La autora de 'El color purpura' teme la consolidaci¨®n del reaganismo
Alice Walker ha vendido seis millones de ejemplares de su novela
Alice Walker, de 44 a?os, la escritora norteamericana autora de la novela El color p¨²rpura, llevada al cine por Steven Spielberg, teme que si Bush es el pr¨®ximo presidente de Estados Unidos este pa¨ªs prosiga con el retroceso social que, en su opini¨®n, se ha producido bajo el mandato de Ronald Reagan. Mujer y negra en un pa¨ªs racista y machista, Walker asegura que se avecinan tiempos muy duros para las mujeres progresistas.
Alice Walker se encuentra en Madrid -en su primera visita a Espa?a- invitada por la Asociaci¨®n Cultural Hispano-Norteamericana para pronunciar una conferencia hoy, martes, en la sede de esta entidad. La escritora, que ha aprovechado el viaje para hacer turismo, est¨¢ entusiasmada con la acogida que su libro ha tenido en Espa?a porque "significa que hay una opini¨®n muy viva y muy favorable hacia los problemas de discriminaci¨®n racial o sexual".Nacida en Georgia en una familia en la que era la peque?a de nueve hermanos, Walker tuvo conciencia de su situaci¨®n desde muy peque?a. "Tendr¨ªa unos seis a?os cuando empec¨¦ a sufrir situaciones tales como no poder ir a una biblioteca p¨²blica, subir en un autob¨²s o ir a un cine frecuentado. por blancos. En aquellos a?os, la segregaci¨®n era brutal. En casa vi tambi¨¦n muy pronto las desventajas de ser mujer. Mi padre era granjero, trabajaba unas tierras que, por supuesto, ten¨ªan propietarios blancos. Mi madre hac¨ªa el mismo trabajo y adem¨¢s, cuando volv¨ªa a la casa, ten¨ªa que fregar, lavar, planchar o cocinar, sin que se oyera una protesta de sus labios". Pero el germen de su rebeli¨®n posterior se produjo con una historia que oy¨® desde muy peque?a. "Mi abuela materna estaba casada con un m¨¦dico que en un momento de pasi¨®n la mat¨®. Nadie critic¨® nunca la actitud del marido y, por el contrario, s¨®lo o¨ªa palabras de consuelo respecto al destino que a cada uno nos ha tocado vivir".
El rechazo de lo que podr¨ªa haber sido su destino fue muy claro para Alice Walker desde su m¨¢s tierna infancia. Decidi¨® estudiar, escribir y poder entrar a todos los establecimientos p¨²blicos que deseara, estuviera o no respaldado por la ley. Es m¨¢s, asegura que s¨®lo se fija en las normas legales para pasar de ellas, y como ejemplo recuerda el caso de su matrimonio con un abogado blanco, Mel Leventhal, hace unos 20 a?os, cuando los matrimonios interraciales estaban prohibidos en algunos Estados americanos. "Yo no creo en el matrimonio y me cas¨¦ porque hab¨ªa una ley que lo prohib¨ªa. Fracas¨®, como fracasan muchos, pero tuvimos que enfrentarnos con un entorno social dur¨ªsimo, hasta el punto de que mi marido y yo ten¨ªamos un rifle junto a la cama por los continuos ataques de los vecinos que nos insultaban y lanzaban piedras contra la casa".
Sin l¨¢grimas
Escribi¨® su primera novela, La tercera generaci¨®n en la granja Copeland, en 1970, a?o en el que naci¨® su hija Rebeca, aunque anteriormente hab¨ªa publicado libros de cuentos y poes¨ªa. Posteriormente public¨® varios libros de relatos hasta llegar a 1982, a?o en el que edita El color p¨²rpura, novela llevada al cine por Steven Spielberg, uno de los ¨¦xitos de ventas m¨¢s importantes de los ¨²ltimos a?os, con seis millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. "Me gust¨® mucho la pel¨ªcula y Spielberg cont¨® conmigo en todo momento, porque ¨¦l no conoc¨ªa a fondo los problemas que sufre cada d¨ªa la gente del Sur". No cree que sea una obra demasiado lacrim¨®gena, porque "la realidad es tan dura que ni su novela ni la pel¨ªcula caen en el sensacionalismo emocional".Para luchar contra esta realidad, Walker prosigue diariamente con su batalla para avanzar contra la discriminaci¨®n por razones de color o de sexo. Espera que su hija Rebeca, que actualmente estudia en la universidad de Yale -"un basti¨®n clasista y racista"-, tenga que enfrentarse a menos problemas que ella. "Las sociedades van avanzando, aunque los problemas van transform¨¢ndose. Desde la llegada de Reagan, Estados Unidos ha sufrido un retroceso brutal que se puede perpetuar con Bush.
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