V¨ªa libre a Renfe
El autor analiza la reciente decisi¨®n sobre las, l¨ªneas ferroviarias de alta velocidad y la pr¨®xima concesi¨®n del contrato de material ferroviario, y afirma que las soluciones deben -buscar la mayor versatilidad y econom¨ªa en el material motor y m¨®vil empleado, la comodidad del usuario y la menor ruptura en los tiempos de viaje.
La vieja red ferroviaria espa?ola siente en estos ¨²ltimos d¨ªas el impacto de dos decisiones de trascendencia hist¨®rica: la introducci¨®n de l¨ªneas de alta velocidad y la extensi¨®n a nuestro pa¨ªs del ancho europeo.Las caracter¨ªsticas de nuestra red explican que el ferrocarril espa?ol tan s¨®lo se lleve el 9% del transporte, siendo ¨¦sta la tasa m¨¢s baja de Europa. Es l¨®gico que nuestra integraci¨®n en la Comunidad influya decisivamente en una reforma profunda de nuestras infraestructuras, de transporte, porque de ello depende que la incorporaci¨®n de Espa?a en el mercado europeo sea efectiva. Parece haber llegado la hora en que nuestro ferrocarril ocupe el lugar que la l¨®gica econ¨®mica y de servicio p¨²blico le asignan en el resto de los pa¨ªses desarrollados. Se trata de un objetivo que alcanzaremos tarde, pero que debe perseguirse en serio y sin retrasos debidos a consideraciones ajenas a las econ¨®micas.
Y ¨¦sta es la cuesti¨®n. En Francia, ante la posibilidad de que el llamado contrato del siglo se adjudique en parte a Alsthom (Francia) y en parte a Siemens (Alemania) se afirma que se considerar¨ªa dicho reparto como un .gesto pol¨ªticamente inamistoso", sin que los l¨®gicos desmentidos tengan credibilidad. Por otra parte, a ra¨ªz de la reciente entrevista entre Felipe Gonz¨¢lez y Mitterrand, se abre camino la idea de que la adjudicaci¨®n a la industria francesa del futuro de nuestro ferrocarril ser¨ªa una obligada contrapartida a la colaboraci¨®n de Francia en la lucha contra el terrorismo. Como si tal colaboraci¨®n -obligada en un pa¨ªs civilizado y que, por a?adidura, se llama amigo- tan s¨®lo as¨ª se pudiera asegurar. Por su parte, Alemania hace valer su apoyo en los d¨ªas previos a la admisi¨®n de Espa?a en el club de Bruselas.
Estos hechos, o su mera posibilidad, nos obligan a racionalizar nuestra posici¨®n. Para empezar debemos rechazar todo lo que se parezca a un chantaje o a una presentaci¨®n de factura, porque admitirlo ir¨ªa contra nuestra dignidad y consentir en su merma nunca fue productivo. El respeto que se nos debe como naci¨®n es lo que da paso a nuestra l¨®gica demanda de ayuda tanto para entrar en la Comunidad como para combatir el terrorismo. Es l¨®gico que los pa¨ªses interesados presionen al Gobierno espa?ol, pero tambi¨¦n lo es que ¨¦ste se defienda de las presiones.
La oferta francesa
Tomemos el caso de Alsthom; es una empresa que ha perdido, por falta de competitividad en los precios, los ¨²ltimos concursos internacionales y no est¨¢ cumpliendo los plazos de entrega comprometidos con el metro de Nueva York o con las locomotoras de corriente alterna de China. Los trenes que entreg¨® a la Generalitat de Catalu?a hace cinco a?os han tenido que ser modificados tres veces porque sus chopers fallaban, y a¨²n hoy siguen funcionando insatisfactoriamente. Si por todos estos datos es l¨®gico pensar que Alsthom nos necesita angustiosamente, tambi¨¦n deber¨ªa serlo que aprovech¨¢ramos esta circunstancia para conseguir unos precios verdaderamente competitivos. ?Lo estamos haciendo? Las caracter¨ªsticas de nuestra red ferroviaria imponen que antes de adoptar una decisi¨®n se tengan en cuenta los siguientes extremos:
- La necesaria coordinaci¨®n entre las l¨ªneas de alta velocidad y el resto, sobre todo a medida que ese resto se vaya acomodando al ancho europeo. Es decir, no s¨®lo se precisa asegurar la continuidad entre el ancho UIC y el ancho actual de nuestra red (en cuya problem¨¢tica se encuentra la extensi¨®n del Talgo y las soluciones espa?olas sobre los ejes de ancho variable), sino tambi¨¦n entre las l¨ªneas de alta velocidad y las dem¨¢s que tuviesen el mismo ancho, buscando la mayor versatilidad y econom¨ªa en el material motor y m¨®vil empleado, la comodidad del usuario y la menor ruptura posible en los tiempos de viaje. Lo ideal, por ejemplo, ser¨ªa que las relaciones entre Sevilla y el resto de las principales ciudades de Andaluc¨ªa se sirviesen de tal manera que el viajero que tomase el tren a Madrid no tuviera que transbordar, ni menos esperar a la formaci¨®n de otros trenes. Conseguir esto nos llevar¨ªa a la utilizaci¨®n de coches con motor incorporado que se pudiesen desgajar de la composici¨®n originaria-para continuar el trayecto hasta el punto de destino. ?sta es una interesante aportaci¨®n de la oferta de Mitsubishi que por s¨ª sola ya har¨ªa necesario que tambi¨¦n se contase con dicha empresa. N¨®tese que en el PTF se adopta la soluci¨®n de situar algunas de las grandes variantes en los ejes o troncos de circulaci¨®n de los que arrancan varias l¨ªneas. Lo que digo es, por consiguiente, de extraordinaria importancia para que tengamos un buen servicio ferroviario a los m¨¢s bajos costes posibles, y la evidencia de que la implantaci¨®n en Espa?a del ancho UIC lleva consigo la incorporaci¨®n a la red de mejoras t¨¦cnicas adecuadas a nuestra realidad, que nos alejan de la soluci¨®n simplista de trasplantar, sin m¨¢s, a nuestro pa¨ªs un modelo hecho para otros de caracter¨ªsticas distintas.
