Poderoso caballero
Las p¨¢ginas econ¨®micas de los diarios (y el suyo no es una excepci¨®n) suelen ser una cr¨®nica en la que alternan empresarios expropiados y fuguistas con j¨®venes banqueros de pelo engominado que se jactan de haber ganado decenas de miles de millones de la noche a la ma?ana, y adem¨¢s haber alcanzado por ello la gloria (en vez del juzgado de guardia, como hubiera sido m¨¢s l¨®gico), y toda una serie de personajes que pontifican sobre la inflaci¨®n y otras memeces con absoluta infalibilidad. Son frecuentes tambi¨¦n -es m¨¢s, est¨¢n de rigurosa moda- los relatos de fusiones de sociedades mercantiles, operaciones que siempre se hab¨ªan considerado aburridas y propias de capitalistas especuladores, se?ores estos que siempre se dibujaban barrigudos y con frac y chistera, pero que ahora, por mor de las t¨¦cnicas de marketing, aparecen como si fuesen h¨¦roes de comic, capaces de manejar las OPA con m¨¢s habilidad que Spiderman las telas de ara?a.Luego, las p¨¢ginas econ¨®micas se completan con esas letan¨ªas de cifras inexpugnables, paraje ¨¦ste en ei que hozan los que se dedican a ganar dinero- s¨®lo con poner dinero, en lugar de ganarlo trabajando.
Algo que hubiese escandalizado a santo Tom¨¢s y a la Iglesia de su tiempo, para quienes "el dinero no puede parir dinero". Esto debi¨® dejar de ser pecado cuando los pr¨¦stamos con usura se empezaron a llamar ingenier¨ªa financiera y cuando los locutores de telediario empezaron a poner cara de alegr¨ªa mientras comunicaban que la bolsa hab¨ªa hecho doblete en cuatro meses.
De aqu¨ª, el dinero subi¨® a los altares y se transmut¨® en sustancia divina. El Vaticano se dot¨® de un banco al que llama el Instituto para las Obras de la Religi¨®n, o algo parecido, y esto dejaba el camino expedito para institucionalizar frases gloriosas y lapidarias en las p¨¢ginas econ¨®micas, tales como "el precio del dinero" o "el dinero toma la palabra".
Acostumbrados a este panorama, son muy de agradecer los art¨ªculos de Eduardo Galeano Juicio y condena del poderoso caballero don dinero y Modificar algo m¨¢s que el Fondo Monetario Internacional, aparecidos en las p¨¢ginas econ¨®micas de su peri¨®dico de 25 y 26 de octubre. Haber dejado entrar a Galeano en el templo para expulsar con el l¨¢tigo de sus verdades simples y contundentes a los mercaderes que lo habitan, siquiera sea por un par de d¨ªas, honra a EL PA?S y tranquiliza sobre el relevo en la direcci¨®n del mismo. Pedro Prieto.
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