Las cajas de ahorro y la gran banca de la CE
La pr¨®xima formaci¨®n de un espacio financiero ¨²nico a todos los pa¨ªses de la Comunidad Econ¨®mica Europea (CE), prevista para 1992, cuyos efectos ya se est¨¢n haciendo sentir en la actuaci¨®n presente de las entidades bancarias llamadas a convivir en dicho espacio com¨²n, hace necesario, afirma el autor, analizar en profundidad cu¨¢l es la situaci¨®n actual de ese conjunto de entidades, as¨ª como seguir estrechamente su inmediata evoluci¨®n futura.
Si consideramos los 500 mayores bancos del mundo por activos (seg¨²n The Banker del pasado julio), 162 de ellos pertenecen a pa¨ªses de la CE, abarcando el 36% de los activos totales de esos mayores bancos, por encima de Jap¨®n (33%) y, sobre todo, Estados Unidos (13%), peso que se incrementa a¨²n m¨¢s si manejamos el capital o el beneficio antes de impuestos. En definitiva, la CE es claramente la zona geogr¨¢fica del mundo con mayor densidad en grandes instituciones bancarias.El an¨¢lisis global de estas instituciones no es, sin embargo, nuestro objetivo ahora, dado que ha recibido un importante y renovado impulso con la reciente aparici¨®n, por vez primera, en la misma publicaci¨®n mencionada, de un ranking de los 300 mayores bancos europeos, 235 de los cuales pertenecen a la CE, con un peso cercano al 85% de los activos totales del conjunto de dichos bancos. Por consiguiente, por cuanto el incremento de la muestra que eso supone -cerca de un 45% en el n¨²mero de entidades- justifica sobradamente una profundizaci¨®n en el an¨¢lisis, lo dejaremos de momento para otra ocasi¨®n.
En su lugar vamos a ocuparnos aqu¨ª de un grupo particular de estos grandes bancos, que presenta un alto grado de inter¨¦s en la actualidad en los medios especializados. Nos referimos a las cajas de ahorros -savings banks, en la terminolog¨ªa internacional-, y no solamente a las cajas propiamente dichas, sino, tambi¨¦n, a las instituciones que centralizan actividades de las mismas, entre las que hay que destacar, por su tama?o, importancia y actualidad, a los landesbanks de la Rep¨²blica Federal de Alemania. En este sentido, entre la gran banca comunitaria, definida a nivel mundial, aparecen 32 cajas de ahorros, pertenecientes a ocho pa¨ªses, con s¨®lo algo menos del 8% de los activos totales de la misma, y 13 de las referidas instituciones -12 de las cuales son los landesbanks- que elevan el porcentaje anterior a un 16%. Si consider¨¢semos el grupo de los 235 grandes bancos, se obtendr¨ªan 70 entidades de una u otra clase, con un peso del orden del 19% de los activos totales.
Por consiguiente, puede decirse que el universo de las cajas de ahorros comunitarias juega un significativo papel en el seno de las grandes instituciones bancarias de la CE. Sin embargo, no es ¨¦sta la ¨²nica, ni principal, motivaci¨®n que justifica que estas instituciones sean objeto de renovada atenci¨®n en la actualidad. Ni siquiera que puedan crecer, en su conjunto, a mayor ritmo que el resto de dichos grandes bancos, como hicieron en 1987 en todos los indicadores que hemos manejado: activos, dep¨®sitos, capital, margen financiero, beneficio antes de impuestos y empleo; o que tiendan tambi¨¦n a ser entidades m¨¢s rentables y mejor capitalizadas que sus compa?eras de viaje, hecho que en 1987 se produjo para las cajas propiamente dichas en su conjunto, aunque el importante peso de los landesbanks, poco capitalizados y poco rentables, hace perder validez a esta afirmaci¨®n en relaci¨®n con algunos indicadores cuando se ampl¨ªa el mercado de referencia.
La dimensi¨®n mediaUno de los factores que destacan la importancia de estas instituciones reside en que son entidades que consiguen estos mejores resultados con un tama?o comparativamente menor que el correspondiente al resto de los grandes bancos comunitarios. As¨ª, la dimensi¨®n media de las 32 grandes cajas ya mencionadas supone s¨®lo un 39%. de la correspondiente al conjunto de la gran banca de la CE, porcentaje que sube al 58% si incluimos a las grandes instituciones centralizadoras de la actividad de las mismas. Mientras que este hecho puede alegarse en contra de la bondad del mayor tama?o de las entidades bancarias, dos consideraciones adicionales deben ser tenidas en cuenta. En primer lugar, una investigaci¨®n preliminar realizada con el conjunto de 235 grandes bancos comunitarios demuestra con claridad la presencia de deseconom¨ªas de escala debidas al tama?o, no s¨®lo en los indicadores de rentabilidad, sino tambi¨¦n en t¨¦rmino de la capitalizaci¨®n, aspecto ¨¦ste que ha cobrado recientemente mucha importancia a ra¨ªz de la normativa al respecto consensuada por los principales pa¨ªses del mundo occidental en el seno del Banco de Pagos Internacionales de Basilea. Sin embargo, esa misma investigaci¨®n tambi¨¦n muestra, con an¨¢loga claridad, la mayor dispersi¨®n y, por tanto, el mayor riesgo de no alcanzar los objetivos o l¨ªmites se?alados, que se observa en los mismos indicadores con las entidades de menor tama?o.
