La compra-venta del Estado del bienestar

"El Estado del bienestar se puede comprar por el producto que vende: una tercera v¨ªa entre el liberalismo y el socialismo". ?sta es la principal conclusi¨®n expresada por los promotores de un curso desarrollado durante la semana pasada en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo de Santander sobre la pol¨ªtica y la econom¨ªa del welfare State despu¨¦s de la crisis. All¨ª se defendi¨® la compatibilidad de las privatizaciones con este sistema de organizaci¨®n econ¨®mica y el que ni los embates de la crisis econ¨®mica de los setenta ni los 10 ¨²ltimos a?os de indiscutible protagonismo de las pol¨ªticas neoliberales han podido desmontarlo.

Pero tambi¨¦n se evidenci¨® la incapacidad de la teor¨ªa para explicar y predecir este fen¨®meno tan econ¨®mico como pol¨ªtico, hasta el punto de que algunos lo ven como el inductor de un nuevo contrato social, de otra concepci¨®n de lo privado y lo p¨²blico.El que en toda una d¨¦cada de pol¨ªticas neoconservadoras hayan aumentado las desigualdades en el reparto de los frutos de la producci¨®n, a pesar de que la crisis ha desencadenado los resortes de la protecci¨®n social, seg¨²n parecen demostrar los datos macroecon¨®micos del welfare State, resulta poco concluyente para quienes creen que las desigualdades son el motor del progreso econ¨®mico, no s¨®lo situados entre los herederos del patrimonio liberal. Hoy es frecuente que economistas y pol¨ªticos de la llamada tercera v¨ªa apuesten por engrosar la tarta antes que por repartirla. Sus convicciones se han visto reforzadas, como tambi¨¦n las de los liberales puros y duros, cuando desde el Estado que sirvi¨® de paradigma a sus rivales ideol¨®gicos se trata de que la gente trabaje m¨¢s, denunciando que el igualitarismo ha conducido a la desmovilizaci¨®n social y al estancamiento econ¨®mico de la era Bresniev.

La teor¨ªa, por delante

As¨ª, la v¨ªa centrista entre liberales y marxistas se dispone a acaparar el nuevo escenario del Estado del bienestar, ahora que la recuperaci¨®n iniciada en los ochenta por las econom¨ªas capitalistas occidentales facilita la labor. Ya en los cincuenta y sesenta, despu¨¦s de fructificar la siembra de d¨®lares en Europa y de que sus principales Estados duplicaran la presi¨®n fiscal y la completaran con la tolerancia del d¨¦ficit p¨²blico, gracias a lo cual llegaron a distribuir casi el 50% de la renta anual, la socialdemocracia, luego ausente de la gesti¨®n de la crisis, capitaliz¨® los logros del welfare State, mientras marxistas y liberales se enzarzaban en controversias te¨®ricas.Ahora, cuando la creciente internacionalizaci¨®n del capital se alimenta de pol¨ªticas econ¨®micas que tienden a castigar la falta de convergencia en la ortodoxia, hay intentos de situar la teor¨ªa por delante de los hechos, al menos para justificarlos. En un momento en que las escuelas parecen cerradas por falta de controversia sobre el qu¨¦ hacer en el d¨ªa a d¨ªa, el welfare State vuelve a, ser esgrimido como una bandera pol¨ªtica, aunque reformulado en la forma de conciliar libertad-igualdad-democracia y crecimiento econ¨®mico. Pero el trabajo te¨®rico de reflexi¨®n, como ha escrito Josep Pic¨® (Teor¨ªas sobre el Estado del bienestar, Siglo XXI, 1987) y ha evidenciado en el curso de la UIMP, que "parece siempre imponente en su intento de explicar, y a veces predecir, la complejidad de esa dial¨¦ctica Estado-sociedad y su evoluci¨®n".

