La pasi¨®n por el jefe
Pero t¨² qu¨¦ le has dicho... -quiso saber la mujer mientras miraba una copa de cristal fino al contraluz y ¨¦l se hund¨ªa en negros pensamientos y en vino blanco, en la cocina.-S¨®lo le he dicho que no, que era todo lo que ten¨ªa que decir.
-Bueno, pues muy bien, ?no?
-Con que muy bien: ?y qu¨¦ har¨¦ yo ahora? ?Con qui¨¦n voy a hablar? ?Con qui¨¦n ir¨¦ al cine?
La mujer se le qued¨® mirando sin mucho entusiasmo. Estuvo a punto de decir algo, pero al final dijo otra cosa.
-Si quieres puedes ir conmigo alg¨²n d¨ªa, o con los ni?os.
Entonces s¨ª que ¨¦l la contempl¨® con la misma cara con que uno descubre que lleva dos horas tomando copas con un rinoceronte que tiene dificultades en mantener el equilibrio sobre el taburete. Le falt¨® poco para soltar una carcajada en las narices de aquella se?ora que, por el hecho de ser su esposa, se permit¨ªa inmiscuirse impunemente en su vida privada. En realidad, le falt¨® mucho, porque apenas esbozado el proyecto, una oscuridad le pas¨® por los ojos y le dej¨® temblando y desvalido.
-Y ahora qu¨¦ te pasa.
-Nada. Que me acuerdo.
-D¨ªme de qu¨¦ te acuerdas. Te vendr¨¢ bien.
-Del d¨ªa en que descubr¨ª que tambi¨¦n sal¨ªa por las noches con Ledesma, el otro jefe de negociado.
-Debi¨® ser duro -ella le invitaba al desahogo, pero a ser posible abstracto.
-Nunca me dijo nada, el canalla, parec¨ªa que todo segu¨ªa igual que siempre, que cada d¨ªa est¨¢bamos m¨¢s unidos, que ¨¦ramos felices y sinceros. Y entonces va y lo arruina todo, tantos a?os y tantas cosas, lo que hab¨ªamos constru¨ªdo entre los dos. Por el idiota de Ledesma que s¨®lo habla de caza y de vinos portugueses.
-Ya pasar¨¢. Ahora tienes que recuperarte y dormir.
-Antes nos escap¨¢bamos de la oficina y pase¨¢bamos por el Retiro, en las comidas de negocios pic¨¢bamos del mismo plato y jug¨¢bamos a adivinar lo que quer¨ªa hacer el otro al salir del trabajo. T¨² lo sabes, la mayor parte de los fines de semana hac¨ªamos algo juntos.
-Lo s¨¦, cari?o, lo s¨¦. Ahora tienes que irte a la cama.
-No quiero irme a la cama, quiero matarle. Le estoy viendo en Chicote con el cerdo de Ledesma hasta las cuatro de la ma?ana, mientr¨¢s yo me muero de asco en casa. Comprar¨¦ una pistola de balines y les dejar¨¦ ciegos a los dos.
-Tranquilo, mi vida, ya encontrar¨¢s otro jefe y otro idilio.
-?Jam¨¢s! ?Me oyes? ?Jam¨¢s! A partir de ahora vivir¨¦ solo, aqu¨ª con los ni?os y contigo, en el ostracismo, amargado, pero con dignidad. Olvidar¨¦.
-Lo que t¨² quieras, amor.
-Adem¨¢s, estoy seguro de que cualquier d¨ªa de estos vendr¨¢ a decirme que lo de Ledesma no es incompatible con lo m¨ªo. Ver¨¢s como al final se le ocurrir¨¢ que puede salir perfectamente con los dos. Ir con los dos al cine, al chalet de la sierra, a los c¨®cteles, en tr¨ªo. Si alguna vez se le ocurre, aunque s¨®lo sea plantearlo, te juro, Laura, que le escupo en la cara. Si cree que me puede tener de segundo plato, el muy c¨ªnico, est¨¢ aviado. ?C¨®mo no le he conocido antes! Es de un ego¨ªsmo... Le da igual lo que yo est¨¦ pasando -en este punto el desgraciado se ech¨® a llorar y la mujer acab¨® pas¨¢ndole un pa?o h¨²medo por la frente.
-Tienes que tranquilizarte, estas cosas ocurren a menudo -le susurr¨® ella mientras regresaba con otro pa?o reci¨¦n humedecido.
-No te puedes hacer idea de lo que estoy pasando. La forma en que me miran las secretarias. ?Oh, Dios m¨ªo! Eso es lo peor de todo. Est¨¢n rumiando todo el rato en el cuarto de la cafetera. Van all¨ª, se re¨²nen y no paran de hablar de lo que ha pasado. La ¨²nica que me trata bien es Charo, que tuvo, la pobre, no se qu¨¦ asunto con eliefe. Siempre me ha dado pena esa pobre chica. ?A qui¨¦n se le ocurre enamorarse del jefe? Entonces, a lo mejor voy por el pasillo y oigo c¨®mo se detienen las conversaciones de los despachos. Te digo que eso es lo peor.
-Pero ya lo has arreglado, ?verdad?
-S¨ª -contest¨® ¨¦l con furia- Cuando hoy me ha dicho que si me apetec¨ªa dar una vuelta a la salida le he contestado tranquilamente que no, que por m¨ª se lo puede pedir a Ledesma o a cualquiera como ¨¦l. Pero que conmigo ha terminado. Creo que al fin me he vengado. Aunque a lo mejor le he hecho da?o, ?a t¨ª qu¨¦ te parece, querida?
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