Por si esto fuese poco, la propia experiencia actual de las cajas de ahorro no parece validar ese supuesto efecto negativo del tama?o. Por un lado, no s¨®lo se producen fusiones entre las cajas europeas -dentro y fuera de la CE-, reduci¨¦ndose su n¨²mero en los ¨²ltimos a?os de una forma continuada, sino que, adem¨¢s, las instituciones mayores de su universo tambi¨¦n se plantean alcanzar un m¨¢s elevado tama?o mediante fusiones. As¨ª, dos de los actuales landesbanks tienen ya aprobada su fusi¨®n para 1989, mientras que otros dos se hallan en una fase avanzada de conversaciones que, de culminar con ¨¦xito, dar¨ªa lugar al segundo banco alem¨¢n y al octavo banco europeo.
En realidad, llegamos aqu¨ª al principal motivo que justifica la atenci¨®n sobre las cajas de ahorro europeas. Vinculadas en su origen a actividades ben¨¦fico-sociales, y de orientaci¨®n b¨¢sicamente local en el espacio (ya se trate de un municipio, una provincia o una regi¨®n), deben hacer frente a una serie de retos, ante los cuales las instituciones m¨¢s agresivas -que no son siempre las de mayor tama?o- pretenden dar cumplida respuesta. En primer lugar, el reto de la p¨¦rdida de mercado. En este sentido, seg¨²n las estad¨ªsticas de rentabilidad bancaria de la OCDE, s¨®lo un pa¨ªs de la CE, Espa?a, de los cuatro que cuentan con el mayor n¨²mero de grandes cajas de ahorros, muestra un crecimiento sostenido de la participaci¨®n de las cajas en el conjunto del sistema bancario durante el per¨ªodo 1980-1986. En todos los dem¨¢s se observan signos de estancamiento, si no de p¨¦rdida de importancia.
En segundo lugar, existe el reto de la capitalizaci¨®n, que aqu¨ª en Espa?a, como en otros pa¨ªses, se ha intentado resolver mediante la emisi¨®n de t¨ªtulos similares que ¨¦stas conllevan: las cuotas participativas. Mientras que a¨²n est¨¢ por ver cu¨¢nto da de s¨ª esta v¨ªa, no hay que olvidar las posibilidades de transformaci¨®n de la naturaleza jur¨ªdica de las cajas, tal y como ¨¦sta ha sido tradicionalmente entendida. En este sentido, el primer paso decisivo en esta direccion lo dio en 1986 la ¨²nica caja brit¨¢nica actualmente existente, despu¨¦s del profundo proceso de transformaci¨®n habido en aquel pa¨ªs: el grupo TSB, cuyas accione s cotiz a en la actualidad regularmente en bolsa, sin que la entidad como tal se deje de considerar una caja de ahorros. Movimientos de este tipo est¨¢n latentes en otros pa¨ªses europeos.
Nuevas fronteras
Un tercer reto es el que enfrenta a las cajas propiamente dichas con las instituciones centralizadoras de su actividad, con una tendencia casi general a que estas ¨²ltimas pierdan terreno, de la que no se salvan los landesbanks, pese a su gran tama?o. Hay que tener en cuenta que este tipo de instituciones est¨¢n concebidas, en principio, para coordinar un movimiento que dista mucho de ser uniforme en la actualidad, dentro y fuera de las respectivas fronteras de actuaci¨®n. Por contra, las grandes cajas, conscientes de que est¨¢n compitiendo, o van a competir, con otro tipo de instituciones de similar o mayor tama?o, prefieren seguir sus propias estrategias, que en alg¨²n caso se traducen en colaborar con -incluso adquirir- otras entidades bancarias ajenas al mundo de las cajas de ahorros.
Esta afirmaci¨®n no quiere implicar necesariamente que las instituciones centralizadoras de las cajas de ahorros hayan perdido actualmente su raz¨®n de ser. Sin embargo, alude a la necesidad de que las mismas se planteen su propia posici¨®n estrat¨¦gica, ante las transformaciones que se producen en el mundo de las cajas a ellas asociadas. De no hacerlo as¨ª, corren peligro de quedar fuera de estas transformaciones, e incluso de desaparecer como tales, como ha sucedido ya en un pa¨ªs de la CE: Dinamarca.
Precisamente porque, dentro de los grandes retos que se ciernen sobre la banca actual, existen riesgos y oportunidades espec¨ªficos para las cajas de ahorros es. por lo que estas institiciones est¨¢n en el centro de la atenci¨®n bancaria internacional, teniendo en cuenta que su situaci¨®n viene a reflejar sobremanera una tensi¨®n -que no puede decirse que sea ajena a la banca en general- entre su especializaci¨®n originaria -geofr¨¢fica y de clientes- y el universalismo -de productos y mercados- al que orienta el mundo financiero actual. Por otra parte, es de esperar -algunas est¨¢n haciendo serios esfuerzos en esta direcci¨®n- que la mayor¨ªa de las grandes cajas, si no todas, logren superar dichos retos y aprovechar tales oportunidades.
Las cajas de ahorros espa?olas est¨¢n, desde luego, sometidas a esta realidad, en cuanto sus entidades m¨¢s representativas aparecen entre los grandes bancos de la CE: cinco entre las 32 antes se?aladas (cuatro m¨¢s entre los 300 mayores bancos europeos). Con una dimensi¨®n media inferior al conjunto de las mismas, no desentonan, sino m¨¢s bien al contrario, dentro de ¨¦l. A fin de cuentas, Espa?a, despu¨¦s de Italia y la RFA, es el tercer pa¨ªs de la Comunidad por el n¨²mero de entidades que participan en dicho conjunto.
es director de estudios de Analistas Financieros Internacionales, SA, y catedr¨¢tico de la universidad Aut¨®noma de Madrid.
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