La apuesta segura del sindicalismo
Durante los ¨²ltimos a?os el mundo laboral ha sufrido profundos cambios. En los pa¨ªses industrializados, la crisis econ¨®mica y la recesi¨®n han acarreado millones de parados en industrias que anta?o fueron verdaderos bastiones sindicales, al tiempo que la mano de obra tiende a aumentar en sectores nuevos donde la base sindical es menos s¨®lida, como son las industrias de servicios o de nueva tecnolog¨ªa. Aunque en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo se han realizado progresos notables, la sindicalizaci¨®n sigue limit¨¢ndose a menudo al sector p¨²blico, cuando la mayor parte de los trabajadores se halla en las zonas rurales, agricultores aislados, aparceros u obreros de plantaci¨®n sin voz ante los terratenientes que controlan la econom¨ªa local. El creciente n¨²mero de cuellos blancos y la llegada masiva de las mujeres al mercado del empleo han transformado tambi¨¦n radicalmente la configuraci¨®n de la mano de obra as¨ª como el surgimiento del sector informal en el Tercer Mundo, con m¨¢s de 500 millones de personas a la caza de peque?os empleos de todo tipo, comerciantes y artesanos que viven al margen de la sociedad, desprovistos de toda forma de protecci¨®n laboral.Esta transformaci¨®n del paisa.je sindical se ha efectuado en un. medio ambiente cada vez m¨¢s hostil a la solidaridad, fundamento del movimiento organizado de los trabajadores. Los t¨¦rminos flexibilidad, desregularizaci¨®n y liberalizaci¨®n se han convertido en lema de muchos empleadores y algunos Gobiernos. Limitado anteriormente s¨®lo alas dictaduras de izquierda y de derecha, hoy incluso pa¨ªses con larga tradici¨®n democr¨¢tica empiezan aatacar a las organizaciones independientes de trabajadores. Se presenta a los sindicatos como un lujo que los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo no pueden permitirse, y los Gobiernos de derechas de los pa¨ªses industrializados los acusan de ser un obst¨¢culo al crecimiento econ¨®mico, lo que equivale a negar su funci¨®n en el proceso de desarrollo del Tercer Mundo y su capital contribuci¨®n al proceso econ¨®mico y social de las democracias.
Estos trastornos han visto transferirse los centros de toma de decisiones que afectan a las condiciories de vida y trabajo, escapando al control ¨²nico de los Gobiernos nacionales confrontados, como los trabajadores, a la internacionaliz aci¨®n y a la interdependencia de la econom¨ªa mundial.
Desaflos sin duda para el movimiento sindical, tambi¨¦n es indudable que son portadores de un nuevo potencial: cuellos blancos, trabajadoras, mundo rural, sector terciario, zonas francas deexportaci¨®n, sector informal, j¨®venes y migrantes constituyen un gran sector de reclutamiento. Paralelamente, los sindicatos han desarrollado durante los ¨²ltimosa?os nuevas solidaridades, han extendido sus reivindicaciones sociales para implicarse m¨¢s en cuestiones de inter¨¦s general como el medio ambiente.
Conflictos globales
Las organizaciones sindicales han tomado cada vez m¨¢s consciencia de la urgencia de dar una dimensi¨®n internacional a sus actividades. Las decisiones que adopta el Fondo Monetario Internacional en Washington pueden tener una incidencia directa sobre las condiciones de vida y trabajo en numerosos lugares del mundo. Lo mismo sucede con las normas internacionales que crea la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo en Ginebra para regular los m¨²ltiples aspectos de la vida profesional: utilizaci¨®n de determinadas sustancias en la industria, turnos de noche, formaci¨®n profesional, pol¨ªticas de desempleo, etc¨¦tera. Hoy d¨ªa se puede decir que ya no existen conflictos laborales locales en el sentido estricto de la palabra, porque un conflicto local puede haber sido provocado por una decisi¨®n adoptada a miles de kil¨®metros. Por lo menos el 40% del comercio mundial depende de intercambios entre las multinacionales y sus afiliadas.
Los Gobiernos se lanzan a la conquista de transnacionales para atraerlas hacia sus respectivos pa¨ªses con reducciones fiscales y ayudas a la inversi¨®n, pero no parecen capaces de controlar sus actividades. Los sindicatos, por su parte, han elaborado nuevas estrategias para hacer frente a esta situaci¨®n y fomentar el contacto y la coordinaci¨®n entre los trabajadores y sus sindicatos en la empresa.
La pertinencia de los sindicatos reposa sobre un hecho: el crecimiento econ¨®mico no puede darse en detrimento del crecimiento social sin correr el riesgo de agudizar las tensiones dentro y entre las naciones. Mientras dos tercios de la poblaci¨®n del mundo en desarrollo no alcancenun poder adquisitivo suficiente para representar un verdadero mercado, el paro seguir¨¢ golpeando al mundo laboral industrializado. En los pa¨ªses deudores, las condiciones de los trabajadores se deterioran. A falta de demanda interior suficiente, estos pa¨ªses se ven obligados a exportar la mayor parte de la producci¨®n, provocando as¨ª un descenso de? empleo en los pa¨ªses industrializados.
Afortunadamente, el futuro del movimiento sindical no depende de la benevolencia de los Gobiernos y los empleadores sino de la activa confianza mostrada por aquellos a quienes sirve: los trabajadores.
Signo alentador, incluso en los medios m¨¢s hostiles los trabajadores siguen adhiri¨¦ndose a los sindicatos. El movimiento sindical negro independiente de Sur¨¢frica se crece frente al sistema de apartheid. Los sindicatos democr¨¢ticos de Chile se unen para poner fin a la dictadura.
Los trabajadores polacos afiliados a Solidaridad toman la determinaci¨®n de sacar al pa¨ªs de la crisis. Tanto en esos pa¨ªses como en todos los dem¨¢s, el movimiento sindical constituye la fuerza portadora del cambio pac¨ªfico resueltamente a favor del progreso econ¨®mico, la justicia social y la democracia. Como a principios de siglo, el carn¨¦ sindical de hoy sigue siendo un pasaporte para el futuro. La apuesta segura para el a?o 2000.
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