Una relaci¨®n internacional en expansi¨®n
En el terreno del turismo no se ha llegado todav¨ªa a definir muchos de los conceptos perfectamente delimitados cuando de evaluar el comercio internacional se trata, y los mismos estudios de la OCDE y de la Organizaci¨®n Mundial del Turismo tratan de definir criterios estad¨ªsticos precisos para hacer comparables las cifras de viajeros que entran y salen dadas por los diferentes pa¨ªses.En base a estas disparidades evaluatorias, algunos pa¨ªses presentan hinchadas estad¨ªsticas de visitantes extranjeros, mientras que otros presentan cifras mucho m¨¢s bajas, por una calificaci¨®n mucho m¨¢s estricta y limitativa de lo que en verdad debe considerarse un turista internacional.
Discusiones de este tipo al margen, no hay duda de que el turismo ha pasado a ser para Espa?a un sector econ¨®mico clave, con una incidencia que, seg¨²n zonas, llega a alcanzar porcentajes muy altos respecto a la composici¨®n del producto interior.
Resulta adem¨¢s importante constatar que las regiones y zonas tur¨ªsticas m¨¢s significadas de este pa¨ªs se han situado entre las de un mayor dinamismo econ¨®mico en los ¨²ltimos tiempos: Baleares, Canarias, Costa Brava, Costa del Sol.
Los detractores del turismo afirman que su desarrollo ha desencadenado una amplia especulaci¨®n, ha desnacionalizado el car¨¢cter del pueblo y ha generado muchas deseconom¨ªas, lo cual, unido al control que empresas extranjeras han ejercido sobre amplios segmentos de la actividad y la canalizaci¨®n de turistas hacia Espa?a ha supuesto muchos costes y muy pocos beneficios de suficiente enjundia.
Pese a la existencia de opiniones de este tipo, la fuerza de los ingresos de divisas en concepto de turismo, la movilizaci¨®n de otros sectores que el turismo ha catapultado (construcci¨®n, comercio, etc¨¦tera) y la apertura de fronteras que el turismo ha propiciado es un conjunto de cosas que ni los m¨¢s esc¨¦pticos le pueden negar al turismo que nos ha visitado y que nos visita.
Llegados a este punto, no podemos menos que recordar que, a pesar de que a veces se olvida, el turismo no es nada reciente entre nosotros, y ah¨ª est¨¢ la celebraci¨®n, el 4 de octubre, del 70 aniversario de los paradores nacionales para atestiguarlo; aunque tambi¨¦n, dicho sea de paso, el boom tur¨ªstico es algo de los a?os sesenta, en que, tras la facilidad valutaria que supuso la convertibilidad de la peseta derivada del Plan de Estabilizaci¨®n Econ¨®mica y la mejora del nivel de vida de las clases medias europeas, los millones de turistas empezaron a afluir a nuestras fronteras.
Educaci¨®n para todos
El lema del D¨ªa Mundial del Turismo, que se celebra el 27 de septiembre, es este a?o el de: "Turismo, educaci¨®n para todos", y aunque la Organizaci¨®n Mundial del Turismo ha querido hacer alusi¨®n con ¨¦l a que a su trav¨¦s se favorece el conocimiento rec¨ªproco y la comprensi¨®n de todos los pueblos, yo querr¨ªa significar desde estas l¨ªneas que el lema podr¨ªa interpretarse por nuestros profesionales m¨¢s o menos directos del turismo como de exigencia de mayores cotas de educaci¨®n sobre lo que est¨¢n siendo las l¨ªneas de desarrollo del turismo internacional y sobre lo que ello exige al sector espa?ol en el futuro.Necesario es referirse a un par de circunstancias que connotar¨¢n la vida del sector a las puertas del a?o 1992, en que Barcelona, Sevilla y Madrid van a ofrecer -seg¨²n todo parece indicar y pese a los mediocres resultados tur¨ªsticos obtenidos en estos ¨²ltimos d¨ªas por el Se¨²l ol¨ªmpico- un atractivo tur¨ªstico renovado.
La primera de ellas es que, 1992 a un lado, el turismo internacional capturable por Espa?a en los pr¨®ximos a?os va a ir en aumento de seguir las tendencias expansivas de la econom¨ªa mundial que hoy parecen asegurar todos los grandes organismos internacionales y que conforman un panorama alentador en las reuniones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial que se celebran en Berl¨ªn.
Los gastos tur¨ªsticos internacionales superan hoy los 150.000 millones de d¨®lares, y en 1990 se estima habr¨¢ movimientos tur¨ªsticos internacionales de m¨¢s de 500 millones de personas.
Pero, para aprovecharse m¨¢s y mejor de todo ello, el sector espa?ol debe mejorar en muchos aspectos. Uno es, y aunque sea un t¨®pico referirse a ¨¦l, la calidad, lo que ya no es tan t¨®pico es referirse a ella en t¨¦rminos de ventaja comparativa respecto a las ofertas tur¨ªsticas que est¨¢n apareciendo en otros pa¨ªses de salarios bajos y que van a competir con nuestra oferta si nos obstinamos en competir en precios y no en calidades y en atractivos y paquetes tur¨ªsticos diferenciados en los que tengamos un mejor posicionamiento internacional.
El otro gran aspecto es el del minifundismo que -con muy honrosas excepciones- impera en nuestro sector tur¨ªstico. Si en Espa?a hemos hablado mucho del minifundismo en las explotaciones agrarias y de la escasa dimensi¨®n de las empresas industriales, a¨²n no hemos empezado a hablar en serio del minifundismo de hoteles y de servicios tur¨ªsticos que existe y que va a m¨¢s en la medida en que el sector ofrece oportunidades de beneficio a outsiders que pueden entrar en ¨¦l con poco capital y aun con poco conocimiento profesional.
Si con la entrada en la CE la dimensi¨®n de las industrias y su competitividad han empezado a preocuparnos seriamente, deber¨ªa empezarnos a preocupar m¨¢s de lo que nos preocupa la dimensi¨®n y competitividad tur¨ªstica en unos momentos, adem¨¢s, en que la Ronda Uruguay del GATT nos est¨¢ habituando a o¨ªr hablar del comercio internacional de servicios sobre una base de libertad y competitividad.
es catedr¨¢tico de Organizaci¨®n Econ¨®mica Internacional en la universidad de Barcelona.
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