El PSOE, contra los sindicatos
Los pol¨ªticos que est¨¢n en el Gobierno repiten hasta la saciedad que Espa?a ya es Europa. Incluso hemos cerrado un ciclo de integraci¨®n entrando en la UEO. Pues bien, en Europa no pasan ciertas cosas que aqu¨ª estamos, viviendo ahora. En Italia, sindicatos cristianos y socialistas colaboran con la CGIL en huelgas y movilizaciones ante medidas del Gobierno del pentapartido y a ning¨²n ministro o dirigente gubernamental se le ocurre decir que sus correligionarios sindicalistas se ponen "al servicio de la estrategia comunista". En Francia sucede otro tanto.En Espa?a van a terminar teniendo raz¨®n quienes piensan que en la prepotencia del PSOE desti?en los residuos ideol¨®gicos del reciente pasado franquista. Las declaraciones de Benegas son un puro dislate, y ya en esa pendiente, se echa de menos que al lado de la conjura comunista no hable tambi¨¦n del compl¨® judeomas¨®nico.
?Qu¨¦ han hecho Nicol¨¢s Redondo y Antonio Guti¨¦rrez, UGT y CC OO? Algo muy simple: concretar unas jornadas de acci¨®n para que el Gobierno se entere de que los trabajadores est¨¢n cansados de ser los ¨²nicos que sufren a consecuencia de su pol¨ªtica econ¨®mico- social y reclaman un giro en esa pol¨ªtica. Los sindicatos han tenido la delicadeza de no hablar de huelga general, sino de paro, y lo han hecho as¨ª porque en nuestro pa¨ªs el concepto de huelga general, por la tradici¨®n, tiene una connotaci¨®n revolucionaria y ha aparecido varias veces ligado al prop¨®sito de derribar a un Gobierno. No es una precauci¨®n formal para hacer pasar m¨¢s f¨¢cilmente la decisi¨®n de llegar hasta el paro. Es una indicaci¨®n pol¨ªtica, dirigida al Gobierno y al pa¨ªs, y su sentido es claro: no estamos en una operaci¨®n pol¨ªtica, no tratamos de desazonar al Gobierno; nos limitamos a defender derechos leg¨ªtimos de nuestros representados: los trabajadores.
Quien politiza el conflicto es la direcci¨®n del PSOE, convirti¨¦ndole en un duelo entre los sindicatos y el poder. Quien incurre en un aut¨¦ntico dislate es la direcci¨®n del PSOE.
Los sindicatos est¨¢n cargados de raz¨®n. Y no es principalmente el Plan de Empleo Juvenil (extendiendo el empleo precario, discriminando a los j¨®venes so pretexto de ofrecerles algo tan preciado hoy como un trabajo, creando nuevas divisiones en el mundo obrero) lo que ha motivado las movilizaciones; ese plan no es m¨¢s que la gota que colma el vaso.
Los sindicatos no aceptan que en una coyuntura econ¨®mica pr¨®spera, cuando, como ha dicho Mariano Rubio, "las empresas han cuadruplicado sus beneficios en dos a?os" y los bancos reconocen que est¨¢n obteniendo beneficios exagerados; cuando se incrementa el gasto p¨²blico y Espa?a se empe?a en la construcci¨®n de artefactos militares que cuestan cientos de miles de millones; cuando se emplean cantidades enormes en reflotar empresas privadas, en una coyuntura as¨ª, el Gobierno aparezca obsesionado por la moderaci¨®n salarial, regatee un punto o dos a los funcionarios y escatime en algo tan esencial como las pensiones.
El ¨²ltimo acto del Gobierno, por ejemplo, clama al cielo. Se trata de lo sucedido con la decisi¨®n de la banca, cumpliendo el convenio colectivo del ramo, de aumentar en dos puntos el sueldo de sus empleados ante el fallo de las previsiones inflacionistas. La CEOE condena a los banqueros, en un cruce de cartas, en las que el se?or Termes rechaza esta condena. Pero a continuaci¨®n es el Gobierno quien presiona en igual sentido que la CEOE a la banca y ¨¦sta cede al apremio y retira la subida. La conjuraci¨®n CEOE-Gobierno aparece una vez m¨¢s en escandaloso detrimento del inter¨¦s de los trabajadores.
