Decae el nivel de la secci¨®n oficial con las pel¨ªculas peruana y griega
Jornada con poca historia la de ayer en San Sebasti¨¢n, ocupada por una pel¨ªcula griega de Giorgos Karipidis, Stinskia tou fovou (A la sombra del miedo), y la coproducci¨®n hispano-peruana La boca del lobo, de Francisco Lombardi. Despu¨¦s del buen nivel de los t¨ªtulos del d¨ªa anterior, con la muy aplaudida Remando al viento y la agradable sorpresa brit¨¢nica On the black hill, dos propuestas muy distintas y ambas acertadas, se esperaba que el tono de la selecci¨®n oficial, que hab¨ªa empezado siendo bajo, iba a mantenerse. No ha sido as¨ª.
La boca del lobo se sit¨²a en la filmograf¨ªa de Lombardi inmediatamente despu¨¦s de La ciudad y los perros. Esto es importante porque parece como si el jaguar y compa?¨ªa hubiesen crecido y ahora, ya enrolados en el Ej¨¦rcito, hubieran sido enviados a una zona andina para luchar contra la gente de Sendero Luminoso. De nuevo es importante describir las relaciones de poder dentro de un grupo y ver c¨®mo ¨¦ste logra anular al individuo,
Enemigo invisible
En La boca del lobo los militares luchan contra un enemigo tan invisible como en La patrulla perdida, y su incapacidad para localizarlo, as¨ª como los muchos problemas de intendencia mal resueltos, los van enfrentado a la poblaci¨®n civil hasta entrar en una espiral de violencia que culmina en una matanza.
Bien intencionada pero plana, con unas im¨¢genes que funcionan como simple rectificaci¨®n del texto, La boca del lobo se inscribe en una tradici¨®n de cine pol¨ªtico o de denuncia que tanto se ha querido cultivar en Latinoam¨¦rica. Sin embargo, su valor informativo no va m¨¢s all¨¢ de lo que hayamos podido conocer a trav¨¦s de una breve cr¨®nica period¨ªstica bien planteada. El resto son justificaciones morales de los personajes y errores tan c¨¢ndidos como construir el filme a partir de una voz en off que recuerda lo sucedido desde el presente y pretender a continuaci¨®n que el cl¨ªmax de violencia estalle en un duelo a la ruleta rusa en el que participa el protagonista, narrador y obviamente superviviente. Lo de hacer hablar a los muertos es un chiste que s¨®lo est¨¢ al alcance del Wilder de Sunset Boulevard.
La cinta griega es una obra con una sola idea —el hombre creador enfrentado a la m¨¢quina del Estado— y algunos s¨ªmbolos, bien rodada, tediosa, con un excelente acabado t¨¦cnico y que incluye homenajes a Angelopoulos y a Antonioni. Su protagonista, un m¨²sico que atraviesa una fase de desorientaci¨®n art¨ªstica, se ve envuelto en un conflicto —real o imaginario, da igual— de falsificaci¨®n de moneda. Mientras espera que comience el proceso se siente acosado por la polic¨ªa, por la envidia de sus vecinos o de sus colegas, por el ego¨ªsmo de su mujer, por la in capacidad de la Iglesia para ayudarle, y el compositor huye de un lado a otro con la c¨¢mara persigui¨¦ndolo, Lo cierto es que la f¨¢bula es tan primaria que el tratamiento formal a¨²n la empobrece m¨¢s, poniendo en evidencia su vaciedad.
Ciclo Tourneur
Por fortuna, San Sebasti¨¢n ofrece alternativas a la selecci¨®n oficial que s¨ª resultan tentadoras. Por ejemplo, el ciclo Tourneur se est¨¢ desarrollando con la sala casi siempre abarrotada, y la secci¨®n s¨®lo se vive una vez nos propone revisar obras malditas, como el breve poema visual inacabado que Jean Genet rodara en 1950, titul¨¢ndolo Un chant d'amour.
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