En efecto, al margen de vender el producto del Estado del bienestar, y ello sin la amplitud con que lo hicieron hace un a?o los redactores del Programa 2.000 propuesto a debate por el PSOE, en el curso no se han planteado ni una metodolog¨ªa de an¨¢lisis ni conclusiones para avanzar en la definici¨®n del welfare State. Los temas han seguido el ¨ªndice que su director, Ram¨®n Garc¨ªa Cotarelo, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la universidad Complutense de Madrid, dio a un reciente libro suyo (Del Estado del bienestar al Estado del malestar, Centro de Estudios Constitucionales, 1986), y hasta una de las tesis del texto ha servido de segunda conclusi¨®n: cada sistema es distinto al anterior, y s¨®lo subsiste cuando encuentra soluciones nuevas a problemas nuevos.

De ah¨ª que se planteara una redefinici¨®n de lo p¨²blico y de lo privado, y de la actitud ante las nuevas tecnolog¨ªas en l¨ªnea con lo que ha impuesto la pol¨ªtica econ¨®mica actual: bienvenidas sean las privatizaciones, siempre que sean rentables y aumenten el bienestar, y tambi¨¦n las nuevas tecnolog¨ªas, aunque a corto plazo tengan efectos negativos sobre la mano de obra, porque sirven para aumentar la productividad y as¨ª competir mejor. Por si acaso, Cotarelo se?al¨® que unas privatizaciones tienen ¨¦xito y otras no, que la regulaci¨®n no mata la libertad de mercado y que lo congruente con el socialismo es la libertad colectiva.

En lo jur¨ªdico, s¨ª se apuntaron deficiencias del Estado del bienestar espa?ol, presentado a lo largo de las sesiones como menor que otros pa¨ªses por culpa del sesgo ideol¨®gico del r¨¦gimen franquista y de su retraso en la incorporaci¨®n al keynesianismo, entre otras causas. Javier Corcuera, profesor de Derecho Constitucional del Pa¨ªs Vasco, record¨® que el imperativo constitucional de que los poderes p¨²blicos habr¨¢n de remover los obst¨¢culos a la igualdad y a la libre realizaci¨®n de la persona (art¨ªculo 9.2) ha de entenderse como un mandado al Parlamento y una obligaci¨®n de obrar en consecuencia.

El contexto econ¨®mico

En el contexto econ¨®mico, Carlos Berzosa, catedr¨¢tico de Estructura Econ¨®mica y decano de la facultad de Econ¨®micas de la Complutense, en Madrid, neg¨® el car¨¢cter progresista de la pol¨ªtica econ¨®mica seguida en los ¨²ltimos a?os en Espa?a, si bien admiti¨® las dificultades de formular alternativas. Se ha conseguido combatir la inflaci¨®n y cierto crecimiento gracias al ajuste para recomponer los beneficios empresariales, pero el paro aumenta y se registra una creciente centralizaci¨®n de la producci¨®n y de las finanzas, cada vez en menos manos; la din¨¢mica de la competencia gobierna el sistema de una forma m¨¢s despiadada que nunca.Por su parte, Josep Pic¨® abog¨® por cambiar la metodolog¨ªa de estudio para el an¨¢lisis de clase y expuso que los datos emp¨ªricos hablan de unos Estados del bienestar divididos en tres tercios: los situados por debajo de la l¨ªnea de pobreza (criterio no sujeto a convenci¨®n, pero marcado por ¨¦l en torno al m¨ªnimo exento de declarar renta), que son los marginados, y pueden oscilar entre el 8% y el 15%, seg¨²n pa¨ªses: los ricos muy ricos, que se sit¨²an casi entre el 0% y el 5%, y una clase media, que absorbe a m¨¢s del 80% de la poblaci¨®n y explica el valor del centrismo pol¨ªtico.

Finalmente, Andr¨¦s de Blas, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UNED, admiti¨® la existencia de una clara desmovilizaci¨®n social (por la alta concentraci¨®n de decisiones en el Gobierno en vez de en el Parlamento y por las bajas cotas de participaci¨®n pol¨ªtica, sindical y ciudadana).