Relaciones con el vecino mexicano en proceso de reforma
El pr¨®ximo presidente de Estados Unidos tendr¨¢ que asumir el compromiso de estrenar relaciones con un nuevo tipo de r¨¦gimen en el vecino M¨¦xico. Hasta ahora, las autoridades norteamericanas dorm¨ªan con la tranquilidad de que un enorme colch¨®n de estabilidad separaba a Washington de la crisis latinoamericana. Eso ha dejado ya de ocurrir, porque M¨¦xico vive hoy una profunda reforma pol¨ªtica bajo la sombra de la desestabilizaci¨®n.Nuevo va a ser, en primer lugar, el presidente con el que Michael Dukakis o George Bush tendr¨¢n que tratar. Carlos Salinas de Gortari, que tomar¨¢ posesi¨®n un mes antes que su hom¨®logo estadounidense, no es un hombre sospechoso de antinorteamericanismo. Formado en la universidad de Harvard y bien relacionado con el mundo pol¨ªtico de Washington, Salinas se ha pronunciado claramente a favor de una relaci¨®n estrecha con EE UU. Sus ideas econ¨®micas, su sentido modernizador y su trayectoria personal le hacen merecedor de toda la confianza de los norteamericanos.
Los cambios de Salinas
Pero Salinas es, al mismo tiempo, un hombre de 40 a?os, profundamente imbuido de la necesidad de realizar cambios de fondo en su pa¨ªs, y resuelto a hacerlo. Ha advertido ya, por ejemplo, que acabar¨¢ con el r¨¦gimen de partido ¨²nico y que si es necesario suspender el pago de la deuda externa (cerca de 110.000 millones de d¨®lares) para favorecer el crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs, lo har¨¢. Desde este punto de vista, Salinas no va a ser, probablemente, un hombre tan c¨®modo como su antecesor. Salinas gobernar¨¢, por otro lado, bajo una presi¨®n desconocida hasta ahora, la representada por Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas y su pujante movimiento de izquierda, convertido en la segunda fuerza del pa¨ªs.
Todo esto ha hecho cundir la alarma entre los c¨ªrculos conservadores de Estados Unidos, algunos de ellos con fuertes intereses econ¨®micos en M¨¦xico. En d¨ªas pasados han aparecido misteriosos anuncios en los principales peri¨®dicos norteamericanos en los que se advert¨ªa del peligro comunista en el vecino del Sur y de la inminencia de tina guerra civil en M¨¦xico.
La propia Administraci¨®n mostraba recientemente su preocupaci¨®n al conceder, ante la sorpresa de todo el mundo financiero, un cr¨¦dito de 3.500 millones de d¨®lares para contribuir al desarrollo mexicano y, en realidad, para facilitar el tr¨¢nsito pol¨ªtico que inician los mexicanos. No hab¨ªa manera m¨¢s expl¨ªcita de recordarle a Carlos Salinas d¨®nde est¨¢n sus amigos.
Este cr¨¦dito demuestra tambi¨¦n que las relaciones entre M¨¦xico y EE UU se han mantenido hasta ahora en un plano de pragmatismo, sin grandes interferencias ideol¨®gicas y dando prioridad a la estabilidad de dos pa¨ªses que comparten 3.000 kil¨®metros de frontera por la que cada a?o cruzan millones de personas. Por esta misma raz¨®n, M¨¦xico es tal vez el pa¨ªs con m¨¢s posibilidades de desestabilizar a la primera potencia mundial.
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