La continuidad caracteriza una edici¨®n sin sorpresas ni riesgos art¨ªsticos
Como es ya casi habitual en la programaci¨®n del Festival de Oto?o de Par¨ªs desde hace algunos a?os, en su 16? edici¨®n no hay sorpresas. El de 1988 es un festival correcto, perfectamente organizado y sin riesgos. Se tiene la impresi¨®n de que poco a poco ya perdiendo la vitalidad que le caracteriz¨® durante muchos a?os, esa energ¨ªa inicial que, a partir de la d¨¦cada de los setenta, dio a conocer a los parisienses artistas que en cada momento realizaban un arte profundamente personal, con una sensibilidad y una forma de decir diferente.
Esta edici¨®n, que se prolonga desde el pasado 23 de septiembre hasta el 31 de diciembre, es la del confort. El festival se desliza por senderos conocidos, apoyado en los hoy valores seguros -algunos de los cuales el festival present¨® cuando todav¨ªa no lo eran-, como Messiaen (un solo programa), Stockhausen (una ampl¨ªsima programaci¨®n que incluye Montag aus licht), Merce Cunninghan (Five stone wind) o Tadeusz Kantor con una obra, casi un resumen de su trabajo, No volver¨¦ jam¨¢s.En el terreno de la danza, dos bailarinas de estilos y temperamentos diferentes, la alemana Susana Linke, con su homenaje a Dore Hoyer, poco conocida en Francia, y la norteamericana Dan Reitz, con Circumstancial evidence, m¨¢gica y misteriosa.
Por lo que respecta al teatro, con motivo de un doble aniversario -la muerte de Stanislavski (1938) y la fundaci¨®n del Teatro Art¨ªstico (1898)-, el festival dedica un ciclo al teatro ruso, dirigido por cuatro directores que son otros tantos ejemplos de la influencia del primero sobre el actual teatro sovi¨¦tico. Efrenov dirigir¨¢ dos obras de Chejov, El t¨ªo Vania y La gaviota; Leo Dodine, un siberiano nacido en 1944 que estudi¨® con un disc¨ªpulo de Stanislavski, montar¨¢ Hermanos y hermanas, basada en la trilog¨ªa de Los Priasline, de Fiodor Abramov; el hoy famoso Anatoli Vassiliev, un director riguroso y de extrema precisi¨®n, dirigir¨¢ El aro, de Victor Slavkin, y Eriomine, La sala n¨²mero 6, basada en una novela corta de Chejov y que sin duda ser¨¢ el espect¨¢culo ruso m¨¢s inhabitual de los que componen el programa, completado por un ciclo de cine sovi¨¦tico: una retrospectiva de Lev Koulechov, cine mudo, una integral de Paradjanov y una pel¨ªcula de recient¨ªsima filmaci¨®n.
El alem¨¢n Peter Stein montar¨¢ Las tres hermanas, tambi¨¦n de Chejov, en una versi¨®n m¨¢s simplificada que la original de Berl¨ªn debido a lo complicado del montaje, que impide su traslado, y Peter Zadek presentar¨¢ la obra quiz¨¢ menos conocida de todo el festival, una versi¨®n de Lul¨² anterior a la por todos conocida, que Wedekind escribi¨® en 1894, pero que nunca utiliz¨® por temor a las complicaciones con la censura. Los ¨²ltimos d¨ªas de la humanidad, de Karl Kraus (uno de los incondicionales defensores de Wedekind), "mezcla de farsa, poema dram¨¢tico y opereta", forma parte del ciclo austriaco, que incluye, adem¨¢s, Por los pueblos, de Peter Hadke.
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