En Defensa hay "m¨¢s porvenir"
Miguel Nieto y Domingo Rodr¨ªguez no presentan ning¨²n inconveniente a depender laboralmente del Estado, aunque aclaran: "Mientras eso no nos perjudique". Domingo Rodr¨ªguez, el mayoral, pasados los primeros recelos, confirma: "El 18 o el 20 de octubre hizo un a?o que el amo nos reuni¨® y nos dijo aqu¨ª mismo que hab¨ªa vendido una parte de la finca y que nosotros pasar¨ªamos a depender de Defensa, conservando, nuestra antig¨¹edad y todos nuestros derechos".La antig¨¹edad es un factor importante aqu¨ª, donde no quedan casi j¨®venes, y los obreros llevan trabajando para los Aznar una media de 10 a?os. Eso explica tambi¨¦n la resignaci¨®n que se palpa en las conversaciones que a la ca¨ªda de la tarde se hilvanan en la explanada de la alcornoquera, el n¨²cleo de edificios m¨¢s grande de la finca. En ¨¦l viven unas diez familias de tractoristas, vaqueros, oficinistas, conductores, mec¨¢nicos, agricultores y alg¨²n guarda.
Aqu¨ª vive Rub¨¦n L¨®pez, vaquero, de 30 a?os, uno de los pocos j¨®venes que trabajan en la finca y uno de los m¨¢s impacientes por que cambien las cosas. Asegura que est¨¢ deseando pasar a depender de la Administraci¨®n, "porque en Defensa hay m¨¢s porvenir".
Juan, el administrador, va y viene por el camino de tierra subido en el Land Rover, excitado por las noticias y por la presencia del gerente de los Aznar, que ha venido de Madrid para pagar a los obreros. No es que no quiera hablar", asegura, "es que no s¨¦ nada". Su mujer corrobora la afirmaci¨®n mientras teje algo parecido a un jersei de ochos en compa?¨ªa de otras tres vecinas. Imperturbables, tejen las cuatro mientras pasean.
Por detr¨¢s de su inquietud por los puestos de trabajo asoma la certeza de que el Estado est¨¢ ah¨ª, y el Estado no puede dejarlos en la calle despu¨¦s de la que se arm¨® ya en Caba?eros.
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