El escritor m¨¢s imitado
Raymond Carver, el escritor norteamericano m¨¢s imitado de la ¨²ltima d¨¦cada, uno de los representantes de la corriente denominada dirty realism (realismo sucio) falleci¨® el martes en su residencia de Port Angeles (Washington), a los 50 a?os.El autor de Catedral y De qu¨¦ hablamos cuando hablamos de amor, dos de sus obras publicadas en Espa?a, es conocido por sus relatos breves, ficciones compactas, espartanas, con frecuencia basadas en su propia vida, una vida que se caracteriz¨® por una implacable infelicidad, que se lee como una terrible comedia negra.
Su padre, un hombre errabundo, que se pas¨® la mayor parte de su vida buscando empleo -recogiendo manzanas, trabajando en la construcci¨®n, afilando cuchillas en aserraderos-, conoci¨® a su madre en Arkansas.
Se convirti¨® en un alcoh¨®lico, ten¨ªa muchas deudas y hab¨ªa perdido la casa de la familia, el autom¨®vil y los muebles antes de que Carver hubiera cumplido los 18 a?os. Y eso es cuando Carver, que hab¨ªa dejado embarazada a su novia, de 16 a?os, se cas¨®.
Su primer hijo naci¨® en la cuarta planta del Valley Me -morial Hospital, en Yakima, Washington. Su padre, hospitalizado tras haber ingerido whisky puro, estaba en la quinta planta sufriendo un tratamiento de electrochoque. En menos de dos a?os tuvieron un segundo hijo.
Para intentar ganarse la vida, Carver se dedic¨® a diversos trabajos -vendi¨® diccionarios, freg¨® suelos de hospitales, hizo de camarero-, al tiempo que intentaba escribir.
No escribi¨® nunca una novela, en parte, dec¨ªa, porque nunca tuvo tiempo. Tuvo s¨®lo momentos -la hora entre el turno de d¨ªa de un trabajo y el turno de noche de otro, o en la noche, en el asiento delantero del coche farniflar, el ¨²nico lugar donde pod¨ªa estar a solas-, y por ello escrib¨ªa cosas que pod¨ªa hacer con rapidez: cuentos y poemas. "Durante aflos", escribi¨® Carver, "mi esposa y yo cre¨ªmos que si trabaj¨¢bamos mucho e intent¨¢bamos hacer las cosas bien, todo se arreglar¨ªa. Pero con el tiempo nos dimos cuenta de que trabajar mucho y so?ar no bastaba. En alg¨²n lugar, a lo mejor en lowa City, o poco despu¨¦s en Sacramento, los sue?os empezaron a venirse abajo".
Dos vidas
Los sue?os comenzaron a desmoronarse cuando Carver, al igual que su padre, se convirti¨® en un alcoh¨®lico. Luego se declar¨® en bancarrota. Hab¨ªa publicado varios poemas y relatos, uno de los cuales, en 1969, fue incluido en Best American Short Stories, de Martha Foley, pero segu¨ªa sin hacer un libro, y en 1977 fue abandonado por su esposa y sus hijos. Carver siempre dijo de s¨ª mismo que ten¨ªa dos vidas. La primera termin¨® el 2 de junio de 1977. Fue el d¨ªa en que dej¨® de beber. Su segunda vida comenz¨® m¨¢s entrado ese verano, cuando conoci¨® a Tess Gallagher, tambi¨¦n poeta y autora de relatos, que consigui¨® sostener en pie a Carver.
Al a?o siguiente se public¨® la edici¨®n de bolsillo de una colecci¨®n de relatos de Carver, ?Quieres estar callado, por favor? Y en los 10 a?os siguientes Carver se convirti¨® en un hombre m¨¢gicamente liberado. Era imparable, y en este verano habr¨¢n salido 11 libros suyos, incluidos cinco libros de relatos, adem¨¢s de resef¨ªas, introducciones cr¨ªticas y un sinf¨ªn de entrevistas y conferencias. Fue en 1979, al cumplir dos a?os la segunda vida de Carver, cuando descubr¨ª su colecci¨®n de relatos y me sent¨ª abrumado por su poder e intensidad.
La escritura norteamericana de ese momento se caracterizaba por el experimentalismo posmoderno y los escritores dominantes -John Barth, William Gaddis, Robert Coover, Donald Barthelme- se dedicaban a un tipo de ficci¨®n falto de naturalidad y artificial: art¨ªfices innecesariamente complicados, cuya tem¨¢tica es con frecuencia el acto de escribir en s¨ª mismo. Por contraste -y parec¨ªa como si se materializaran de la nada-, los relatos de Carver eran intentos, con frecuencia narraciones, en primera persona, de experiencias claras y referencialmente derivadas de experiencias reales de gente real.
Las escrib¨ªa en un idioma totalmente diferente -sin ador nos, escuetos, hasta brutalmente-, y su frase inicial llamaba la atenci¨®n. He aqu¨ª una de ellas "Un hombre sin manos lleg¨® a mi puerta para venderme una foto de mi casa". He aqu¨ª otra: "Esta ma?ana ella ech¨® Teacher's en mi barriga y la quit¨® lamiendo Esta tarde ha intentado saltar por la ventana".
Personajes
Los personajes de Carver se llaman Vern, Doreen, Lee, Toni y Suzy. No son personajes que aparezcan en la ficci¨®n norteamericana; no se encuentran en las novelas de Mailer, Heller o Roth. Sufren malos matrimonios y no tienen buenos trabajos.
Tienen problemas de dinero y de bebida. Tienen aventuras en moteles baratos y despu¨¦s no pueden pagar la factura de la habitaci¨®n. Surg¨ªan -como ¨ªbamos a descubrir con el tiempode la propia vida de Carver, de su primera vida, y llevaban consigo el dolor, las heridas y la desesperaci¨®n que ¨¦l hab¨ªa vivido.
El pasado oto?o, Carver, que era un fumador empedernido, sufri¨® quimioterapia y le extranjeron parte de un pulm¨®n. Se recuper¨®. Pero entonces, en junio pasado, su vida de repente se aceler¨®. Quer¨ªa ir a Rusia, quer¨ªa terminar un libro de poemas, se cas¨® con Tess Gallagher; un viaje para ir de pesca, que hab¨ªa planeado para m¨¢s tarde, lo cambi¨® ajulio. Y fue durante ese viaje, en Alaska, pescando salm¨®n, cuando Carver, incapaz de soportar el dolor, volvi¨® a Washington, en donde, tras inyectarle morfina, muri¨® durante el sue?o.
Lo que choca de su muerte es que Raymond Carver, para muchos de nosotros, hab¨ªa entrado hac¨ªa muy poco en nuestras vidas -como autor de relatos, como poeta y como amigo-
Su segunda vida, como ¨¦l la llamaba siempre, hab¨ªa empezado el 2 de junio de 1977, hace s¨®lo 11 a?os. Le quedaba mucha vida por delante, muchos m¨¢s placeres, descubrir un nuevo relato en una revista o saber que sal¨ªa un nuevo libro. Hab¨ªa muchas m¨¢s cosas que ten¨ªa que ense?arnos.
William Buf¨®rd es director de la revista de literatura Granta, del Reino Unido. (Traducci¨®n de Barbara McShane y J. Alfaya.)
Babelia
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