Empezar a trabajar
El paro es el principal problema con el que se enfrenta nuestra sociedad. Esta afirmaci¨®n, que es compartida por la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos, hace que los socialistas situemos la promoci¨®n y difusi¨®n del empleo como la principal prioridad pol¨ªtica en los pr¨®ximos a?os.Tras el per¨ªodo de ajuste, la econom¨ªa espa?ola est¨¢ creciendo con rapidez, generando m¨¢s empleo que en ning¨²n otro momento del pasado m¨¢s reciente, en el que, como es sabido, se ven¨ªa destruyendo puestos de trabajo con gran intensidad. El cambio de tendencia producido desde 1985 hace que existan mejores condiciones para extender de forma efectiva el empleo y obtener importantes resultados.
Si en su conjunto la situaci¨®n de desempleo es grave de por s¨ª, el paro juvenil presenta unas caracter¨ªsticas especiales que lo convierten de cara al futuro en algo diferenciado y preocupante.
En Espa?a el paro juvenil es cuantitativamente m¨¢s importante que en cualquiera otra naci¨®n europea. La mitad de todos nuestros parados -uno de cada dos- son j¨®venes. Los datos reconocidos se?alan que m¨¢s de 1,3 millones de espa?oles menores de 25 a?os no encuentran empleo, y de ¨¦stos, 800.000 nunca han trabajado, por lo que est¨¢n buscando su primer empleo. Pero adem¨¢s, para hacer el problema a¨²n m¨¢s dif¨ªcil, la mayor¨ªa de estos j¨®venes en paro tiene un nivel de estudios medio o bajo.
Cuando un problema adquiere la ?importancia cuantitativa que posee el paro juvenil es tambi¨¦n necesario abordarlo desde una dimensi¨®n cualitativa. De no ser as¨ª, la sociedad tendr¨ªa dudas sobre su propio progreso, sobre su propia capacidad para dar una respuesta a un problema de esta magnitud. Y desde luego quienes m¨¢s reclamaciones plantear¨ªan ser¨ªan ese mill¨®n largo de j¨®venes que una y otra vez buscan infructuosamente su primer empleo. Hasta podr¨ªa ocurrir que rechazaran esa sociedad de situados que permanentemente les cierra las puertas y no les da posibilidades para integrarse en ella.
M¨¢s all¨¢ de puras afirmaciones ret¨®ricas, la realidad est¨¢ demostrando que existe un c¨ªrculo vicioso seg¨²n el cual no se contrata a un joven porque no tiene experiencia ni cualificaci¨®n y no la adquiere porque no trabaja.
?Por qu¨¦ no se contrata a los j¨®venes o por qu¨¦ cuando se les contrata esto se hace en muy peque?a medida? Porque tienen problemas en su formaci¨®n, carecen de experiencia laboral y, si su retribuci¨®n es la misma que la de un trabajador experto, el empresario siempre preferir¨¢ contratar a quien ya posee experiencia.
Este fen¨®meno est¨¢ llevando a que quede al margen del trabajo una buena parte de los j¨®venes, y, lo que es m¨¢s preocupante, est¨¢ generando un grave problema de futuro si pensamos que un parado joven de hoy tiene muchas posibilidades de convertirse en un parado adulto ma?ana.
La magnitud del problema y la demanda social existente exigen a todos aquellos que tienen responsabilidades pol¨ªticas y sociales que den respuesta a este problema adoptando medidas especiales destinadas a ofrecer una esperanza a los j¨®venes, ayud¨¢ndolos a salir de la cultura de la marginaci¨®n mediante su necesaria laboralizaci¨®n.
Se trata de adoptar unas medidas de urgencia en favor de los j¨®venes en paro. Por lo que, identificadas las barreras que tienen los j¨®venes para laboralizarse, los procedimientos para superarlas parecen evidentes.
Existen distintas iniciativas en marcha encaminadas a abordar el problema del paro juvenil. As¨ª, las escuelas taller, las facilidades para el autoempleo, las cooperativas juveniles, los contratos de formaci¨®n, etc¨¦tera.
Sin embargo, y pese a su importancia, iniciativas como las anteriores parecen insuficientes para absorber el volumen de j¨®venes en paro que desgraciadamente tenemos en Espa?a.
Es necesario adoptar medidas que rompan ese c¨ªrculo vicioso de la falta de experiencia y de la carencia de trabajo. Para ello es preciso incorporar a los j¨®venes a los distintos lugares de trabajo, a los centros donde se crea empleo.
?sta ha sido la respuesta que el PSOE ha ofrecido. Los socialistas pretendemos con el Plan de Empleo Juvenil que los j¨®venes se inicien en el mundo del trabajo para estar as¨ª m¨¢s capacitados para progresar social, econ¨®mica y profesionalmente.
Adem¨¢s, es evidente que la falta de trabajo y las escasas perspectivas de encontrarlo explican en parte problemas sociales muy importantes de delincuencia, marginaci¨®n, drogadicci¨®n, etc¨¦tera, que golpean con especial fuerza a la juventud. Insertar a los j¨®venes en el mundo laboral creemos que es un requisito imprescindible para salir de esa situaci¨®n.
Se trata de una apuesta por el futuro de nuestra juventud y una opci¨®n pol¨ªtica que responde a preferencias f¨¢cilmente entendibles:
-Apostamos por que los j¨®venes en paro reciban una retribuci¨®n como contrapartida a un trabajo, antes que. un subsidio por desempleo que los siga manteniendo fuera del mundo laboral.
-Apostamos por que esos j¨®venes que no han trabajado nunca aprendan trabajando, perciban un salario y de esta forma adquieran experiencia suficiente para poder lograr un empleo definitivo.
A partir de estas propuestas, el Plan de Empleo Juvenil establece un tipo de contrato que a cambio de un salario les proporciona una experiencia que los prepara para el futuro.
El Plan de Empleo Juvenil contiene las garant¨ªas para que este tipo de contrataci¨®n sea adicional a la existente en la empresa; es decir, no sustituya a los trabajadores actualmente existentes.
En cualquier caso, y para mayor control de que ello sea as¨ª, adem¨¢s de los propios servicios de inspecci¨®n laboral de la Administraci¨®n ser¨ªa conveniente la contribuci¨®n de los distintos agentes sociales, en especial de las secciones sindicales y de los comit¨¦s de empresa.
Los beneficiarios de este plan son los j¨®venes y sus familias, que van a pasar de una situaci¨®n de angustia por el paro y el ocio forzado a otra de esperanza, al poseer un empleo remunerado.
Por ello resulta sorprendente la reacci¨®n de algunas organizaciones juveniles y de los propios sindicatos, que ante 1,3 millones de j¨®venes en paro no les ofrecen a cambio nada realista bajo su discurso verbalmente radical.
Es preocupante que ante una iniciativa pol¨ªtica y social de esta magnitud, que afecta al futuro de una buena parte de mujeres y de varones j¨®venes, los sindicatos se negaran a participar en la negociaci¨®n del mismo con el PSOE primero y con el Gobierno despu¨¦s. Es grande la responsabilidad que asumen ante los trabajadores y la sociedad, a los que tendr¨¢n que explicar por qu¨¦ se oponen a que sus hijos en paro tengan una oportunidad de trabajo.
No es ¨¦sa la actitud del PSOE ni del Gobierno, que, por contra, pretende dar trabajo a los j¨®venes y ofrecer una posibilidad real a quienes buscan su primer empleo, facilit¨¢ndoles con ello su participaci¨®n activa en la sociedad.
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