Buen presidente en la feria de Guadalajara
Lo mejor de la feria de Guadalajara viene siendo, hasta ahora, el presidente, pese a los gritos. A veces para ser buen presidente hay que hacerse el sordo. El funcionario ?ngel Carretero, nuevo en el palco, ha iniciado este a?o, en la feria, una moderada aplicaci¨®n del reglamento para revalorizar la plaza de Guadalajara, que falta hac¨ªa.La plaza de Guadalajara, igual que casi todas, era un coladero, donde cualquier coletudo pod¨ªa cortar oreja, bastaba que la pidieran 10, donde no se devolv¨ªan toros al corral, as¨ª lo pidieran 10.000, y los avisos ni exist¨ªan. En esta feria, en cambio, las orejas han estado dif¨ªciles, puntuales los avisos, y aunque hubo mont¨®n de toros mutilados, en cuanto el p¨²blico ped¨ªa seriamente su devoluci¨®n, ya estaba sacando ?ngel Carretero el pa?uelo verde.
Ib¨¢n / Espl¨¢, Mendes, Soro
Cuatro toros de Baltasar Ib¨¢n, bien presentados, y 3? y 5? (sobrero) de Antonio P¨¦rez, terciados y broncos. Luis Francisco Espl¨¢: dos pinchazos, media muy baja y descabello (silencio); estocada contraria atravesada que asoma, en la suerte de recibir, y estocada (minoritaria petici¨®n y algunas palmas). V¨ªctor Mendes: pinchazo y estocada trasera (minoritaria petici¨®n y vuelta); media estocada tendida ca¨ªda (silencio). El Soro: media estocada baja (silencio); estocada trasera (oreja).Plaza de Guadalajara, 17 de septiembre. Cuarta corrida de feria.
El freno a la orejofilia propia de plazas de tercera, lo ha hecho no sin traumas, pues los orej¨®filos frenados en sus aspiraciones orejistas le increpaban con estruendo. Ayer sucedi¨® as¨ª, dos veces, una por oreja denegada a V¨ªctor Mendes, otra por oreja denegada a Luis Francisco Espl¨¢.
En orejismo, la cuesti¨®n es no tanto el huevo de los merecimientos taurinos como el fuero de la voluntad orejista libremente expresada. El torero le importa menos a la gente. Sin ir m¨¢s lejos: despu¨¦s de la bronca al palco porque deneg¨® una oreja a Espl¨¢, el propio Espl¨¢ no pudo salir a saludar, pues ni siquiera le aplaud¨ªan. A Mendes le pudo suceder lo mismo, s¨®lo que estas veleidades populares ya se las conoce y emprendi¨® la vuelta al ruedo por su cuenta; por cierto, muy celebrada.
Los mozos de las pe?as urdieron contra el restrictivo ?ngel Carretero una venganza de tan sutil trama, que ni a Maquiavelo se le hubiera ocurrido. Exigieron con gruesas palabras, tremendo griter¨ªo y furioso agitar de brazos la devoluci¨®n al corral del quinto toro -que estaba cojo-, accedi¨® el presidente, y consumada la sustituci¨®n, le corearon: "?No-estaba-cojo, te-hemos-enga?ao!".
Los toros embest¨ªan
Art¨ªsticamente nulo, en cambio result¨® divertido el festejo, con muchos incidentes y emoci¨®n. Los toros embest¨ªan, unos bien -segundo y sexto-, otros mal -tercero y quinto-, y si embest¨ªan, hab¨ªa lances, lidia, animaci¨®n. Por mucha voluntad que puso, a Mendes se le fue sin torear de verdad el segundo, y traste¨® por la cara al quinto, que se cern¨ªa y embrocaba pelgrosamente. Espl¨¢ se confi¨® poco en el primero y al cuarto, que ten¨ªa genio, le hizo una faena acelerada, con reflejos y repertorio, y ensay¨® la suerte de recibir sin demasiada fortuna.El Soro machete¨® zarapastroso al tercero y empez¨® la faena al sexto con un molinete -vaya forma de empezar- para seguir, arrodillado o de pie, con polvareda de pasejones, derechatros, natureques, circulatos, pasmafuyos, que enardecieron a los de sol. Se quit¨® las zapatillas y fue el delirio. Si se llega a encasquetar un pa?uelo con cuatro nudos, los deja en ¨¦xtasis. Al Soro con un pa?uelo de cuatro nudos en la cabeza, no hay presidente capaz de negarle la oreja y ?la-o-tra, la-o-tra!. Ah¨ª nos hubiera gustado ver al riguroso ?ngel Carretero.
Era la que llaman "corrida de los banderilleros" y, en efecto, corrieron; banderillear, ese ya es otro asunto.
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