El Rastro estrena traje
La reforma del mercadillo posibilita el paso de los servicios de urgencia y de los peatones
La apertura de un pasillo de seguridad de seis metros de ancho en la Ribera de Curtidores dar¨¢ paso hoy al comienzo de la ordenaci¨®n del Rastro en los 10 sectores en que ha sido dividido por el Ayuntamiento este viejo mercadillo.Hasta ahora se han tramitado las autorizaciones de un millar de vendedores. Esta misma semana se acomete el estudio de la reforma de la plaza de Cascorro, centro del mercado. La plaza del Campillo del Mundo Nuevo sufrir¨¢ una gran transformaci¨®n al dar cabida a jardines y a un aparcamiento subterr¨¢neo para residentes.
Desde 1982 se viene hablando de la reforma del Rastro con insistencia, pol¨¦mica y datos contradictorios. El proyecto se instal¨® casi como una obsesi¨®n en la Junta Municipal de Centro, ante las peticiones de vecinos, comerciantes, bomberos y Protecci¨®n Civil. En 1984 se recrudec¨ªan los planes de unos y las protestas de otros.En oto?o de ese mismo a?o se levantaron las primeras ampollas entre los vendedores ante una normativa aprobada por la Junta de Centro. Consideraban que pon¨ªa en peligro 1.500 puestos. Las pancartas de protesta se desplegaron entonces con un gran efectismo: "Ya conocemos el paro, no queremos volver". "Si t¨² no puedes vivir sin el Rastro, nosotros tampoco". "Madrid no tiene mar. Nos quieren dejar sin Rastro. ?Al loro!".
Ante las iras levantadas por la desaparici¨®n de puestos, el Ayuntamiento dej¨® claro que nadie tendr¨ªa que irse. Los responsables municipales aseguraron que se trataba s¨®lo de reordenar lo existente para hacerlo m¨¢s c¨®modo y seguro.
En 1986, con el anuncio de la construcci¨®n de un aparcamiento bajo la plaza de Cascorro resurgieron los proyectos municipales y la inquietud de los vendedores. El aparcamiento no se llev¨® a cabo porque ninguna empresa se present¨® al concurso de adjudicaci¨®n de obras.
En diciembre de 1987 la junta distribuy¨® entre los vendedores una circular que establec¨ªa los l¨ªmites del mercado a 15 calles y la prohibici¨®n de vender animales vivos, alimentos perecederos y material audiovisual.
En enero de 1988, la Asociaci¨®n de Vecinos de La Corrala denunciaba p¨²blicamente la transgresi¨®n de las citadas limitaciones y el incumplimiento de la ordenanza reguladora del Rastro.
Los vecinos pusieron ¨¦nfasis en problemas como la falta de un plan de evacuaci¨®n, la venta de art¨ªculos robados y la existencia de tr¨¢fico de drogas. Mostraron asimismo su desconfianza en la reforma anunciada.
Toneladas de basura
La primavera pasada se acometi¨® con decisi¨®n la reestructuraci¨®n con una promesa: mantener los 3.500 puestos de venta censados de forma permanente. La cifra suele aumentar considerablemente debido a la llegada de centenares de ambulantes de fuera de Madrid.El n¨²mero de personas que se concentra en el Rastro se sit¨²a cada domingo en torno a las 250.000. Seis toneladas de basura son recogidas al final de la ma?ana.
Los tenderetes de la Ribera de Curtidores quedar¨¢n distribuidos en seis hileras separadas por tres pasillos, de modo que puedan circular los servicios de urgencia y el p¨²blico examine m¨¢s c¨®modamente. La reforma incluye tambi¨¦n el cobro de tasas a los vendedores (las tarifas var¨ªan seg¨²n las zonas, van desde 875 hasta 2.883 pesetas por metro cuadrado y mes) y la exigencia de que quienes pretendan instalar puestos de tres metros cuadrados -medida m¨¢xima admitida- han de darse de alta como aut¨®nomos.
Acreditaciones
La clave de la reordenaci¨®n es para Gin¨¦s Mel¨¦ndez, presidente de la Junta Municipal del Distrito de Centro, la reducci¨®n del espacio ocupado por cada vendedor. Aunque su idea es que no tenga que irse nadie, aclara que habr¨¢ que esperar a que est¨¦ concluida la reforma -lo que est¨¢ previsto hacia el mes de mayo del pr¨®ximo 1989- para saberlo con certeza. De ah¨ª que se est¨¦n pidiendo acreditaciones de antig¨¹edad, por si resulta que al final no caben todos.Las obras en la plaza del Campillo Nuevo obligar¨¢n a una mayor selecci¨®n de vendedores (no podr¨¢n situarse en el centro, s¨®lo en los m¨¢rgenes). Para el concejal Mel¨¦ndez no hay que ver en ello ninguna influencia del mercado Puerta de Toledo. "Lo que hemos tenido en cuenta es la seguridad de los madrile?os".
Para la Asociaci¨®n de Comerciantes del Rastro, que agrupa a m¨¢s de un centenar de propietarios de tiendas de la zona, el problema no est¨¢ tanto en los domingos como en el resto de los d¨ªas. Su presidente, Carlos Camino, ha hecho hincapi¨¦ en que el reglamento s¨®lo permite la venta en la calle durante un d¨ªa a la semana y, "sin embargo, aqu¨ª hay vendedores todos los d¨ªas, que no cumplen con ninguna exigencia y que nos est¨¢n haciendo mucho da?o a los dem¨¢s establecimientos".
Actualmente se sit¨²an a diario en el Rastro alrededor de 300 puestos, y la intenci¨®n de las autoridades municipales es que en el pr¨®ximo mes de octubre s¨®lo queden 180. En resumen, lo que se pretende con los nuevos planteamientos es que haya menos vendedores y que ¨¦stos est¨¦n m¨¢s concentrados, con el objetivo de poder ejercer un mejor control y evitar que con el tiempo lleguen otros a?adidos.
Reforma positiva
La Asociaci¨®n de Comerciantes del Rastro valora como positiva la reforma emprendida por el Ayuntamiento, pero considera que el problema est¨¢ en que en la pr¨¢ctica se cumpla luego lo establecido sobre el papel. "El Rastro no es un mel¨®n que nos queramos comer nosotros solos", afirma tajantemente Carlos Camino. "Lo que deseamos todos es que esto sea un sitio digno, que tenga una buena presentaci¨®n y un cierto atractivo. Que a la gente no le d¨¦ miedo venir".
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