- Tenemos en el inmediato horizonte la fecha clave de 1992. La soluci¨®n que se aplique debe contar con suficientes garant¨ªas de cumplimiento porque Espa?a estar¨¢ en el punto de cruce de las miradas de gran parte del mundo. Esta seguridad ser¨¢ tanto mayor cuanto la soluci¨®n no descanse en una sola empresa. Hace pocos d¨ªas el diario franc¨¦s Le Monde recog¨ªa el comentario de la revista Sens en el sentido de reconsiderar altamente improbable que los franceses pudieran cumplir esta fecha debido a sus problemas de organizaci¨®n, laborales y financieros, y a las dificultades tecnol¨®gicas de adaptar un tren pensado para terrenos llanos a unas condiciones geogr¨¢ficas totalmente nuevas.
La industria espa?ola
Por otra parte, el cumplimiento de ese primer objetivo no debe hacer olvidar que las l¨ªneas de alta velocidad que se implanten en Espa?a necesitan bastante m¨¢s que los 24 trenes y las 75 locomotoras que ahora se contratan. En el PTF est¨¢n previstos para material motor y m¨®vil 546.300 millones de pesetas. Convendr¨ªa establecer ahora, con los tres ofertantes en el concurso abierto por Renfe, la base suficiente para hacer despu¨¦s prolongaciones de serie, aprovechando la rapidez y econom¨ªa que este recurso lleva consigo.
- La fiabilidad que los suministradores merezcan por su trayectoria y realidad presente no puede confundirse con la que ofrezcan o aseguren en el contrato. Vale m¨¢s, sin duda, la primera que la segunda. Sobre todo si se tiene en cuenta la obligada asociaci¨®n de las empresas extranje ras con las espa?olas, porque tal circunstancia no s¨®lo no aumenta la fiabilidad en el suministro sino que debilita la postura de Renfe y del Gobierno en la exigencia del cumplimiento de los plazos pactados.
- La hora presente es tambi¨¦n una gran oportunidad para la industria ferroviaria espa?ola. Pero tambi¨¦n aqu¨ª deben abrirse los horizontes y aprovechar al m¨¢ximo esta coyuntura convirti¨¦ndola en la llave de una consagraci¨®n mundial de nuestras potencialidades. No s¨®lo es preciso el saneamiento de las industrias espa?olas como Maquinista, Macosa, Ateinsa y Cenemesa, sino que deben instalarse en Espa?a f¨¢bricas que produzcan semiconductores y modernas unidades de aire acondicionado. Espa?a debe consolidar su liderazgo -ferroviario en Latinoam¨¦rica; son muchos a?os de esfuerzo que no pueden menospreciarse. Tampoco debemos renunciar a estar presentes en Europa. Es l¨®gico pensar que para esta finalidad ni Alsthom ni Siemens den muchas facilidades. As¨ª lo demuestra Alsthom, al exigir cada vez que una mayor parte de los trenes se fabriquen en su pa¨ªs.
En resumen, me da la impresi¨®n de que el Gobierno no est¨¢ ponderando el tema con toda la sensibilidad y decisi¨®n que merece. Debemos ir sin complejos a la mejor soluci¨®n. Renfe necesita v¨ªa libre, ausencia de obst¨¢culos, para coger el tren de la modernidad y aprovechar al m¨¢ximo esta irrepetible oportunidad. Y la decisi¨®n que finalmente se adopte debe poder explicarse ¨ªntegramente al pueblo espa?ol.
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