4.000 catalanes, encabezados por Pujol, celebran en Roma el milenario de Catalu?a
El obelisco de la plaza de San Pedro fue testigo del fervor nacionalista y cat¨®lico de los 4.000 peregrinos catalanes que conmemoraron en el Vaticano el milenario de Catalu?a. Las senyeras ondeaban en la plaza, entre c¨¢nticos, cuando el Papa se dirigi¨® a ellos.
El Papa habl¨® para los peregrinos catalanes tras el Angelus. Primero lo hizo en castellano, momento en el que se oyeron algunos silbidos, y luego en catal¨¢n. Dentro de la bas¨ªlica vaticana, y desde el altar mayor, el cardenal arzobispo de Barcelona, Narc¨ªs Jubany, hab¨ªa pronunciado minutos antes una mesurada homil¨ªa en la que las referencias a un futuro "de libertad, justicia, solidaridad y amor" primaron sobre el recuerdo hist¨®rico. En la primera fila, y entre los fieles, se encontraba el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, acompa?ado de su esposa, Marta Ferrusola. Pujol declar¨®: "Estoy aqu¨ª para hacer un acto de presencia y de afirmaci¨®n de mi fe cristiana y de mi fe en Catalu?a".Los primeros peregrinos comenzaron a llegar a la bas¨ªlica de San Pedro a las ocho de la ma?ana. Cuarenta y cinco autobuses y un tren los hab¨ªan conducido hasta Roma, para que a primeras horas pudieran tomar posiciones cerca del altar y ante una imagen de la virgen de Montserrat, que ser¨¢ obsequiada al primer templo que se construya en el mundo y que lleve este nombre. Se hallaban presentes tres consellers: Josep Mir¨® Ard¨¨vol, de Agricultura; Joan Guitart, de Cultura, y Llu¨ªs Alegre, de Comercio. Tambi¨¦n estaba all¨ª el secretario de la Presidencia, Llu¨ªs Prenafeta, quien estuvo presente en la misa, al igual que el embajador espa?ol ante la Santa Sede, Jes¨²s Ezquerra. La jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica estaba representada por el arzobispo de Tarragona, Ram¨®n Torrella; el obispo de L¨¦rida, Ram¨®n Malla, y el em¨¦rito de Tarragona, Josep Pont Gol. En cabeza de la representaci¨®n de la Iglesia se encontraba Narc¨ªs Jubany.
Mesurado
Muchos de los peregrinos quiz¨¢ esperaban de la homil¨ªa del cardenal un contenido que enalteciera en mayor grado la catolicidad de Catalu?a. Sin embargo, Jubany tom¨® su tradicional tono mesurado. El cardenal abog¨® por cristianismo que no "caiga en f¨¢ciles triunfalismos que no llevan a ninguna parte" y que "sirva a los hermanos, comenzando por los m¨¢s pobres". Un amor cristiano que evite la violencia y reconcilie a todos los catalanes por encima de clases sociales. "Un cristianismo", agreg¨® Jubany, "que no se contente viendo llenas las catedrales, parroquias y monasterios, sino que busque llegar a todos los sitios donde se mueve la vida: ciudades, villas y pueblos, universidades y f¨¢bricas, entidades y movimientos de j¨®venes y ancianos".A las 12 del mediod¨ªa el Papa sali¨® a la ventana de su estudio y comenz¨® el Angelus con una exhortaci¨®n del ecumenismo y de la virgen serbia de Studenica, en Yugoslavia. La intervenci¨®n del pont¨ªfice cay¨®, en principio, como un jarro de agua fr¨ªa. Hubo algunos silbidos cuando Karol Wojtyla dijo en castellano: "Dirijo ahora mi m¨¢s cordial y afectuoso saludo a la numerosa peregrinaci¨®n de pastores y fieles, venidos de Catalu?a, Espa?a, que han querido conmemorar tambi¨¦n en Roma el milenario de Catalu?a".
Posteriormente, y ya en catal¨¢n, Juan Pablo II dijo: "Como un padre que ama a sus hijos, os saludo hoy, queridos catalanes, que con esp¨ªritu comunitario y de fiesta, llen¨¢is de alegr¨ªa la plaza de San Pedro con la sardana y las torres humanas. Que esta presencia en Roma sea una nueva expresi¨®n de la tradici¨®n cristiana, tan unida a vuestra historia. De todo coraz¨®n", concluy¨® el Papa, "os encomiendo a la Moreneta, Nuestra Se?ora de Montserrat. Hasta ma?ana, si Dios quiere".
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