Manel Canetti
Fot¨®grafo del barrio de pescadores de Barcelona
Manel Canetti es el fot¨®grafo oficial de la Barceloneta, el antiguo barrio de pescadores de Barcelona, donde hoy se concentran numerosos restaurantes dedicados a cocinar paellas y diversas variedades de marisco para la jet, la movida, los pol¨ªticos, los artistas y todas aquellas personas an¨®nimas que viven o visitan la ciudad. Pero, por las noches, Canetti se traslada al otro extremo de Barcelona, a los barrios altos, y all¨ª fotograflia a las mismas personas en distinto ambiente. Muchos han sustituido los cubiertos por la copa, e incluso algunos est¨¢n con una pareja distinta, pero el fot¨®grafo act¨²a con discreci¨®n.
"?Una foto?, pareja de novios. No, no somos novios, me respondieron", explica. "Al cabo de unos meses se hab¨ªan casado y unos a?os m¨¢s tarde les fotografi¨¦ junto a su hijo", recuerda con nostalgia este fot¨®grafo nacido en Barcelona hace 38 a?os.A Manel Canetti la afici¨®n por la fotograf¨ªa le viene por parte de su abuelo, un rumano que emigr¨® a Espa?a y muri¨® durante la guerra civil. El abuelo Canetti fotografiaba con "una c¨¢mara que parec¨ªa una caja" explica su nieto, quien ahora, a trav¨¦s de las ¨®pticas de su Nikon y su Canon, ha retratado, entre otros, al rey Juan Carlos I al alcalde Pasqual Maragall, a Francisco Franco, a Xavier Cugat, al ex presidente Sandro Pertini y a los seis pechos m¨¢s famosos de los a?os ochenta los de Cicciolina, Sabrina y Danuta.
Canetti empez¨® a trabajar como profesional realizando fotograf¨ªas a los turistas que llegaban a los aeropuertos. Posteriormente se inici¨® en el trabajo de estudio, y a partir de 1975 se dedic¨® a la fotograf¨ªa de bodas Su ¨²nica valoraci¨®n sobre este ¨²ltimo trabajo es que se trataba de "un mundo muy malo afectado por una de las peores cosas de la profesi¨®n: las exclusividades".
En 1980, Amelio del Campo, el hasta entonces fot¨®grafo de la Barceloneta, sugiri¨® a Canetti la posibilidad de ocupar su plaza. Desde entonces se pasea con la c¨¢mara apoyada sobre su brazo sorteando mesas, como lo hacen, en los mismos restaurantes, una legi¨®n de acordeonistas, loteros, leedoras de manos, guitarristas y floristas.
"El trato con la gente se lleva interiormente", explica. Canetti tiene la virtud de agradar con su actitud a los comensales. Algunos, como Maragall, son habi tuales de su c¨¢mara. Otros como Xavier Cugat, identifican tanto la Barceloneta con la vida de la ciudad y "que lo primero que hace cada vez que sale del hospital es venir a comer aqu¨ª y hacerse una foto", afirma.
Retratar famosos no es dif¨ªcil para Manel Canetti. Cree que est¨¢n muy acostumbrados a esconderse de las c¨¢maras, pero considera que el hecho de que ¨¦l les retrate les convierte, por unos instantes, en gente normal.
Sin embargo, el trabajo no es f¨¢cil y algunas veces hay que saber aguantar el tipo. Recuerda que en una ocasi¨®n, 30 chicas -guap¨ªsimas, especifica-, "con s¨®lo acercarme a ellas, se abalanzaron sobre m¨ª y me cortaron la corbata. M¨¢s tarde, afortunadamente, me extendieron un tal¨®n de 5.000 pesetas con el que me compr¨¦ unos pantalones".
Cuando Manel Canetti va por las tardes al laboratorio a revelar los negativos, los modelos a los que ha fotografiado al mediod¨ªa van a sus casas a preparase para la noche y poder encontrarse juntos en el otro extremo de la ciudad para reiniciar la sesi¨®n fotogr¨¢fica.
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