menos Vicente L¨®pez, que parec¨ªa abrazar la ciencia pegapasista, con sus consabidos pico, suerte descargada, muleta altita y ligero pie para escapar en los remates, en vez de ligar. Por intentar la ligaz¨®n, a Perea se le ven¨ªan encima los novillos, que eran codiciosos y revoltosos. L¨®pez lo ten¨ªa m¨¢s claro, se quitaba de en medio, y si a la afici¨®n no le gustaba, a ¨¦l s¨ª, y no paraba de jalearse.

Hubo numerosos achuchones y avisos, porque para dome?ar novillos de casta son necesarios recursos que, naturalmente, no tienen los principiantes. Achuchones y avisos no restaron m¨¦ritos a los toreros, que resolvieron dignamente su papeleta, y con notable el hijo del Pirri. No sin sufrimiento por parte del padre de la criatura, que estaba en un tendido y se puso nervios¨ªsimo.