Lo que reclaman los sindicatos es que la tarta no se la apropien entera los poderosos, a la vez que llaman la atenci¨®n sobre el dram¨¢tico problema del paro.
Y el Gobierno les responde con una prepotencia inaudita (que, por cierto, nunca mostraron los Gobiernos de UCD, lo que explica que los sindicatos no actuaran frente a ellos como en esta ocasi¨®n). Para el Gobierno, negociar es aceptar sumisamente lo que no son proposiciones, sino decisiones, de las que de antemano se anuncia que ser¨¢n aplicadas aunque los sindicatos las desestimen. El Gobierno quiere interlocutores mudos que digan siempre am¨¦n con la cabeza.
Durante cierto tiempo, UGT, por solidaridad pol¨ªtica con el PSOE, acept¨® medidas de gobierno que no conven¨ªan a sus afiliados. Hay que reconocer que Nicol¨¢s Redondo y su equipo estiraron la cuerda de su fidelidad al PSOE tanto como pudieron, afrontando cr¨ªticas y arriesgando su prestigio sindical. Pero lleg¨® un momento en que la tensi¨®n entre los intereses de los trabajadores y la pol¨ªtica econ¨®mico- social del Gobierno han provocado una diferenciaci¨®n imposible de ocultar. Y es lo que pone fuera de s¨ª, hasta la histeria, a la direcci¨®n del PSOE, que aparece as¨ª como el brazo armado del Gobierno.
Byegas anuncia que todos los cargos del PSOE van a movilizarse contra las manifestaciones y el paro. Es significativo que sean los cargos. Tambi¨¦n anuncia que los militantes socialistas se enfrentar¨¢n con las decisiones de UGT; dudo que esta segunda operaci¨®n tenga ¨¦xito.
Pero lo m¨¢s singular es que el partido socialista va a dirigirse a los empresarios privados y a los dirigentes de la empresa p¨²blica para que se opongan a los trabajadores, seg¨²n ha proclamado Benegas.
Francamente: o los dirigentes del PSOE se han pasado con armas y bagajes al adversario -y en este caso, el ejemplo de Boyer entrando en la banca privada es todo un s¨ªmbolo de en qu¨¦ ha quedado el partido de Pablo Iglesias, de lo que a¨²n quiero dudar- o han perdido la chaveta y se comportan como aprendices de pol¨ªticos.
?Han pensado en serio el alcance probable de que la direcci¨®n del PSOE declare la guerra a UGT? ?Han pensado acaso que tal cosa no lleg¨® a suceder ni en los momentos hist¨®ricos m¨¢s cr¨ªticos de confrontaci¨®n dentro de la familia socialista?
Y no vengan con elrecurso facil¨®n de imputar a Nicol¨¢s Redondo la acusaci¨®n de rendirse a la estrategia comunista. ?Ni se dan cuenta de qu¨¦ est¨¢n haciendo con esto! Nadie, conociendo al secretario general de UGT, caer¨¢ en esa patra?a.
Por otro lado, ?de qu¨¦ estrategia comunista hablan? Puede ser que haya comunistas que anuncien la huelga general todos los a?os como los primitivos cristianos anunciaban el milenario. Pero la estrategia que sigue CC OO es mucho m¨¢s responsable, y dirigentes como Antonio Guti¨¦rrez y Juli¨¢n Ariza, por no citar otros, la han explicitado claramente. CC OO se sit¨²a en el terreno de las reivindicaciones obreras, siguiendo un modelo de acci¨®n sindical consecuente. En este pa¨ªs somos muchos los comunistas comprometidos con la democracia que no jugamos a manipular a los trabajadores con fines electoralistas.
Yo creo que la falta de madurez de los dirigentes de? PSOE lo que est¨¢ poniendo de relieve -y alg¨²n comentarista lo ha se?alado- es que, bajo este enfrentamiento, lo que se revela es la existencia de dos concepciones de? socialismo en Espa?a. Una, la del poder, la de los yuppies: otra, la de los que sudan ante las m¨¢quinas o en las oficinas, trabajando de verdad para que Espa?a progrese. Es l¨®gico que en coyunturas como ¨¦stas coincidan los comunistas y la segunda de esas concepciones, en la voluntad de que un Gobierno sordo y ciego abra los ojos y destapone los o¨ªdos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.