Puerta del Sol 0?, puente de Segovia -6?
En Madrid se producen diferencias climatol¨®gicas de hasta 10? a poca distancia
Un paseante que se desplace de la Puerta del Sol hasta el puente de Segovia durante una noche invernal y atmosf¨¦ricamente tranquila (anticicl¨®nica, que dir¨ªa el hombre del tiempo) tendr¨¢ que soportar, probablemente, en el kil¨®metro y medio a recorrer, un descenso de temperatura de seis grados. Lo suficiente para pasar del jersei al abrigo grueso. Este dato es s¨®lo un ejemplo de las grandes diferencias climatol¨®gicas que se producen en Madrid. En pocos metros la temperatura puede variar en varios grados.
Si el paseante quiere seguir caminando y salir al campo es probable que esa diferencia se incremente otros tres, o cuatro grados. A cambio, la niebla espesa que quiz¨¢ haya estado soportando en el n¨²cleo urbano se despejar¨¢ r¨¢pidamente.Las causas del fen¨®meno son variadas, complejas e interrelacionadas. A nadie se le escapa que la ciudad es una gran productora de calor. Desde las calefacciones dom¨¦sticas hasta la actividad industrial, pasando por la riada de autom¨®viles que cruza sus calles y muchas otras actividades menores. La radiaci¨®n t¨¦rmica es una constante urbana.
Otro factor es la alta concentraci¨®n de materiales como el asfalto, el ladrillo, el cemento o la piedra, la mayor parte de los cuales son malos conductores t¨¦rmicos. As¨ª, aunque: su calentamiento es lento, su enfriamiento tambi¨¦n lo es, por lo que el calor que acumulan durante el d¨ªa lo desprenden poco a poco por la noche. Por otra parte, la peculiar topograf¨ªa que componen las edificaciones obliga a los rayos solares a describir trayectorias quebradas y laber¨ªnticas, chocando de edificio en edificio y multiplicando las ocasiones de absorci¨®n de la energ¨ªa solar.
En contraste con estos factores, la radiaci¨®n solar que llega a la ciudad es inferior a la que llega al campo. Por esta raz¨®n y por la peor conductividad t¨¦rmica, las temperaturas se: equilibran durante el d¨ªa, y en algunos casos se llega a invertir la relaci¨®n. La causa de esta menor insolaci¨®n es la pantalla de polvo y contaminaci¨®n que cubre la ciudad. Las part¨ªculas en suspensi¨®n tienen una gran capacidad reflectante, llamada albedo, y devuelven a la atm¨®sfera parte de la radiaci¨®n recibida. En Madrid se ha podido constatar que el observatorio meteorol¨®gico de Barajas recibe 2.864 horas de sol al a?o frente a las 2.723 que se registran en el del Retiro.
Poluci¨®n
Sin embargo, el papel de la poluci¨®n es ambiguo, ya que tambi¨¦n contribuye, junto a la contaminaci¨®n gaseosa, a la formaci¨®n del efecto invernadero, evitando que el calor acumulado por la ciudad se disipe.El viento tambi¨¦n se ve modificado por la ciudad. Las alineaciones de edificios y las diferencias de altitud respecto a la calle, salvadas con brutal verticalidad, forman aut¨¦nticos desfiladeros por los que el viento se encauza. Su velocidad queda normalmente reducida, y su direcci¨®n, modificada por estos obst¨¢culos.
Como consecuencia de su mayor temperatura, el aire ciudadano est¨¢ m¨¢s seco que el del campo, su humedad relativa es menor. Sin embargo, las precipitaciones son m¨¢s abundantes en la urbe. La bolsa de aire caliente que cubre la ciudad tiende a ascender, debido precisamente a su mayor temperatura, hasta enfriarse y condensarse. La contaminaci¨®n facilita el proceso, ya que las part¨ªculas s¨®lidas en suspensi¨®n sirven de n¨²cleos de condensaci¨®n. El resultado es que llueve m¨¢s, aunque las precipitaciones en forma s¨®lida, nieve y granizo, son mucho menos frecuentes.
La isla de calor tambi¨¦n limita las heladas. Su n¨²mero decrece y se presentan de una forma m¨¢s concentrada durante la ¨¦poca m¨¢s fr¨ªa, desapareciendo las heladas tempranas y tard¨ªas. En Madrid, el observatorio del parque del Retiro registra una media de 30,1 heladas al a?o (datos de 1971-1980) frente a las 49,5 que se producen en Barajas.
La niebla se convierte, en la ciudad, en un fen¨®meno llamativo por su habitualidad. Su intensidad y frecuencia es proporcional al tama?o de la urbe. Unida a la contaminaci¨®n produce el famoso smog, que hizo de Londres la ciudad m¨¢s tenebrosa del mundo hasta que se tomaron las medidas adecuadas de control de la contaminaci¨®n.
En Madrid, las nieblas constituyen un dato muy significativo. Seg¨²n datos del observatorio del Retiro, en la primera d¨¦cada de este siglo, la media de d¨ªas de niebla en el mes de enero era de 3,2, mientras que en la d¨¦cada 1971-1980 fue de 15,7. En Barajas, los d¨ªas de niebla quedan reducidos a la mitad, a pesar de estar enclavado en una terraza inmediata al r¨ªo Jarama.
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